miércoles, 19 de noviembre de 2014

Treinta entradas y una vela

Bengala en la oscuridad
theilr: burn baby burn
Hoy es el primer cumpleaños de mi blog. Sé que suena a tópico, pero cuando empecé no pensé durar tanto por aquí. Ni siquiera pensé que alguien lo leyera, como he contado más de una vez, este sitio es mi terapia, con eso me basta. Sin embargo, algunos os pasáis, comentáis y eso se agradece, se ven otros puntos de vista y es divertido (¡Gracias!). Así que después de superar una crisis, la barrera de los tres meses con un hecho estremecedor, los seis meses mencionados en el primer enlace y mantener con vigencia la cita de Claudia Piñeiro-Nurit Iscar del tercer enlace, estoy dispuesta a estar por aquí otros doce meses más.

viernes, 7 de noviembre de 2014

Malas pulgas

Carteles de Alberti Flea Circus (circo de pulgas)
Brian Leon: The flea circus

Ascensión, la secretaria del súper jefe, más conocida como la Rotten, fue atacada por una pulga. Lleva cuatro semanas luchando contra ella, pero las piezas no terminan de encajar. Voy a diseccionar su historia imitando a Henry Fonda en Doce hombres sin piedad porque hoy ha cambiado su versión, me tiene harta (menuda novedad) con su prepotencia y su “yo sé más que tú” y necesito hacer terapia.

lunes, 27 de octubre de 2014

Money money

Grafiti: corazon rojo, símbolo de dolar negro en una pared blanca
Neo Wang: loves > money
Por una vez, y sin sentar precedente, voy a meter un poco de política en mi blog. Detesto la política, al menos la que se hace ahora mismo en España, pero hoy ha pasado algo que me ha afectado más que normalmente porque conozco a uno de los detenidos. Mientras escribo, unas horas después de conocer la noticia, todavía tengo cierto revoltijo en el estómago y no son mariposas del amor.

Esta mañana fueron arrestadas cincuenta y una personas dentro de la operación Púnica, por estar implicadas, presuntamente, en el cobro de comisiones. Una de esas personas, en el pasado, formó parte de mi vida cotidiana. Fue alguien especial, le gustaba, pero aquella época fue muy difícil para mí y no pude corresponderle. Nunca me lo dijo abiertamente y es algo que le agradezco porque así no me vi en la situación de decir que no. Sí, lo sé, soy una cobarde, pero rechazar a alguien no es agradable. Cuando lo conocí ya estaba metido en política. Además de todos mis problemas particulares, ese fue un punto más a tener en cuenta.  Aunque él me caía muy bien, me producía un verdadero rechazo su condición de político. A algunas personas ese poder les atrae, a mí me alejó más.

martes, 21 de octubre de 2014

Tengo ganas de dar un pellizco

Mi lado Jekyll es un desastre amoroso. Va por la vida a su bola, con las antenas plegadas, o se las deja en casa. A no ser que las señales que le lancen sean como una sirena de bomberos, no se entera de nada. Y cuando por fin se da por aludida en vez de oír el estruendo, ella oye el sonido tan bajito, tan bajito que se pregunta: ¿eso va por mí? Sí, nena, a ver si te enteras de una maldita vez. No consigo que cambie.

Un poco antes de las vacaciones de verano íbamos en el tren camino del trabajo. Como siempre vamos más o menos a la misma hora, tenemos muchos habituales. Uno de ellos, Diego, se sube dos paradas después que nosotras. No sé cuánto tiempo hace que coincidimos con él. Miss Jekyll se fijó en que tiene un e-reader igualito al suyo hace unos dos años y lo fichó. Después se fijó en que el tío está bastante potente (muy, muy potente), que lleva la comida al curro, que sus camisas siempre van planchadas como recién compradas y que a veces lo acompaña una bolsa de deporte (por eso está tan cachas). Ese día de julio le ayudé a desplegar las antenas. Al bajar en Nuevos Ministerios nos pusimos detrás de Diego. Yo lo rocé ligeramente, él se puso de perfil para echarle una miradita a mi amiga, que se dio cuenta pero no quiso reconocerlo, y lo miró así como quien no quiere la cosa.

martes, 14 de octubre de 2014

Adiós, Mr Lolas

Una silla vacía. Hoja en el suelo
Alex Torres: la silla vacía
Mister Lolas nos ha dejado. Aunque quizás debería empezar diciendo que ya no es Mister Lolas, así que voy a llamarle por su nombre, que se lo merece. Óscar. Me da pena. Primero porque me caía bien, aunque apenas hablaba con él. Segundo porque con todo lo que sé de y por su mujer, me daba un poco de lástima, la lástima me llevaba a la compasión y la compasión a la empatía. Tercero, por egoísmo, porque sin él, ¿a quién se va a agarrar Sandra? Pues a mí. Tendré que empezar a traer tacones de nuevo para pisotearle de vez en cuando los dedos gordos de los pies.

Ayer, antes de quitarse el abrigo, ya me atacó con la noticia que ella conocía desde hacía días. Desde el momento en que lo supo, no paró de insistirle al pobre chaval para que me lo dijera y así poder cotillear conmigo. Y él nada. Según lo que me dijo, la pone enferma, no lo soporta, odia tener que arrancarle las palabras. Todas sabemos que es mentira, pero si ella se lo cree, adelante, cada uno busca su propia felicidad como puede.

viernes, 10 de octubre de 2014

El juego de la pelota

Hoy mi tren ha llegado casi quince minutos tarde. Al llegar al trabajo revisé las cuentas de twitter de Renfe y Adif y no había noticias. Escribí mi tuit al aire, un poco cabreada y por una vez los de Adif contestaron pidiéndome más información sobre el tren, cosa que les agradezco. Normalmente tratan el tema de los retrasos pasándoles la pelota a los de Renfe y los de Renfe a Adif. 


martes, 30 de septiembre de 2014

Diario de un "Ascenso" (3): la mujer que les susurra a los perros

Lunes 29 de septiembre de 2014

11.45h:

Termino de comer un poco de fruta y voy al baño a lavarme las manos. Mientras me las seco oigo una voz chillona demasiado conocida. Al abrir la puerta se confirman mis sospechas: la Rotten está en el despacho de mi jefa. Bajo corriendo, cojo el móvil, las gafas de sol y salgo a toda prisa y sin despedirme de Mr. Lolas. En la calle doblo la esquina. Hace un poquito de curva. Avanzo para ponerme en un sitio desde el que la veré atravesar hacia su edificio pero es muy difícil que ella me vea. Puede mirar, pero haré como que hablo por teléfono. Espero.

Aparece de pronto. Cruza la primera calle, en el segundo semáforo se encuentra a una señora paseando a dos perros y no puede evitar atacarles a los tres. Sin más ni más se agacha a acariciar a los perros, ¿por qué no le muerden? A ver si alguna vez se encuentra a unos de esos con mala leche y le lanzan un bocado. Está ansiosa por hablar. Sandra estaba con mi jefa cuando ella estuvo allí, pero no se puede explayar, está lo justo para resolver los trámites. Luego no me encontró aquí. Necesita hablar como el agua. No, prefiere pasar sed pero no se puede callar.

lunes, 22 de septiembre de 2014

Vencida

No me apetece escribir. Podría encontrar algún tema, pero no tengo ganas. Lo que conté en mi última entrada sobre la Rotten me hundió. Martes nueve y miércoles diez. Para olvidar. El fin de semana me fui de viaje y no logré desconectar. Me pasé los dos días llorando. Sé que debería plantarle cara, pero ahora mismo estoy aterrorizada y no sé cómo salir de ese hoyo.

Hace un rato que estuvo aquí. Dos veces. Llegué a las cuatro menos cinco y estuve un rato con mi amiga Esther. Le conté que había venido por la mañana y que había pasado de ella. No la podemos criticar porque, en cuanto la mencionamos, aparece. Quiero dominar ese poder que tenemos a ver si también puedo utilizarlo para invocar tíos buenos. Simplemente susurraré “Dani” y aparecerá en el mismo tren que yo, me mirará por encima de su libro con su cara seria de siempre, esta vez un segundo más que normalmente y al bajarnos me dirá: Te acompaño. ¡No, joder! (perdón por el taco). Esos son sueños y últimamente lo único que tengo son pesadillas. Y hoy van tres. En la tercera acabó contándome batallitas del niño de mi jefa, orgullosa como si fuera su nieto: “ya cuando era bien chiquitín yo vi que era muy espabilado”.

Estoy pensando en buscar ayuda. Me ha vencido igual que ha tumbado a otros más fuertes que yo. 

miércoles, 10 de septiembre de 2014

Diario de un "Ascenso" (2): el corte de digestión


Martes 9 de septiembre de 2014

14.45h:

Estoy en la mitad del capítulo diez de Mad Men (primera temporada). Sufro con cada capítulo de esta serie por la situación de las mujeres. Hoy no es una excepción. En mi estado de concentración me pilla por sorpresa que la cabezota de Ascensión asome por la puerta, como jugando al escondite. Tiene sesenta y parece que tiene seis. Y además olvida que la que aparenta cuatro en este despacho es Sandra y hoy no está. En esos momentos de infantilismo parece más Heidi que la señorita Rottenmeier. Ojo con eso que engaña a cualquiera.

Si normalmente me fastidia que se pase por aquí, que venga en mi tiempo libre me fastidia aún más. Este capítulo no es el mejor capítulo de los que llevo vistos (la cosa cambiará cuando pueda terminarlo). Me incomoda un poco ese rollo de Don y Roger con las gemelas, pero quiero saber si al final resulta que tienen dieciséis y los denuncian a los dos. El caso es que queda en suspenso porque la Rotten empieza a contarme sus problemas. Esta vez son las guardias.

viernes, 5 de septiembre de 2014

Doce euros al mes

Parecía que la vuelta después de las vacaciones era tranquila, hasta aburrida. Normalmente me muero de aburrimiento, las mismas tareas día tras día, como Charlot en Tiempos modernos donde se vuelve majara en la cadena de montaje. No me cuesta imaginarme bailando con la aceitera. Pero lo de los últimos días era diferente, todo estaba en silencio, parecía que el edificio estaba vacío, Sandra y Mr. Lolas no montaron ningún numerito, no se me ocurría nada sobre lo que escribir. Hasta que llegó el martes y se desencadenó la tormenta.

Por la tarde, a última hora, cuando la empresa estaba medio vacía, llegó un email de la directora del departamento de Sistemas. Al parecer, en el último año, hemos hecho millones de copias e impresiones y hemos gastado toneladas de papel y para evitar el derroche nos dan un presupuesto de doce euros al mes por empleado. Seiscientas (600) copias en blanco y negro u ochenta (80) en color. Extraordinariamente se puede pedir un aumento cuando la cuenta llegue a cero. Extraordinariamente. Ya estaba el lío armado.