viernes, 11 de mayo de 2018

La ruta de los cajeros



Por la tarde tenía que hacer unas compras y aproveché la hora de la comida para acercarme a un cajero. Desde hace un par de semanas tenemos una hora para comer y salimos una hora antes, así que elegí una oficina que me queda a diez minutos. Al llegar al primer cruce vi a lo lejos al Guardián de la puerta hablando con la chica de la limpieza delante del edificio que le toca este mes. Se me puso un nudo en el estómago provocado por la contradicción, una mezcla extraña provocada por una bofetada de celos porque no era yo la que estaba hablando con él, celos por alguien a quien apenas conozco (con el dato curioso de que no soy una pareja celosa, a ver por qué porras siento eso por un desconocido), más el rechazo a encontrarme con él y que mis hormonas se vuelvan a alterar solo por un saludo.