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viernes, 3 de marzo de 2023

Las obras interminables

Scaffold, de Matthew Buchanan

Llevamos algo más de un año con obras en el edificio y como me ha tocado cambiarme de sitio me da la impresión de que las he aguantado todas.

Cuando estaba en la cuarta planta empezó la obra radical del quinto. Abajo tabiques, fuera baños, adiós suelos… Hola taladros, radiales y martillos. Unos seis meses. Seguían con ella cuando me mudé a la Sala de Control. Y lo hice por otra obra. Esta la aguanté menos porque estaba en los bajos fondos del edificio, pero sufrí las consecuencias del cierre de esas dos plantas. No había cocina donde fregar, ni microondas donde calentar, ni impresora.

Después de eso tuvimos un par de meses bastante tranquilos, aunque con obras menores en algunas plantas, como cambios de puertas y de aire acondicionado. Sin embargo, llegó el año nuevo y todo se intensificó otra vez. Primero con una obra en la primera planta, justo sobre nosotras. Luego con el lavado de cara del edificio.

miércoles, 11 de enero de 2023

La despedida (3): el adiós que no llega

Señoras, señores:

La jefa saliente sigue aquí.

Queen Victoria wearing headset
wr nt lol, de Danny Ayers

No es que esté disponible por si tenemos alguna pregunta que hacerle, para atar cabos sueltos o para dar apoyo moral. No. Está conectada activamente en horario de oficina gestionando de manera independiente a espaldas de la jefa nueva, tomando decisiones que ya no son suyas, ocultando información y monopolizando a Sandra. Suponemos, aunque no sabemos con certeza, que lo hace con el beneplácito del superjefe, que si para mí ya estaba caído del pedestal, ahora está hundiéndose en el subsuelo por permitirle que siga amargándonos la vida.

El día antes de irnos de vacaciones me llamó para que subiera a su despacho prestado. Me dio una tarjeta regalo para unos grandes almacenes españoles de cierto renombre. La verdad es que siempre fue generosa. Que yo sepa, también les dio una a la Rotten, a Mike y a Pablo. Me pareció raro que Sandra no me comentara nada al respecto. Como no la vi salir en ningún momento de nuestra sala de control, preferí ser discreta y no mencionarle nada. Ya está bastante mosqueada porque no le han dado la gratificación de fin de año que nos han dado a los demás en el equipo como para que le diga que esta mujer, con lo que la exprime, la ha dejado sin regalo de despedida. Por mi parte, no sé qué haré con ese dinero. Sabéis que no sería la primera vez que tiro un regalo suyo, pero es que es pasta, así que algo me compraré… o algo le compraré a alguien.

viernes, 2 de diciembre de 2022

El éxito laboral

Euro (Christopher Lotito)
Hace unos meses quedé con Paula para tomar un café. No coincidimos muy a menudo, así que el tiempo que nos vemos no llega a nada, para ponernos al día rápidamente y poco más. En ese café, mientras le contaba en qué andaba metida con mis manzanas (y ella es una de ellas) me preguntó si no me gustaría serlo también, que por cómo hemos trabajado, cree que se me daría bien. Unas semanas más tarde, Sandra me dijo que yo sería una buena manzana porque puede no gustarme hablar en público, pero lo disimulo lo suficiente para que no se me note y, además, lo hago bien. Me quedé un poco perpleja porque no haría ese trabajo ni por todo el dinero del mundo, pero ellas tienen una percepción de mí completamente diferente a la que tengo sobre mí misma.

Estamos en un mundo bastante centrado en los ascensos y en el éxito laboral, al menos en ciertos entornos. Es frecuente que se premie a los empleados subiéndolos de peldaño: un cambio de título, un buen montón de responsabilidades, aunque no siempre una subida de sueldo (que se lo digan a Sandra). Nuevos puestos en los que la gente no rinde de la misma manera aunque esté preparada porque nadie se ha parado a pensar que esa persona era buena en su trabajo porque le gustaba, se le daba bien o se sentía cómoda, pero no le gustan las nuevas tareas, o detesta hablar en público o quizás lo suyo no es gestionar a los que antes eran sus compañeros.

martes, 15 de noviembre de 2022

Segunda oportunidad

Puerta abierta. De fondo, luces de colores
Leave it open, de Tim
Nino y yo hemos tenido una relación de tira y afloja desde el día que nos conocimos. Le he dado muchas vueltas a nuestro primer encuentro porque creía que tenía la clave de su comportamiento conmigo. A veces gestos normales para una persona pueden ser ofensivos para otra de una cultura diferente. Nunca saqué nada en claro y de ahí salió mi primera entrada sobre él con mis impresiones sobre el asunto.

Cuando empezamos a colaborar, se soltó un poco al comunicarnos por email, era hasta majo, como decía todo el mundo, aunque evitó contactar conmigo para entregarme unos documentos y usó una intermediaria. Estuve a punto de hacer la misma jugada para devolvérselos, pero decidí no escurrir el bulto.  Hace unas semanas acudí a un evento en el edificio donde trabaja y pensé que era la ocasión perfecta. Le escribí y le pregunté si le venía bien que nos viéramos antes del sarao. Él también iba a ir, pero no quería que tuviera que cargar con los papeles entre copa de vino y canapés. Y debo confesar que quería verlo sin toda esa gente a nuestro alrededor, solo por si acaso me atrevía a cantarle las cuarenta. Spoiler: no me atreví. ¿Alguien dudaba?

viernes, 3 de junio de 2022

Dos opciones

Ilustración, flor en forma de corazón en la boca
Autora: Judite B

Entró por sorpresa mientras estaba trabajando con la Rotten. Dije un hola discreto, para no quedar como una maleducada y al mismo tiempo mostrar cierta indiferencia. Casi ni lo miré. Me sumergí en mi pantalla de nuevo, pero él no se dio por vencido y me saludó expresamente HolaDoroteacómoestás. De carrerilla, quizás más decidido de lo que en realidad estaba, pero amable, como si nada hubiera pasado. Como si ahora yo fuera la mejor del mundo porque hice mi trabajo genial. Como si quisiera llamar mi atención. Como… 

... Como si le gustara...

Le contesté por educación y le devolví la pregunta. Me di cuenta de que mis sensaciones empezaban el camino hacia el odio porque no se me ha pasado el enfado, pero también un cosquilleo en la tripa por verlo después de varios meses. Esos ojos oscuros y dulces sonriéndome por encima de la mascarilla, clavados en los míos… Mierda. En mi imaginación, mi cabeza se despeñó con todo su peso hasta mi ombligo. Nadie se dio cuenta, pero me hice una bola.

jueves, 12 de mayo de 2022

De versión en versión (2): El violador

Carte campaña ¡Ni una! Ayuntamiento de Madrid
¡Ni una!, de Dorotea Hyde

Dorotea:

Aún estaba hablando con la señora Hyde, preguntándole qué tal habían amanecido ella y el señor Hyde. Le encanta contarme dramas nada más levantarse. Tenía que ser algo que la animaba a enrollarse más de lo normal, la guerra en Ucrania o algo sobre una serie que estamos viendo, porque eran casi las diez cuando oí las voces y aún estaba al teléfono. Una planta de diferencia (esto lo supe después), más los auriculares encajados en mi oído haciendo vacío, más mi madre cotorreando, amortiguaron el volumen y el tono de la algarabía de fondo. Sentí que había jaleo, pero no sabía si era bueno o malo. Los gritos de alegría a veces no se diferencian de los de dolor o terror. De pronto, Merche, la señora de la limpieza, salió al descansillo. La siguió corriendo Marisol Marinube. Como entraron y no me dijeron nada, seguí a lo mío.

 

Marisol Marinube:

Tienes que cerrar las puertas. Había un hombre masturbándoseenelportal. Luego siguió a una de las chicas de la planta de abajo, ¿no oíste el jaleo? Al parecer intentó llevarla al ascensor, pero ella se dirigió a las escaleras y subió y pudo pedir ayuda.

viernes, 17 de diciembre de 2021

Déjà vu improvisado

Todo parece repetirse.

Aunque algo es similar, es distinto.

Ha habido varias olas. Quizás es que no en todas estábamos trabajando presencialmente y por eso no comentamos, pero volvemos a sentir lo mismo que en marzo de 2020, antes de irnos para casa por tiempo indefinido. Les dije que ahí fuera nada es igual y creo que no lo va a ser (ojalá no me equivoque), pero la inquietud dentro es la misma y el miedo libre.

martes, 14 de septiembre de 2021

Acto de bienvenida 4ª ed.: Normalidad y punto

Vaso de agua
Glass, de MrHayata
Estuve pensado qué iba a ponerme unos dos meses porque muy poca ropa me sirve. Me compré un vestido. La compra fue un lío porque no podía probarlo en la tienda y tuve que cambiarlo dos veces hasta que di con la talla que me iba bien. Y al final lo descarté, improvisé y opté por algo casual, tampoco hay que ir de tiros largos, la gente ya no lo hace y el humor no estaba para ponerse elegante y pintarse el ojo. Eso sí, elegí una parte de arriba roja.
 
El mal humor fue in crescendo durante toda la semana. Me ponía enferma tener que ir por ser en un sitio cerrado en el que habría una multitud y por tener que estar rodeada de gente sin mascarilla. Felicitaciones a los que hacen botellón y tan pichis. Yo no estoy preparada para eso. Y este evento no deja de ser un botellón, solo que con licencia y en el interior.
 
Llegué con tiempo porque no sabía muy bien cómo llegar al nuevo edificio (al final no trabajo allí), además, antes quería saludar a una amiga. Me perdí: cogí el atajo que no era. Tuve problemas para entrar porque el sistema me decía que no estaba registrada. Parece que a los empleados antiguos nos dejan de lado y no pienso hacer nada por registrarme ni por darles una foto para que utilicen los indicadores biométricos de mi jeta. Tanta antelación para llegar con el tiempo justo y creo que fui la última en entrar, aunque nadie se dio cuenta.

viernes, 3 de septiembre de 2021

A pesar del ruido

La vuelta al trabajo después de las vacaciones suele estar marcada por esperanza. La esperanza de que tras el descanso las cosas sean diferentes, de que hayan cambiado un pelín, de que nuestras compañeras y nuestras jefas vuelvan como la seda y no sean tan porculeras, de que al fin haya una motivación para levantarse, de que el transporte público funcione bien por una vez. La misma esperanza que se tiene cuando se comen las uvas en año viejo y esperas que el año nuevo sea diferente, mejor. Solo que el año nuevo es un segundo después y estás igual, pero con la copa de champán medio vacía (con suerte) en vez de estar medio llena. 

jueves, 8 de octubre de 2020

Covid-19, Diario de un encierro (17): En casa otra vez

Lunes 28 de septiembre de 2020

Hoy he ido a la oficina, pero he dejado todo más o menos organizado para no volver en dos semanas. Aún tendré que ir a clase de inglés, pero por lo menos voy a dejar de frecuentar ese edificio en el que aparecen casos de covid-19 como setas. Están empezando a alertar del peligro de los aerosoles y la gente llega a sus oficinas y se quita la mascarilla. Ahora mismo todas las oficinas están compartidas por turnos, por mucho que limpien las señoras de la limpieza, si no ventilan (y está claro que no lo hacen, visto lo visto) y el siguiente en entrar también se descubre, ¡zas! Diana.

La Rotten y yo nos enteramos de que Gema, una compañera de la tercera planta, también está enferma. Lo peor de esta mujer es que llevaba al menos una semana con síntomas y no fue al médico ni le dio importancia. Fue a comer con su familia a casa de sus padres, a una reunión de departamento, recorrió las instalaciones porque ella es quien lleva control de dónde se sienta todo el mundo y, si no llega a ser por Marisol/Marinube que le comió el coco para que fuera al médico, seguiría todavía como Perica por su casa por ahí.

viernes, 25 de septiembre de 2020

Juani la loca, la empresa y la covid-19

Social distance marks, de Tom Maglieri

Dudaba si escribir esta entrada para mi blog principal (este) o para el de Los locos indeseables, ya que la protagonista va a ser Juani la loca, una de las pacientes de los indeseables con una cita pendiente. Al final me decidí por este porque la temática, la covid-19 (qué horror, sí, otra vez), es la coprotagonista de la historia.

Juani y yo hemos sido siempre como agua y aceite. Circe me decía que entre nosotras la tensión se podía cortar y yo le respondía que, por mi parte, tensión ninguna pero que no tenía nada que hablar con esa mujer y no hablarle significaba rehuirla en muchas ocasiones. Aun así, soy normal y tengo sentimientos, así que cuando la vi hace unos días, un miércoles, en el segundo piso del edificio donde trabajo después de muchos meses de pandemia y sabiendo que había estado de baja por un problema de riñón y por un cáncer de mama, le pregunté cómo estaba. Me dijo que bien y cada una siguió su camino.

martes, 21 de enero de 2020

¿Se avecina mudanza?


Fachada de un edificio de oficinas
The Office, de John
Hace unos meses escribí sobre la mudanza del curso que viene, el tema estrella que tiene a todo el mundo loco y a mí harta. No pensaba escribir de nuevo hasta que el cambio fuera efectivo, pero ha habido tantas novedades que se han quedado viejas.

Primero nos dijeron que no íbamos al edificio nuevo, que el edificio donde trabajamos ahora se cerraría y que al personal de mi departamento le habían asignado puestos en un piso de oficinas muy cool en una avenida con solera. Pasaron dos meses hasta que llegaron nuevas noticias completamente diferentes. Y en esos dos meses Sandra me calentó la cabeza hasta casi hacerla estallar.

lunes, 9 de diciembre de 2019

Convidada de piedra

Puesto callejero de frutas y verduras (Segovia)
All kinds, de Gregorio Puga Bailón
Las reuniones de trabajo son un peñazo. Por suerte, no tengo que asistir a muchas y casi todas son necesarias para revisar ciertos puntos del trabajo o para que avancen los proyectos que coordino. Sin embargo, de vez en cuando me toca alguna insufrible que no está relacionada con lo que hago y a la que ni siquiera es necesario que asista.

Imaginemos que trabajo en la frutería de un supermercado, que soy la encargada de mantener las frutas al día y tengo una compañera que se encarga de las verduras. Todo el mundo ve todo junto, en armonía, combinando los colores y piensa qué bonito, pero… Yo podría aconsejar para que alguien haga una buena elección entre una golden, una reineta o una starky para hacer una tarta o cuál combina mejor con la lombarda, aunque no podría decir mucho acerca de la temporada en que se puede encontrar la lechuga romana, la de hoja de roble o la escarola o cuál es la más tierna. Pues eso ha pasado en mi última reunión, que era para verduleras (sin otra connotación que la de vendedora de verdura) y no para fruteras.

viernes, 27 de septiembre de 2019

Las botellas de agua

Recepción en obras
Sin título, de Associated Fabrication
Hace justo un año, el edificio donde trabajo se quedó sin recepcionistas. Fue una faena que nos atormentó gran parte del curso porque, por la localización de la mini ofi, todo el mundo parecía caer aquí como por arte de magia, empleados o visitantes, daba igual. Venían de cualquier planta, a veces dando rodeos, con asuntos más o menos inverosímiles que no podíamos (ni queríamos) resolver por no ser de nuestra competencia. Pero el mayor problema de todos fue en el que me metieron las chicas de la limpieza, aunque también tengo parte de culpa por no haberlas enviado al cuerno a tiempo.

miércoles, 18 de septiembre de 2019

Acto de bienvenida 3ª ed.

Mujer de rojo posando para fotógrafa
Casting Shadows, de Ian Sane
Miércoles. Acto de bienvenida a los nuevos. El tercer año que acudí, siempre de mala gana, deseando que pase pronto y cruzando los dedos para no sentirme excesivamente incómoda. Me eché protector para no quemarme y cogí el sombrero por si nos tocaba al sol como el año pasado, me puse una chaquetita por si nos tocaba en la sombra como hace dos años y salí.

Llegué pronto al patio del edificio donde trabajaba antes. Solo estaban mis compañeras de departamento, los camareros y… uf, cojo aire, Luis el bibliotecario sentado en un banco. Luis es raro, muy raro. Por suerte solo lo encuentro una vez al año porque trabaja fuera de Madrid, en la sede de la empresa B, pero tengo muy en mente que en el evento del año pasado no se despegó de mí y sus ojos se lanzaron a por mi escote más de lo necesario, muchísimo más de lo que es cortés. Me hice la despistada para no saludarlo, pero enseguida se unió a nuestro grupo y no tardó nada en tirarme los tejos y hacerme proposiciones para comer juntos entre miradas que prefiero no catalogar. Aunque no le di señales de reciprocidad, al contrario, lo rechacé, siguió insistiendo e insistiendo, aun más cuando mis compañeras se separaron del grupo (capullas).

jueves, 24 de enero de 2019

Adictas a las llamadas


Dulces navideños
Süße Weihnachtsdekoration mit Keksen,
El día de año viejo vi una llamada perdida de una de mis primas segundas, personaje que me cae bastante mal pero con la que tengo un compromiso adquirido no sé cómo ni cuándo: nos llamamos por nuestro cumpleaños y nuestro santo. Yo, que no soy católica (y ella tampoco), felicitando un santo y recibiendo felicitación por ello. Cumplimos y santeamos con solo una semana de diferencia en dos meses distintos, así que dos veces al año tengo sobredosis suya por ese contacto no deseado que no sé cómo evitar, ya que mis dos días son antes que los suyos y la tengo puntual sin siquiera darme opción a nada.

El día de año viejo es un día bastante ocupado para mí. Me toca preparar la cena en casa más el postre del día de año nuevo así que ando de un lado para otro sin parar y, a no ser que lo use para consultar la receta, el móvil se queda en la habitación. Y ahí estaba su perdida, cuando lo consulté un momento para saber un ingrediente. No pude evitar ponerme de mal humor. Por un lado estaba llamando a destiempo porque en el dos mil dieciocho no nos felicitamos el santo (por fín, jolín). Por otro, ¿qué porras me quiere decir? ¿Feliz año? Pues que me escriba, que le sale más barato.

miércoles, 5 de diciembre de 2018

El marrano


A red panic key
The panic key, de Phil Romans
Llamada de la Rotten.

De nuevo aparece el inicio de entrada más recurrente en mi blog. No puedo evitar sentir pánico cada vez que veo su nombre en la pantalla. Aun así, levanté el auricular, hola, porque está menos intensa, hola, en un susurro misterioso. ¿Eh? ¿Y ahora qué le pasa? El caso es que tanto secretismo me enganchó como en una película.


¡Por fin! Por fin va a cortar conmigo. Ay, no. No era eso. Era sobre alguien de aquí. Yo escamada, preocupada. Bajó aún más el volumen ¿Te viene bien a las dos? Necesito tu ayuda para ayudarle. ¿Mi ayuda? A pesar de ser mi hora de la comida le dije que viniera. En los días que tengo inglés como mientras trabajo para recuperar algo del tiempo. Mejor así que a las seis.

miércoles, 29 de agosto de 2018

Cambio de perspectiva

Silueta de hombre de espaldas, en contraste con la luz amarilla de la ventana
Scary hall, de Leo Hidalgo
A Dani le gusta Valentina y a Valentina le gusta Dani. Qué complicado, piensa él sentado en su nuevo despacho mirando a través de la ventana. Pero ya basta de contemplar el fabuloso patio lleno de árboles y de flores. Ha estado bastante raro últimamente aunque haya intentado disimularlo y no quiere que su compañera le pregunte y lo presione para responder. No volverá a ver a Valentina ni al otro lado del cristal ni en ninguna otra parte, eso es lo que pasa, y ni uno de esos colores puede arrancar el gris de su interior porque a veces, solo a veces, las cosas fáciles no lo son tanto, o quizás él mismo las complica dándoles una importancia que no tienen.

Hola. Qué tal el fin de semana. Básico.

Qué calor hace hoy. A ver si deja de llover. Fundamental.

Imposible.

jueves, 22 de diciembre de 2016

Diario de Sandra (3): comida de Navidad

Lunes 12 de diciembre de 2016

15:52h

Salimos de la comida de Navidad. Sandra ha estado callada prácticamente todo el tiempo, incluso antes del gran anuncio en los postres. Nunca la había visto fuera del zulo, con otra gente que no fueran Ana y la Rotten. Parecía metida en su cascarón. No es que yo hablara mucho, no tenía nada que decir en la mayoría de conversaciones que sobrevolaban la mesa, pero ella no solo estaba callada sino que podía ver cómo se encogía a mi lado.

La calle. Nuestras compañeras hablando. Ella y yo en silencio, incómodas. Incómodas porque sé que ella está a punto de manchar las bragas del susto. Se lo noté sin verle la cara. Quiere ocultar la verdad, fingir que todo va bien, pero a mí hay poco que pueda ocultarme. Su actitud forzada para tapar lo que realmente le pasa por dentro me ha enseñado a leerla como un libro abierto. Si se comportara de manera sincera, probablemente no sabría qué pasa por su cabeza, habría un pequeño espacio para la improvisación y los imprevistos. Tendremos un comienzo de año movido. Sí, bueno, por decir algo. Silencio otra vez.

viernes, 16 de diciembre de 2016

Diario de Jekyll (2): Comida de Navidad

Miércoles 7 de diciembre de 2016

12:20h

Luces de árbol de navidad
Office CHRISTmas Tree, de Daniel Go
Me llama mi jefa. Ha pensado que el lunes que viene podríamos comer, con Sandra y Sara Pestes. Es decir, las cuatro del departamento, sin contar al super jefe y a Violeta. Qué raro. En nueve años nunca hemos tenido comida, ni cena de Navidad. Cada edificio o departamento (depende de dónde estemos ubicados) celebra su fiesta particular y siempre a cargo de los empleados. En mi primera Navidad mi jefa organizó unos pinchos para los del edificio, como hacía siempre. En la segunda, ella no pudo y nos encargamos Inés miradas indiscretas y yo. En la tercera pensamos que deberían tomarnos el relevo. Nadie lo hizo. Así que es algo de lo que me he librado todo este tiempo, porque esa tercera Navidad coincidió con la llegada de gente nueva y el enrarecimiento del ambiente.