martes, 30 de septiembre de 2014

Diario de un "Ascenso" (3): la mujer que les susurra a los perros

Lunes 29 de septiembre de 2014

11.45h:

Termino de comer un poco de fruta y voy al baño a lavarme las manos. Mientras me las seco oigo una voz chillona demasiado conocida. Al abrir la puerta se confirman mis sospechas: la Rotten está en el despacho de mi jefa. Bajo corriendo, cojo el móvil, las gafas de sol y salgo a toda prisa y sin despedirme de Mr. Lolas. En la calle doblo la esquina. Hace un poquito de curva. Avanzo para ponerme en un sitio desde el que la veré atravesar hacia su edificio pero es muy difícil que ella me vea. Puede mirar, pero haré como que hablo por teléfono. Espero.

Aparece de pronto. Cruza la primera calle, en el segundo semáforo se encuentra a una señora paseando a dos perros y no puede evitar atacarles a los tres. Sin más ni más se agacha a acariciar a los perros, ¿por qué no le muerden? A ver si alguna vez se encuentra a unos de esos con mala leche y le lanzan un bocado. Está ansiosa por hablar. Sandra estaba con mi jefa cuando ella estuvo allí, pero no se puede explayar, está lo justo para resolver los trámites. Luego no me encontró aquí. Necesita hablar como el agua. No, prefiere pasar sed pero no se puede callar.

lunes, 22 de septiembre de 2014

Vencida

No me apetece escribir. Podría encontrar algún tema, pero no tengo ganas. Lo que conté en mi última entrada sobre la Rotten me hundió. Martes nueve y miércoles diez. Para olvidar. El fin de semana me fui de viaje y no logré desconectar. Me pasé los dos días llorando. Sé que debería plantarle cara, pero ahora mismo estoy aterrorizada y no sé cómo salir de ese hoyo.

Hace un rato que estuvo aquí. Dos veces. Llegué a las cuatro menos cinco y estuve un rato con mi amiga Esther. Le conté que había venido por la mañana y que había pasado de ella. No la podemos criticar porque, en cuanto la mencionamos, aparece. Quiero dominar ese poder que tenemos a ver si también puedo utilizarlo para invocar tíos buenos. Simplemente susurraré “Dani” y aparecerá en el mismo tren que yo, me mirará por encima de su libro con su cara seria de siempre, esta vez un segundo más que normalmente y al bajarnos me dirá: Te acompaño. ¡No, joder! (perdón por el taco). Esos son sueños y últimamente lo único que tengo son pesadillas. Y hoy van tres. En la tercera acabó contándome batallitas del niño de mi jefa, orgullosa como si fuera su nieto: “ya cuando era bien chiquitín yo vi que era muy espabilado”.

Estoy pensando en buscar ayuda. Me ha vencido igual que ha tumbado a otros más fuertes que yo. 

miércoles, 10 de septiembre de 2014

Diario de un "Ascenso" (2): el corte de digestión


Martes 9 de septiembre de 2014

14.45h:

Estoy en la mitad del capítulo diez de Mad Men (primera temporada). Sufro con cada capítulo de esta serie por la situación de las mujeres. Hoy no es una excepción. En mi estado de concentración me pilla por sorpresa que la cabezota de Ascensión asome por la puerta, como jugando al escondite. Tiene sesenta y parece que tiene seis. Y además olvida que la que aparenta cuatro en este despacho es Sandra y hoy no está. En esos momentos de infantilismo parece más Heidi que la señorita Rottenmeier. Ojo con eso que engaña a cualquiera.

Si normalmente me fastidia que se pase por aquí, que venga en mi tiempo libre me fastidia aún más. Este capítulo no es el mejor capítulo de los que llevo vistos (la cosa cambiará cuando pueda terminarlo). Me incomoda un poco ese rollo de Don y Roger con las gemelas, pero quiero saber si al final resulta que tienen dieciséis y los denuncian a los dos. El caso es que queda en suspenso porque la Rotten empieza a contarme sus problemas. Esta vez son las guardias.

viernes, 5 de septiembre de 2014

Doce euros al mes

Parecía que la vuelta después de las vacaciones era tranquila, hasta aburrida. Normalmente me muero de aburrimiento, las mismas tareas día tras día, como Charlot en Tiempos modernos donde se vuelve majara en la cadena de montaje. No me cuesta imaginarme bailando con la aceitera. Pero lo de los últimos días era diferente, todo estaba en silencio, parecía que el edificio estaba vacío, Sandra y Mr. Lolas no montaron ningún numerito, no se me ocurría nada sobre lo que escribir. Hasta que llegó el martes y se desencadenó la tormenta.

Por la tarde, a última hora, cuando la empresa estaba medio vacía, llegó un email de la directora del departamento de Sistemas. Al parecer, en el último año, hemos hecho millones de copias e impresiones y hemos gastado toneladas de papel y para evitar el derroche nos dan un presupuesto de doce euros al mes por empleado. Seiscientas (600) copias en blanco y negro u ochenta (80) en color. Extraordinariamente se puede pedir un aumento cuando la cuenta llegue a cero. Extraordinariamente. Ya estaba el lío armado.