martes, 19 de enero de 2016

Adiós, zulo

Hay una expresión en inglés que dice No news is good news. Suelo decir algo parecido en español cuando, en el trabajo, me preguntan por las novedades y no las hay. Si pasa algo suelen ser marrones, bajadas de sueldo, viejas de la limpieza que se extralimitan o encuentros en la cuarta o quinta fases con extraterrestres que nunca han salido de la Tierra. Para mi alter ego real es una porquería, para el blog es una maravilla porque se nutre de todo lo que sufro. A veces pasan cosas positivas y, de hecho, como excepción, voy a hablar de una ellas.

Redoble de tambores y un par de cañonazos, por favor:

¡ME CAMBIAN DE DESPACHO!

Fuegos artificiales de color azul
Blu, de Conan

Lo sabemos desde finales de octubre, el mes en el que nos avisan de la subida del sueldo. Hacía tanto tiempo que eso no pasaba que me asusté cuando mi jefa me llamó para hablar. Entré con miedo. Hacía calor y cuando cerré la puerta noté que una gotita de sudor corría tras la oreja. Al menos era discreta. Me senté con temblor de piernas y, sin preámbulos (quizás notó mi nerviosismo), me dijo que tenía una buena noticia. No lo podía creer. Tardé en reaccionar, creo que hasta parecí fría y sin entusiasmo, aún así debió de ser demasiada alegría porque me advirtió que la cosa iba para largo. Las buenas noticias hay que suavizarlas no vaya a ser que muramos de felicidad.

Me he quejado mucho del zulo. Si lo veis os asustarías, es como el despacho de Betty la fea, aunque ella no tenía que compartirlo. Sin embargo, no sé si el cambio va a ser para mejor, prefiero que me pregunten sobre ello cuando lleve unos meses en el nuevo sitio. De hecho, si pongo en una balanza lo positivo y lo negativo, gana lo negativo. Eso sí, reconozco que tener una ventana y poder poner plantas, vale el doble que todo lo demás. Es lo que me consuela frente al temor de quién puede venir a compartirlo porque, en principio, vamos Sandra y yo, pero seremos cuatro y aquí abundan tanto las arpías que la probabilidad de que venga alguien normal es tremendamente reducida. Tengo miedo al cambio y de que metan a alguien que huela mal, que acose o que hable cochinadas con su amante todo el rato. Lo que ha pasado una vez, puede repetirse.

Mano frente a una ventana luminosa
Shiver, de Carmen Jost
Todo parece estar listo. Hace una semana trajeron los muebles, cambiaron la moqueta y pintaron. Todo un lujo que ya ha despertado envidias, como si nos dieran trato de favor. ¿Acaso no hemos estado encerradas en este cuchitril durante años? Que lo renueven es lo menos que pueden hacer. Ni que nos dieran oficina individual con jacuzzi. Sabía que en cuanto fuera público, más de una rabiaría. No me equivoqué. Por un maldito despacho compartido por cuatro.

Hoy mi jefa nos avisó de que está presionando a los de mantenimiento para que hagan el cambio pronto. No tenemos prisa, huele demasiado a pintura. Supongo que cuando nos mudemos, todas las que nos quieren organizar la vida sugiriéndonos en qué mesa ponernos, las que nos enseñan cómo solicitar el cambio de ordenador (como si no lo supiera después de haber hecho tres) o las que nos animan cariñosamente informando del frío helador que hace en invierno y el calor achicharrante del verano, serán las primeras en cargar con las cajas para que mis contracturas no sufran más de la cuenta. 

Mientras no llega el momento, me ocupo del marrón que tengo que entregar en unos días y me he despedido de Álvaro. Es el informático que por las tardes se ocupa de las impresoras, guapo, simpático, con unos ojos verdes hipnotizadores, una sonrisa contagiosa y que sólo veo porque estoy aquí al lado. Una relación efímera, como pensé que sería mi relación con el zulo al que ahora le digo adiós después de ocho años y medio. 

4 comentarios:

  1. Pues te tengo que dar la enhorabuena sin peros. Todos tus peros son posibilidades basadas en malas experiencias pasadas. La historia no siempre se repite. Y si no ha llegado todavía lo malo no tiene sentido sufrir doble(sufrir antes de que llegue y sufrir cuando llegue). Un lugar con ventana y plantas ya no puede ser llamado zulo. Yo sigo en uno sin ventanas así que sigue siendo zulo pero me surgen nuevas posibilidades laborales así que ya me animo pensando en eso o leyendo ascensos como el tuyo. El único problema seguro es que alguna de tus compañeras no será una buena compañera. Todo trabajo tiene un compañero-a penitencia que está para hacer más difícil el asunto. Pero ya lo sabes, de eso vive tu blog. Y puesto sobre un texto ya no puede ser tan malo. Ríete de esas malas compañías. A fin de cuentas nada es eterno. Tu zulo no lo ha sido. Saludos

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    1. Tengo que darte la razón, S. El cambio es mejor en casi todo. Al escribir el artículo me pudo la negatividad de la que estoy presa en las últimas semanas y cierto síndrome de Estocolmo con el lugar de enclaustramiento. Y si la cosa va mal, intentaré sacarle el lado positivo, como he hecho con este sitio.

      Por cierto, de verdad espero que salgan adelante esas nuevas posibilidades.
      Bss

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  2. Me llama la atencion como escribes
    la rapidez mental cuando comentas
    Eres diferente
    Mi admiracion hacia vos

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    1. Ay, Mucha, siempre sacándome los colores :) La admiración es mutua.

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