viernes, 19 de octubre de 2018

Good bye, Don voz sensual

The Lovers, by Paul Day, in St. Pancras Station. Close-up
In each others’s arms, de Dewet 
Hace dos semanas recibí una llamada. Miré con miedo la pantalla. Tranquilidad, el número era de centralita. Pilar, una de las chicas que la atiende, me preguntó si me podía pasar una llamada de Fernando P.  ¡Eso no se pregunta! Y ahí estaba su voz haciéndome resbalar de la silla. Por su tono supe inmediatamente que tenía buenas noticias, que el proyecto había sido evaluado positivamente. “Si estuviera en Madrid iría ahora mismo a darte un abrazo”. Y casi muero. El problema es que ese abrazo nunca va a llegar.

Mi participación en los proyectos termina cuando la evaluación es positiva y la persona que lo gestiona recibe la carta de confirmación, me envía una copia escaneada y, en ese momento, nos despedimos. Con algunas de las personas con las que he trabajado en estos años coincido de vez en cuando, unas pocas ni me recuerdan y solo con una quedo para tomar un café y ponernos al día, aunque sea una vez al año. Esa era la excusa que tenía en mente para cuando Fernando me enviara esa carta: un café para darme lo que me debe.

El jueves víspera del Pilar oí esa voz inconfundible en el pasillo. Los nervios aparecieron no sé de dónde y aun así, salí a llenar mi taza para hacerme la encontradiza. La mala suerte puso a Fernando oculto tras un muro, de frente a la persona con la que estaba hablando. A los pocos minutos de volver a mi sitio, se hizo el silencio. Ni lo dudé. Aprovechando que tenía que imprimir me escapé de la ofi otra vez, pero solo llegué a tiempo de verlo a través de la ventana, ya saliendo del recinto. Me escamó un poco que no se pasara. Estaba en la misma planta que yo y me había prometido algo. Se me pasaron un montón de razones para irse sin saludar, pero no tardé mucho en centrarme en mis cosas ignorando que la tarde aún se guardaba un par de sorpresas.

Pasados quince minutos entró un email. Sin ver la vista previa el corazón me dio un vuelco y, con la mano temblorosa, seleccioné la bandeja de entrada. Ahí estaba su nombre en el remite con la famosa carta adjunta, carta que podía haber entregado en mano. Eso ya me hizo sospechar. Segunda sospecha: “Querida Dorotea”. ¿A qué viene esa formalidad? ¡Si estuvimos flirteando hace unos días! “Tengo la carta en mi oficina, avísame si la necesitas”. ¿Una excusa para vernos otra vez? Si nuestra jefa no hubiera estado en copia, habría mentido como una bellaca: por supuesto que necesito el original, cuándo nos vemos, y de paso convertimos en realidad los relatos eróticos que me inspiras. Un asco, tuve que ser formal. Aun así, le puse que esperaba poder felicitarlo en persona.

GOOD BYE
9/52, de Mischelle
 RING, RING, RING.

Dos segundos después de haber enviado el email llamó mi jefa. Y cayó la bomba. Acababa de leer mi email “tan cariñoso” a Fernando P. ¿Tan cariñoso? ¿Se me ve tanto el plumero? ¿O ha percibido la química otras veces y por eso vio donde yo intenté tapar? Quería decirme, con tono misterioso, incómoda, apenada como si le hablara a una viuda, que Fernando se va en excedencia. Inminente. La ha pedido para ocupar un cargo público. Puede estar dos meses o agotar la legislatura, pero siempre tendrá las puertas abiertas aquí. Y me derrumbé. Solo por dentro, porque en lo que importa sé mantener el tipo, pero sé que ella me oyó tragar con dificultad, los latidos de mi corazón parecían un tambor. También me di cuenta de que mi despedida y mi felicitación encajaban perfectamente para esa salida exprés que yo desconocía y no sabía cómo se lo tomaría al suceder inmediatamente después de comunicarlo. 

Cuando colgué seguía tan paralizada que no fui capaz de reaccionar y enviarle otro email, únicamente a Fernando, despidiéndome de verdad. Había algo especial entre nosotros, independientemente del tipo de relación que tuviéramos, y eso aquí es difícil. Además, todo lo que tiene que ver con él me ha afectado muchísimo y a lo grande: sentimientos, sensaciones, nervios, alegría y, finalmente, pena. Pena que todavía me acompaña, pena porque sentí que algo empezaba sin margen para iniciarlo, pena porque no fui capaz de actuar, pena porque si todo le sale bien ahí fuera, quizás no vuelva. Aunque no debería irme más allá del presente, simplemente pena porque ya no está.

8 comentarios:

  1. 'Ahí fuera' debe ser un lugar inaccesible en una dimensión paralela..., de otra forma esa despedida tan definitiva podría ser tan solo un hasta luego.
    Saludos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. :D Sí, la parcela donde está ahora es como una dimensión paralela. Si cambia de territorio seguramente podría decirle hola de nuevo.
      Saludos y gracias por pasarte.

      Eliminar
  2. ¿Y no hay otras formas telemáticas de hacerte la encontradiza? ¿Ninguna excusa para seguir con los correos dejando caer que esos correos son por algo más pero sin hacerlo claramente?Ya imagino que no quieres que se te vea el plumero como con la jefa. Pero a veces si no se ve ese plumero no sucede nada. Es difícil pero como nunca hay nada que perder...
    Con lo estimulantes que son esos flirteos en un trabajo es triste esa despedida. Por más que te queda ese abrazo imaginado por Fernando si estuviera en Madrid.
    Si se fue sin despedirse puede haber mil razones, la primera de ellas es que ni se imagine lo que te pasa por la cabeza respecto a él. Esa es la más segura. En caso contrario se hubiese acercado como mínimo.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Esos flirteos eran lo único que merecía la pena en la oficina en los últimos tiempos. Creo que si su salida no hubiera sido tan rápida, todo habría sido diferente, al menos habría tenido la oportunidad de tirarme a la piscina, aunque la encontrara vacía. Parece increíble, en estos tiempos de hipercomunicación e hiperconexión, pero no, no tengo ningún otro medio de contactar con él excepto su email corporativo aquí, que ya está desactivado. Puede que regrese, en cualquier caso ahora mismo solo pienso en superarlo y seguir adelante. :)
      Un abrazo para ti también.

      Eliminar
  3. Había algo especial entre nosotros, independientemente del tipo de relación que tuviéramos
    .¿Te dijo algo? ¿por qué dices " Habia algo especial" para ti o para él????


    ¿Por que te ha afectado tanto???
    salieron? se besaron? te dijo que le gustabas?

    Estaba todo en tu cabeza?
    Dices ¿Pensé que algo empezaba????


    ¿Qué te dijo que pensaste que algo empezaba?


    Analiza eso

    Tú te estas creando quizás algo, que nunca paso por la mente de él.
    ¿quien es el culpable?
    quizas vos misma??????


    besos querida



    Además, todo lo que tiene que ver con él me ha afectado muchísimo y a lo grande: sentimientos, sensaciones, nervios, alegría y, finalmente, pena. Pena que todavía me acompaña, pena porque sentí que algo empezaba sin margen para iniciarlo, pena porque no fui capaz de actuar, pena porque si todo le sale bien ahí fuera, quizás no vuelva. Aunque no debería irme más allá del presente, simplemente pena porque ya no está.

    ResponderEliminar
  4. De la última parte de tu texto sacá las conclusiones....lo otro son palabras que salieron de tu mente
    un
    abrazo
    inmenso

    ResponderEliminar
  5. Quiero decirte que me encantas y me gusta lo que escribes...lo mio solo fue respuesta a lo que lei....
    Eres muy buena escritora querida....

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, Recomenzar! Me encantan tus comentarios. Muchas de esas preguntas me las he hecho yo misma y este texto es el resultado de mis cavilaciones. Otras son las que te ha provocado como lectora y tengo que reconocer que me encanta ese efecto. Me gustaría que todos mis textos tuvieran tantas preguntas sin responder. :D
      Un abrazo enorme.

      Eliminar