viernes, 24 de enero de 2014

Peligro: celosa en el zulo

Al final de mi última entrada, comenté que La Otra está empezando a tener problemas con sus celos. No lo entiendo, Mr. Lolas tiene mujer y seguro que alguna amante a la que ve nada más salir de aquí. Pero claro, a mí me ve la cara y mi presencia le impide arrojarse a sus brazos en el despacho. Porque tirarse a alguien en la mesa de trabajo pone.

Not so happy lioness, de Tambako de Jaguar
Not so happy lioness, de Tambako de Jaguar
En cuanto le digo hola a Mr. Lolas se convierte en una leona que defiende un territorio que no es el suyo. A mí este tipo ni siquiera me gusta y aunque me gustara,  pensar que ha tenido relaciones con La Lolas me da repelús (eso y que se sorbe los mocos demasiado a menudo para mi gusto). No sé por qué, pero me provoca un rechazo que puede ser tan enfermizo como los celos de La Otra, no voy a negarlo. Además, yo prefiero los espaguetis a las arepas.

jueves, 9 de enero de 2014

¿Érase una vez?

Érase una vez… Perdón, perdón, esto no es un cuento de hadas. Me confundí porque hay brujas, las hay en todas partes y esta historia está protagonizada por dos. También necesitan sus quince minutos de gloria. Estas brujas son de las que en principio no lo parecen, van de buenas pero clavan las puñaladas por detrás. Ésas son las peores, las mejores brujas en realidad.

Hace tres años, al regresar de las vacaciones de navidad, me encontré con un peculiar regalo de reyes: tenía nueva compañera de despacho, la tercera contando con la Cotorra y conmigo. Curioso, porque enseguida descubriría que las dos tienen obsesión por las tetas, propias o ajenas. Ya el primer día, en cuanto nos quedamos solas, me contó toda su vida empezando por su operación de aumento de pecho, ¡por supuesto! Como no le miraba el escote, intentó llamar mi atención menándolas y cuanto menos caso le hacía, más las meneaba, pensé que se le iban a salir. Por esta historia y por su afán de desnudarse delante de mí, mis amigos la bautizaron como la Lolas.