viernes, 23 de mayo de 2014

El imán del desahogo

And What shall I Write, por Lew Holzman (Atribución-NoComercial-SinDerivadas 2.0 Genérica)
And What shall I Write, de Lew (tomswift) Holzman
Hace más de dos semanas que no escribo. No tenía ideas, o no me parecía que las cosas que pasaban a mi alrededor fueran interesantes. Estaba como Nurit Iscar, que al inicio de Betibú se pregunta “¿Por qué tanta gente cree que su vida es única y yo creo que la mía es igual a la de cualquiera?”. Iría un poco más allá y diría ¿por qué la mía es menos que la de cualquiera? Así estaba.

Ya tuve una pequeña crisis hace unos meses. Me obligué a ponerme frente a la página en blanco y la superé. Así que decidí hacer lo mismo. Escribí casi una página y dejé notas para seguir al día siguiente. Hoy es el día siguiente y me ha pasado algo que me ha llevado hacia otro tema. Parece que vuelvo a las andadas, aunque sea de una manera un poco desordenada.

miércoles, 7 de mayo de 2014

Todo por no tener ordenador

Hoy hace una semana que me actualizaron el ordenador. Vinieron a recogerlo a las diez. El día se presentaba largo, así que decidí hacer pequeñas tareas pendientes, como ir a buscar el certificado de retenciones, o acercarme a correos. Además metí un montón de cosas para ir a la biblioteca: un libro, el guion de Cadena perpetua, mi cuaderno de notas, el primer esquema de lo que estoy empezando a escribir. Iba cargada como un borrico.

Los departamentos de administración y recursos humanos están en otro edificio, a unos cinco minutos de aquí. Ya estaba llegando cuando vi el autobús de donación de sangre justo en la puerta. En ese mismo momento decidí que después de recoger el certificado, me iría a donar. Tenía toda la mañana y aún me daría tiempo a ir a correos y a  visitar la biblioteca, aunque sólo escribiera un poco y dejara la lectura para otro momento.

Cuando me acercaba al autobús vi entrar a una compañera. No la conocía, pero llevaba la identificación. Como yo. Por un instante, en vez de darme confianza, me hizo dudar. Tengo pánico a las agujas, sólo con hablarme de ellas me entra una debilidad que me hace temblar las piernas, me mareo siempre que voy a hacer análisis, nunca voy sola, pero pensé en toda la gente que necesita de los demás y me acerqué a la cortina dispuesta a superarme a mí misma.