Lunes 15 de junio de
2020
Ayer la comunidad donde viven mis padres terminó el estado
de alarma. Es un poco raro haber dejado atrás la normalidad para venir a la
fase dos, pero como llevo una vida parecida y las cosas que hago en mi día a
día están permitidas, tampoco hay mucha diferencia. Creo que en Madrid tengo
que estar un poco más atenta a lo que toco y a lavarme las manos con más
frecuencia, pero para eso da igual la fase.
Fui a comprar algunas cosas al supermercado porque no tenía
nada y definitivamente la primera hora de la mañana es mucho mejor para salir a
caminar que la última hora de la tarde.
En cuanto al trabajo, al conectarme me encontré con una
tarea que mi jefa me pedía porque yo soy la experta y bla bla bla, pero la dejé
de lado para terminar lo que me urgía. Y se lo hice saber, si no, ¿de qué
serviría? Por la tarde, diez minutos antes de empezar, pospuso una vez más la
reunión de equipo. Poco margen, pero al menos avisó.