miércoles, 19 de noviembre de 2014

Treinta entradas y una vela

Bengala en la oscuridad
theilr: burn baby burn
Hoy es el primer cumpleaños de mi blog. Sé que suena a tópico, pero cuando empecé no pensé durar tanto por aquí. Ni siquiera pensé que alguien lo leyera, como he contado más de una vez, este sitio es mi terapia, con eso me basta. Sin embargo, algunos os pasáis, comentáis y eso se agradece, se ven otros puntos de vista y es divertido (¡Gracias!). Así que después de superar una crisis, la barrera de los tres meses con un hecho estremecedor, los seis meses mencionados en el primer enlace y mantener con vigencia la cita de Claudia Piñeiro-Nurit Iscar del tercer enlace, estoy dispuesta a estar por aquí otros doce meses más.

Quería que esta entrada fuera especial. Escribí varias páginas, todo espantoso. No quería que fuera un repaso a estos meses, sin embargo tampoco me salía nada interesante con los sucesos de las últimas semanas. He estado más de diez días pensando y trabajando en esto y lo único que mantengo es el primer párrafo. Creo que al final será una entrada como las demás, incluso más corta, sin fuegos artificiales, si acaso un poco de música. Para no fastidiarla demasiado voy a limitarme a contar lo de esta mañana en la estación.

Había avería en el tren, igual que ayer, aunque hoy no me pude sentar. Al menos me encontré con una amiga y el viaje se hizo un poco más llevadero. En Nuevos Ministerios subí por las escaleras mecánicas para ponerme el abrigo. Cuando me acercaba al vestíbulo vi a Diego con su amigo. No sé por qué me entró la sensación de tierra trágame, un miedo irracional, absurdo. No quería adelantarles a pesar de que iba un poco más apurada que ellos. Llegamos a los tornos. Acerqué la tarjeta y, cuando iba a pasar, las portezuelas se cerraron golpeándome justo cuando ellos pasaban por delante. No fue un gran golpe, no salí disparada hacia atrás, ni siquiera estoy segura de que me vieran, pero el tierra trágame de antes se hizo más fuerte en ese momento. Hacía dos semanas que no lo veía y me lo fui a encontrar protagonizando una escena desastrosa de película. Así no hay quien le pellizque ni le ataque, es más, mi confianza está mermada. Quisiera tener una poción como las de los videojuegos para la próxima vez que nos veamos.

En cualquier caso, feliz cumpleaños bloguero.

4 comentarios:

  1. ¡Y que cumplas muchos más!

    Ha estado bien que esta entrada la protagonizara Diego. Un toque simpático :) Las sitcoms son la sal de la vida así que ¡enhorabuena! Has tenido un momento sitcom. A ver si le acabas dando el pellizco y nos lo cuentas. Seguiremos por aquí.

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    1. ¡Gracias, Babilonia! Tienes razón, lo de las puertas fue un momento sitcom total jejeje. Lo del pellizco lo veo difícil porque últimamente se deja ver poco (o quizás es que antes no le prestaba atención y ahora sí), pero lo intentaré.

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  2. Yo he perdido la cuenta de los años de mi blog por no celebrar nada. Creo que el año que viene cumple una década. Pero eso que dices de no tener nada que contar, permíteme decirte que cuentas bien lo que cuentas. Así que cualquier detalle por pequeño que te parezca, resultará interesante en el estilo que llevas. Casi todos llevamos vidas "mínúsculas" y nos identificamos más con lo cotidiano y costumbrista que con las grandes emociones de cine(aunque igual te pueden ocurrir). Felicidades por tus historias. Y por el año. Y cumple con los doce meses futuros prometidos.

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    1. ¡Gracias, S! Espero llegar a ese momento en que no pueda contar el tiempo que llevo por aquí.

      Tienes razón, además a mí me gusta contar pequeñas historias y convertirlas en grandes. Son los pequeños detalles los que muchas veces importan. Sin embargo, me cuesta llegar al momento en que decido coger ese pequeño detalle y darle su momento de gloria en mi papel. Pero seguiré intentándolo.

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