Bon voyage, my friend, de Nukamari |
Hace un año comencé a colaborar con Dani en un proyecto. Diana, mi jefa, lo controla absolutamente todo desde hace unos dos años y no tengo apenas libertad de movimientos (aunque yo por detrás…), así que ella fue quien decidió cuándo presionarlo, cuándo dejarlo, cuándo machacarlo otra vez y cuándo abandonarlo del todo. Tan maja. Para ella solo somos engranajes metálicos, sin alma, de una cadena de suministros.
Los proyectos que gestiono no son gran cosa. Aparentemente no tienen grandes beneficios y es una pesadez sacarlos adelante, no obstante, un resultado positivo en uno de estos es imprescindible para tener acceso a otros más jugosos. Esto es lo que pasó en el caso de Dani: necesita rematar esto para entrar en otra cosa, solo que mi jefa lo dejó de lado y se armó una gorda. Lo que me extraña es que nadie haya montado un pollo antes porque no es la primera vez que ella hace eso.