martes, 15 de enero de 2019

Estilos diferentes

Texto artístico en un cuaderno: Work hard in silence. Let your success be your noise. Frank Ocean
Work hard and let your success be our noise. - 
Frank Ocean, de Paul Muller
Desde hace una temporada Sara Pestes está más insoportable que nunca. Está hasta el moño, se siente infravalorada, tiene un nivel de estrés altísimo y, para rematar, va a impartir un curso, con lo cual, más estrés porque no tiene nada que ver con su trabajo, pero le chupa horas de su jornada laboral. No, espera. El remate de esto es que está y se siente sola, aunque presuma de lo contrario, y no echa un polvo que la destense desde… uf. Así que hace terapia en la mini ofi.

Sandra la lleva mejor que yo, la escucha siempre que se queja porque así recibe una avalancha de noticias, que en realidad son cotilleos y, aunque no la deja trabajar, es la excusa ideal para quedarse más tiempo después de su hora y no aguantar a su familia.  Otra que está sola y presume de lo contrario, así que en cuanto puede también hace terapia aquí.

Para mí, en cambio, el día a día con ella(s) es cada vez más difícil. Ni soy su psicóloga ni su amiga, me importan un comino sus problemas, los personales menos, su charla no me deja concentrarme aunque no le haga caso, los portazos y los gritos al teléfono acaban por desquiciarme y no le desearía su negatividad y su toxicidad ni a la Rotten. Estos últimos días la cosa ha estado tan chunga por un problema que tiene con otro compañero, que me tuve que largar de la oficina un par de veces. Lo que sucede, y no hace falta ser bueno en matemáticas para hacer bien las cuentas, es que me retrasa el trabajo, pero me niego a salir más tarde de aquí por un factor externo a mí. Mi estrés llega a unos niveles tan altos como los suyos. O más, porque ella no me aguanta a mí. Aun así, me niego a confortarla. Yo también estoy sola, sin embargo, prefiero estar sola que mal acompañada. Y la terapia la hago en otro lado, sin molestar. Claramente, estilos diferentes.

Esta actitud mía es algo que ella no puede admitir. Si en el primer párrafo decía que se sentía infravalorada, lo siente porque su ego es tan enorme que no le llega con un

buen-trabajo-Pestes.

Necesita un

grandísimo-trabajo-eres-la-mejor-y-la-más-guapa-y-ningún-espejo-mágico-encontrará-otra-como-tú-oh-reina-diosa.

[¿Cómo este portento sigue sin echar un polvo?]

Mi no aprecio es un insulto así que insiste e insiste. Y cuanto más me niego a hacer y decir lo que quiere, más insiste y más gilipolleces dice. Más fuego para mi hoguera de estrés, más ansiedad. Al mismo tiempo, hacerla rabiar de esa manera es la única gratificación que tengo ya que los estímulos suman cero: ni trabajo interesante, ni gente interesante, ni tíos interesantes. Ni tíos. Punto. Lo siento, las hormonas mandan. Aunque hace unos días tuve una reunión con uno atractivísimo, toda una sorpresa, una mezcla entre David y Yamam. Fue tan bien, se pasó la tarde tan rápido, que estuve en una nube el resto del día. Pero ya sabemos lo que pasa entre esa clase de tíos y yo: NADA.

Con este panorama, mi único aliciente por las mañanas es el desayuno y, como a continuación me toca salir y eso no motiva nada, el tren aun menos que el trabajo, deja de importarme hasta la comida, se me pegan las sábanas, remoloneo más de lo que debería y luego a correr. Así que más estrés.

Todo este rollo para desahogarme y porque es la antesala de mis propósitos de año nuevo. El primero, no dejarme estresar por Sara Pestes. Me tiene que resbalar, no me tiene ni que rozar. Si tengo que pirarme de la mini ofi, me piro. Si mi trabajo se atrasa, que se atrase. Tengo que respirar hondo y meditar, pero nada de dejarme amargar por esta tía. El segundo, no dejarme dominar por la ansiedad nocturna y controlar lo que como. Claramente esto varía según mis niveles de estrés y está íntimamente relacionado con el primer propósito. Y ya si el tipo de la reunión me sorprende y resulta ser un poco menos como David o Yamam, un poco de sexo como tercer propósito no está de más.

Y para terminar

Autor: Mohamed Hassan
Feliz 2019 a todos, aunque nos aproximemos peligrosamente a febrero.

6 comentarios:

  1. El problema de los compañeros que retrasan tu faena está incluso estudiado y es muy real. Desgraciadamente las empresas sólo se preocupan por eso, por el retraso de tu faena. No por el estrés que te causan tus compañeros. De la misma forma que existe la posibilidad de controlar la mala higiene de un trabajador como señalaste por aquí mismo, debería existir un control sobre las personas tóxicas. Si no lo hacen es porque desgraciadamente estas personas saben disimular durante unos minutos o cuando quieren, imagino. Nadie las conoce tan bien como tú cuando las contratan. Y mucho menos las sufren.
    Te deseo que tu 2019 levante un poco el vuelo. Sí, destensarte así como propones es lo ideal.
    Saludos

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    1. Creo que en el caso de Sara, todos saben lo tóxica que es porque se queja con todo el que pilla por banda y muchos la rehuyen, incluida nuestra jefa. Pero, al mismo tiempo, no la aguantan todo el rato. De todos modos, nadie las conoce mejor que yo (y ellas a mí). Nadie, excepto nosotras, sabe lo que cuento en este blog, incluso algunas cosas solo las conozco yo porque se cuidan de hacerlo en ausencia de la otra.

      Gracias por los buenos deseos. Yo también te deso un feliz 2019.
      Un abrazo.

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  2. Vivimos aqui en USA en un pais controlado por un loco el dueño del circo el payaso. La gente actua de acuerdo a lo que ve y aqui todo esta terriblemente cambiado.Te chocan un auto que dejas estacionado inmigrantes que no tienen papeles y la culpa es tuya ya que al no tener papeles no tienen mucho o quizas tengo mas que los demas
    un abrazo querida buen escrito

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    1. Hola, Recomenzar. Gracias por tu reflexión. Lo cierto es que en una situación como esa se debe de sentir absoluta impotencia. Puedes quedarte sin tu coche, lo que te lleva a trabajar, ¿y qué haces?
      Un abrazo enorme. :)

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  3. Dorotea...como llego casi a finalizar el mes de enero, espero que hayas empezado, aunque sea de a poquito, tus buenos propósitos. Porque lo cierto es que son buenos y seguro que si los haces efectivos, aunque al principio te sientas rara por ello, seguro con el tiempo los haces un hábito y con ello el estrés baja.
    Sabes lidiar con gente tóxica ya lo tienes por mano, muchos no hubieran aguantado y: primero, o hubieran renunciado al trabajo o segundo un buen día soleado hubieran entrado con un cuchillo carnicero comprado en una buena "cuchillería artesanal" de esas antiguas con pedigrí que quedan en algunas ciudades y no sabes ni cómo se mantienen...bueno sí...porque les compra gente que luego entran en la oficina cargados de artillería pesada y se cargan a lo matanza de texas a los compañeros de trabajo y ahí se termina el suplicio.
    Pero tu resistencia a esa gentuza es digna de admirar. Y no sé si decirte que podrías estudiar psicología porque con este trío te forras...
    Me parece un muy buen propósito tener sexo, pero no como ese: "no está demás" sino con convicción. Sin prejuicios, sin manías y sin culpa. Conseguir a alguien que te de morbo y que esté ahí para los ratos libres, sin compromiso. Eso te cambiará la perspectiva. ;) O eso creo...jejeje
    Bueno! que lo dicho! que espero que pongas en práctica todos los propósitos y los cuentes! todos! tooooodooosss!
    Muchos besazosssssssssss

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    1. Jajaja. Es cierto, la frase en el propósito del sexo quedó como si fuera algo menor cuando es el mejor de todos. :D
      Los otros, que dependen exclusivamente de mí, los voy llevando. Medito mucho, salgo más de la oficina aunque sea solo para respirar. A veces me siento agobiada porque no hay donde meterse en el edificio, pero respiro hondo, pongo la mente en blanco un segundo, y sigo. Y está funcionando, ya las cenas las llevo mejor. Esa es la mejor señal.
      Y de momento sigo por aquí. Es mi terapia. Y además, me encanta leer vuestros comentarios. :D
      Un abrazo enorme.

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