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viernes, 17 de junio de 2016

Volvemos a ser tres

Tres velas rojas, una vela gris
Three prayers bruning, de Wayne S. Grazio
La última semana ha estado plagada de acontecimientos. El principal es que tenemos compañera nueva en el neozulo. Me enteré el viernes pasado pero no sabía fijo si la iban a poner aquí o abajo con Grace. Como soy tonta avisé a Sandra para que se fuera mentalizando de que podríamos tener compañía. Si hubiera sabido lo que pasó después, no le habría dicho ni mu.

Cuando llegué el lunes no había rastro de Celia, la nueva. Simplemente pensé que habría retrasado su incorporación. No tardé en enterarme de que ya había empezado. Fui a buscar unos documentos al despacho de Grace y me confirmó que estaría con nosotras, solo que no tenía ordenador y estaba trabajando con sus jefas. Mientras estábamos cuchicheando apareció Celia y  me la presentó. Parece maja, pero tendré que esperar a que pasen unos meses de convivencia y coja confianza para saber si es buena compañera (y buena compañía) o no.

Nada más salir por la puerta hizo aparición mi jefa. Peleó mucho para que no pusieran a nadie más aquí, me lo dijo como disculpándose. Lo que no sabe es que yo estoy encantada, a ver si de una vez Sandra se corta un poco y deja de montar espectáculos. De paso que nos encontrábamos aprovechó para contarme que había un problema con la base de datos con la que estamos trabajando. Mi mente se ofuscó. Subí corriendo y me puse a repasar como una loca a ver si en mi parte también había fallos. Esto es lo que pasa cuando alguien no tiene seguridad en sí misma: si otros se equivocan piensa que también lo ha hecho mal. Terrible pero cierto.

viernes, 29 de enero de 2016

Tiempo de tormenta

sombra de hombre con paraguas de colores, gotas de lluvia en una ventana
Rain man, de Bjørn Giesenbauer
Es difícil encontrar tema sobre el que escribir. A veces tomo notas con ideas en un par de palabras, otras espero a que pase algo por la ofi para empezar a escribir, en la época de la Rotten y su circo de pulgas escribí algunas entradas en forma de diario, de hecho, las titulé Diario de un ascenso, juego de palabras con su nombre. No suelo conservar aquellas que escribo y no publico. Sólo reciclé una que transformé en cuento y ésta. La empecé el dieciséis de diciembre y estuve a punto de borrarla, no lo hice por una de esas casualidades que parecen mágicas y aquí estoy, sirviéndome de ella. Y es que la tormenta ha vuelto.

Sandra tiene un problemilla con su trabajo. La entiendo. Aunque no hacemos lo mismo, no nos dedicamos a nada entretenido, estimulante o enriquecedor. A veces tengo la sensación de estar en una especie de cadena de montaje oficinesca de la que es difícil salir. Por eso busco cosas para hacer fuera. Ella tiene a sus hijos, su vida fuera de aquí son ellos, pero ¿es suficiente eso para llenar a una persona?

martes, 19 de enero de 2016

Adiós, zulo

Hay una expresión en inglés que dice No news is good news. Suelo decir algo parecido en español cuando, en el trabajo, me preguntan por las novedades y no las hay. Si pasa algo suelen ser marrones, bajadas de sueldo, viejas de la limpieza que se extralimitan o encuentros en la cuarta o quinta fases con extraterrestres que nunca han salido de la Tierra. Para mi alter ego real es una porquería, para el blog es una maravilla porque se nutre de todo lo que sufro. A veces pasan cosas positivas y, de hecho, como excepción, voy a hablar de una ellas.

Redoble de tambores y un par de cañonazos, por favor:

¡ME CAMBIAN DE DESPACHO!

Fuegos artificiales de color azul
Blu, de Conan

viernes, 13 de noviembre de 2015

Las cotorras frívolas

Mis compañeras llevan dos semanas que no callan. No puedo concentrarme, no puedo trabajar. He tenido que hacer unas búsquedas de información, leerme unos cuantos artículos del BOE. Me llevó como cuatro días lo que tenía que haber hecho en uno. Tampoco podía desahogarme en mi cuenta de Twitter porque si Sandra se pone de lado ve mi pantalla. Y se pasa todo el día de lado para hablar con Ana. Escribir un post queda descartado por el mismo motivo. ¿Qué hacer? Comerme los mocos. Así que he estado dos semanas sin hacer prácticamente nada de curro, intentándolo pero sin avanzar. Ha sido como volver a los tiempos de la Lolas pero sin sacar el cabreo a la red.

Señora de la limpieza hablando por teléfono
Trabajando duro, de Dorotea Hyde.
Los importantes temas en los que emplean toda la mañana son: el divorcio de Gwen Stefani; las Kardashian, ya sea su culo o su dinero; un trabajito de diseño que Ana le está haciendo a Sandra; otros cotilleos, sobre todo cotilleos, aderezados con recetas de lasaña, planes para ir de compras en horario laboral y las carcajadas de siempre viendo vídeos. Sí, las carcajadas han vuelto. De vez en cuando se les una la Arpía, que ha perdido el móvil y viene a informar puntualmente de su cero avance en la búsqueda. Y la semana pasada tuvimos que aguantar las gestiones telefónicas de Sandra poniendo en alquiler su piso. De nueve a tres deben de estar calladas una hora discontinua.

Por esto y por otras cosas me siento una perfecta inútil. La desmotivación reina en mi día a día aquí. Lo único que me mueve es saber que esto paga mis clases de inglés en las que me lo paso genial y que cuando salgo tengo un par de proyectos de lo que realmente me gusta esperándome. No sé si lo hago bien o mal, pero al menos disfruto. En fin, que tampoco se puede esperar mucho de un sitio en el que la señora de la limpieza habla por teléfono desde la recepción (véase foto). 

martes, 15 de septiembre de 2015

¿Cuándo es agradable trabajar aquí?

Va siendo hora de que retome el blog. El descanso que me he tomado en vacaciones se está alargando demasiado. He perdido la costumbre y no siento necesidad de abrir la página en blanco, enfrentarme a ella y además escribir algo ingenioso (o algo que intenta serlo).

Las tres semanas que llevamos han sido tranquilas, pero han pasado cosas. Para empezar, la Rotten sigue con su frenesí pulguero. Pensábamos que a la vuelta estaría un poco mejor, qué inocentes. La buena noticia es que no puede venir a vernos porque tenemos moqueta. La mala es que está en manos de un médico sectario que la va a llevar a un destino que no quiero ni imaginar. Sigue casi al pie de la letra la orden de no entrar en sitios con moqueta o sillas de oficina para cerrar el círculo vital de las pulgas. Esta orden implica dos cosas. La primera, que ella lleva las larvas allá donde va como si fuera un perro. La segunda, que las pulgas están en todas partes. Se compadece de nosotras por estar en un cuarto con moqueta. Tía, compadécete porque no tenemos ventana y estamos hacinadas en un zulo enano, no por tener moqueta.  Hemos sabido que tuvo una reunión y se sentó en el pasillo, para no pisar la moqueta del aula. Va en picado.

 The Man Who Fell To Earth, de Trevor Butcher
The Man Who Fell to Earth, de Trevor Butcher

lunes, 15 de junio de 2015

La bella durmiente reload

Le he dado muchas vueltas a este último post, no sabía si contarlo de manera realista con un toque de ironía o darle una pequeña vuelta y convertirlo en un cuento de brujas. Después de tener escritas las dos versiones, me he decidido por la versión realista. Aunque la versión cuento tenía su gracia, no captaba del todo la esencia de la situación.

La historia empezó unos días antes del Corpus. Sandra decidió a última hora que se iba de viaje a su país en ese puente. Necesitaba un reajuste en las bolsas de los ojos y todos sabemos que no hay nada mejor que una juerga con mucho alcohol para eso. Compró los billetes el lunes de esa semana así que no pidió el día con el tiempo obligatorio para hacerlo. Aquí ya nos encontramos con el primer privilegio. El segundo, que ni ella ni mi jefa avisan a Recursos humanos, así que da igual la antelación. En la práctica, se coge más días que los demás.

10 hours later - viviandnguyen_
10 hours later, por viviandnguyen_

viernes, 27 de marzo de 2015

Inicios

Llevo en este trabajo siete años, seis meses y veintiséis días. Recuerdo mi primer día como si fuera ayer. Casi en completa soledad. Mi jefa no pudo dedicarme más de cinco minutos para explicarme el funcionamiento de la empresa, ni siquiera qué tenía que hacer o por dónde empezar. En realidad ese día fue una señal bastante fiable de lo que me esperaba aquí: soledad, soledad y soledad. Aunque gracias a eso también gané mucha independencia y autonomía, lo que me ayudó a ser resolutiva y a tener que moverme para salvarme el culo.

Al principio fue duro. En mi trabajo anterior estaba en una sala enorme, sin división de ningún tipo, llena de periodistas comentando continuamente las noticias, preparando sus piezas para el informativo del mediodía, televisiones funcionando siempre. Movimiento continuo y paredes de cristal con chorros y chorros de luz entrando por todas partes. Acostumbrarme al zulo me llevó muchos meses. Creo que tardé unos dos años en adaptarme y no deprimirme en invierno.

martes, 14 de octubre de 2014

Adiós, Mr Lolas

Una silla vacía. Hoja en el suelo
Alex Torres: la silla vacía
Mister Lolas nos ha dejado. Aunque quizás debería empezar diciendo que ya no es Mister Lolas, así que voy a llamarle por su nombre, que se lo merece. Óscar. Me da pena. Primero porque me caía bien, aunque apenas hablaba con él. Segundo porque con todo lo que sé de y por su mujer, me daba un poco de lástima, la lástima me llevaba a la compasión y la compasión a la empatía. Tercero, por egoísmo, porque sin él, ¿a quién se va a agarrar Sandra? Pues a mí. Tendré que empezar a traer tacones de nuevo para pisotearle de vez en cuando los dedos gordos de los pies.

Ayer, antes de quitarse el abrigo, ya me atacó con la noticia que ella conocía desde hacía días. Desde el momento en que lo supo, no paró de insistirle al pobre chaval para que me lo dijera y así poder cotillear conmigo. Y él nada. Según lo que me dijo, la pone enferma, no lo soporta, odia tener que arrancarle las palabras. Todas sabemos que es mentira, pero si ella se lo cree, adelante, cada uno busca su propia felicidad como puede.

miércoles, 10 de septiembre de 2014

Diario de un "Ascenso" (2): el corte de digestión


Martes 9 de septiembre de 2014

14.45h:

Estoy en la mitad del capítulo diez de Mad Men (primera temporada). Sufro con cada capítulo de esta serie por la situación de las mujeres. Hoy no es una excepción. En mi estado de concentración me pilla por sorpresa que la cabezota de Ascensión asome por la puerta, como jugando al escondite. Tiene sesenta y parece que tiene seis. Y además olvida que la que aparenta cuatro en este despacho es Sandra y hoy no está. En esos momentos de infantilismo parece más Heidi que la señorita Rottenmeier. Ojo con eso que engaña a cualquiera.

Si normalmente me fastidia que se pase por aquí, que venga en mi tiempo libre me fastidia aún más. Este capítulo no es el mejor capítulo de los que llevo vistos (la cosa cambiará cuando pueda terminarlo). Me incomoda un poco ese rollo de Don y Roger con las gemelas, pero quiero saber si al final resulta que tienen dieciséis y los denuncian a los dos. El caso es que queda en suspenso porque la Rotten empieza a contarme sus problemas. Esta vez son las guardias.

jueves, 10 de abril de 2014

¿Será envidia? ¿Soledad? ¿O qué?


Rainy, por « м Ħ ж ». Atribución-NoComercial-SinDerivadas 2.0 Genérica (CC BY-NC-ND 2.0)
Rainy, de « м Ħ ж »

Cuanto más solitaria se siente una persona, más a menudo se ducha o se baña, más caliente le gusta que esté el agua y más tiempo se queda bajo la ducha. Lo que eso nos dice es que las personas solitarias están reemplazando, sustituyendo el calor social que no tienen en su vida, que les hace sentirse solos, por calor físico”.

Estas palabras son del profesor de psicología en Yale, John Bargh, en el minuto 16:50 del documental El cerebro automático: el poder del inconsciente (es el segundo de dos documentales sobre el funcionamiento del cerebro) y vienen de perlas para lo que iba a escribir sobre mi semana en el trabajo.

Antes de hablar el profesor Bargh, se ve a una parejita en la ducha. Pensé cuánto me gustaría estar en su lugar, ya hace algún tiempo que no me toca. Y entonces, ¡zas!, aparece Bargh soltando esa retahíla. Inmediatamente aparecieron en mi mente las imágenes de mis duchas este invierno, en las que no cierro el grifo del todo mientras me enjabono porque siento frío. Vivo sola desde hace años, me gusta, me siento bien llegando a casa y teniendo todo para mí. Sin embargo, esa ducha del documental hizo click como lo hicieron otros pequeños detalles últimamente. Un click como este provocó que me bajara de la noria hace exactamente cuatro meses. Cuatro meses y un día. Pero parece que echo de menos estar allí arriba más de lo que pensaba.

viernes, 21 de febrero de 2014

La guerra contra el aburrimiento

En este zulo-despacho todo el mundo se aburre. Excepto la Mofeta cuando trabajó aquí, al César lo que es del César, aunque puede que ella le encontrara una utilidad lúdica alternativa al Excel, como esos jueguecitos que te enviaban los amigos para adivinar de qué serie era la melodía. El resto, dedicamos una parte de nuestro tiempo laboral a mirar nuestro correo electrónico, leer la prensa, tuitear, hacer alguna compra en internet, actualizar Facebook y cotillear el de los demás, mandar whatsapps como posesos, ver vídeos de Youtube, mirar trapos y zapatos, seguir la liga de fútbol, tener conversaciones interminables por teléfono, ligar, mirar la cámara de la guardería como si fuera un programa de Gran Hermano y, por supuesto, escribir entradas de blog para poner a todo el mundo a caldo. La diferencia entre unos y otros es el nivel de incordio a los compañeros. El premio a los mayores incordiadores nos lo llevamos Mr. Lolas y yo sólo porque tenemos que respirar en este zulo. ¿No da pena que La Otra tenga que compartir despacho con dos personas? Es para llorar, pobre.

lunes, 10 de febrero de 2014

Bajón

Hace un poquito más de dos semanas desde mi última entrada y no he escrito nada. No me siento inspirada, no tengo ganas en realidad. Supongo que me han pasado cosas igual que en las semanas anteriores, sólo que no tengo el ojo mágico activado, ese ojo que hace ver las cosas de una manera diferente, brillantes, el ojo que te dice “esto hay que contarlo”. Sin embargo, todos los escritores dicen que hay que escribir siempre, así que aquí estoy, contando simplemente que se me han ido las ganas de escribir.

Joxxx, qué poco me ha durado la ilusión por el blog. Pensaba llegar al menos a los seis meses, en mis mejores sueños diablescos, me imaginaba incluso llegando al año. Y aquí estoy quejándome tres meses escasos después. Y no puede ser. Utilizo este blog como terapia y también como práctica de escritura, ¿es que voy a abandonar a las primeras de cambio algo que me encanta hacer? (escribir, no la terapia).

El mes de enero fue horrible en el trabajo. Tanto, que hasta afectó a mi vida privada. Me encasquetaron un marrón. Tuve que dejar de lado mis tareas oficiales, incluso mi trabajo con David, el italiano buenorro. Así que además del agobio por la fecha de entrega, se sumó el cabreo por no poder verlo.

viernes, 24 de enero de 2014

Peligro: celosa en el zulo

Al final de mi última entrada, comenté que La Otra está empezando a tener problemas con sus celos. No lo entiendo, Mr. Lolas tiene mujer y seguro que alguna amante a la que ve nada más salir de aquí. Pero claro, a mí me ve la cara y mi presencia le impide arrojarse a sus brazos en el despacho. Porque tirarse a alguien en la mesa de trabajo pone.

Not so happy lioness, de Tambako de Jaguar
Not so happy lioness, de Tambako de Jaguar
En cuanto le digo hola a Mr. Lolas se convierte en una leona que defiende un territorio que no es el suyo. A mí este tipo ni siquiera me gusta y aunque me gustara,  pensar que ha tenido relaciones con La Lolas me da repelús (eso y que se sorbe los mocos demasiado a menudo para mi gusto). No sé por qué, pero me provoca un rechazo que puede ser tan enfermizo como los celos de La Otra, no voy a negarlo. Además, yo prefiero los espaguetis a las arepas.