domingo, 29 de diciembre de 2019

Bombazo contra el aburrimiento


Bye bye. Macintosh años 80
Bye bye Steve Jobs, de Luc Legay
Tarde de viernes. El ambiente en la miniofi era bastante tranquilo, hasta aburrido. Sara Pestes se había ido al mediodía e incluso Sandra estaba feliz y disfrutando de su ausencia. De pronto, saltó de la silla y adiós tranquilidad.



Hace casi dos años escribí una entrada sobre el revuelo que se formó en la empresa por no aparecer en uno de los rankings más importantes del sector. En la entrada comentaba que despidieron a dos personas y pidieron la dimisión del jefe del departamento responsable, sin embargo, pasado un tiempo supimos que no habían despedido a nadie. Y puede que el jefe del departamento fuera forzado a dimitir, pero lo recolocaron en otro puesto de un nivel equivalente, muy cerquita del presidente. Las consecuencias para algunos de los productos de la empresa fueron desastrosas, van a tardar años en recuperarse y a ese tío, que tenía que haber dimitido por voluntad propia, lo premiaron.

lunes, 9 de diciembre de 2019

Convidada de piedra

Puesto callejero de frutas y verduras (Segovia)
All kinds, de Gregorio Puga Bailón
Las reuniones de trabajo son un peñazo. Por suerte, no tengo que asistir a muchas y casi todas son necesarias para revisar ciertos puntos del trabajo o para que avancen los proyectos que coordino. Sin embargo, de vez en cuando me toca alguna insufrible que no está relacionada con lo que hago y a la que ni siquiera es necesario que asista.

Imaginemos que trabajo en la frutería de un supermercado, que soy la encargada de mantener las frutas al día y tengo una compañera que se encarga de las verduras. Todo el mundo ve todo junto, en armonía, combinando los colores y piensa qué bonito, pero… Yo podría aconsejar para que alguien haga una buena elección entre una golden, una reineta o una starky para hacer una tarta o cuál combina mejor con la lombarda, aunque no podría decir mucho acerca de la temporada en que se puede encontrar la lechuga romana, la de hoja de roble o la escarola o cuál es la más tierna. Pues eso ha pasado en mi última reunión, que era para verduleras (sin otra connotación que la de vendedora de verdura) y no para fruteras.

martes, 3 de diciembre de 2019

Resumen de noviembre


Letra ene mayúscula
Imagen de lumpi en Pixabay
En las últimas semanas, desde mi última entrada, me ha resultado imposible asomar la nariz por el blog. El ajetreo ha ido in crescendo hasta provocarme un estrés como hacía mucho, mucho tiempo que no pasaba y así es imposible pensar, dejar fluir las ideas y escribir.

Primero vino el evento anual que organiza el superjefe y en el que echamos una mano. Bueno, algunas echamos un par y otras no echaron ni una, solo lucieron palmito, se hicieron fotos y quedaron bien, aun cagándola en temas organizativos de su responsabilidad, mientras las demás corríamos desquiciadas de un lado para otro para solucionarlos. Fue bastante peor que el año pasado, aunque no creo que los asistentes lo percibieran, es algo que solo se nota behind the scenes. Por cierto, volví a decir que no a la cena y me quedé más ancha que larga. 

viernes, 25 de octubre de 2019

Autocensura

Pintada en un muro: "The Problem with Censorship is"
The problem with censorship is..., de Cory Doctorow
Ha pasado un mes desde mi última entrada. He estado bastante ocupada con el comienzo de las clases de inglés en la empresa y en la academia, un viaje inesperado, sesiones extra de fisioterapia para los dolores de espalda, intentar escribir una historia para enviar a un concurso… No he tenido demasiado tiempo para organizar las historietas del trabajo y crear una entrada decente; se me han escapado los días y las semanas entre los dedos. Pero, de pronto, cuando ya no tenía esperanzas de publicar nada hasta noviembre, la historia vino a mí. La fuente no podía ser otra que la Rotten con una peripecia paranormal, divertida y un pelín desquiciante. Me corrijo, muy desquiciante.

Esta Rotten es muy socorrida para el blog. Incluso cuando pienso que está más tranquila siempre está ahí para montar una de las suyas. También sobre esto reflexioné en la entrada paranormal porque está claro que, si aparece por aquí, es porque sigue intensa, aunque quiera auto convencerme de lo contrario. Y como parece que es mi musa, que cuando escribo sobre ella acabo las entradas en un pispás, al poco rato de ponerme frente al ordenador, el texto estaba terminado.

viernes, 27 de septiembre de 2019

Las botellas de agua

Recepción en obras
Sin título, de Associated Fabrication
Hace justo un año, el edificio donde trabajo se quedó sin recepcionistas. Fue una faena que nos atormentó gran parte del curso porque, por la localización de la mini ofi, todo el mundo parecía caer aquí como por arte de magia, empleados o visitantes, daba igual. Venían de cualquier planta, a veces dando rodeos, con asuntos más o menos inverosímiles que no podíamos (ni queríamos) resolver por no ser de nuestra competencia. Pero el mayor problema de todos fue en el que me metieron las chicas de la limpieza, aunque también tengo parte de culpa por no haberlas enviado al cuerno a tiempo.

miércoles, 18 de septiembre de 2019

Acto de bienvenida 3ª ed.

Mujer de rojo posando para fotógrafa
Casting Shadows, de Ian Sane
Miércoles. Acto de bienvenida a los nuevos. El tercer año que acudí, siempre de mala gana, deseando que pase pronto y cruzando los dedos para no sentirme excesivamente incómoda. Me eché protector para no quemarme y cogí el sombrero por si nos tocaba al sol como el año pasado, me puse una chaquetita por si nos tocaba en la sombra como hace dos años y salí.

Llegué pronto al patio del edificio donde trabajaba antes. Solo estaban mis compañeras de departamento, los camareros y… uf, cojo aire, Luis el bibliotecario sentado en un banco. Luis es raro, muy raro. Por suerte solo lo encuentro una vez al año porque trabaja fuera de Madrid, en la sede de la empresa B, pero tengo muy en mente que en el evento del año pasado no se despegó de mí y sus ojos se lanzaron a por mi escote más de lo necesario, muchísimo más de lo que es cortés. Me hice la despistada para no saludarlo, pero enseguida se unió a nuestro grupo y no tardó nada en tirarme los tejos y hacerme proposiciones para comer juntos entre miradas que prefiero no catalogar. Aunque no le di señales de reciprocidad, al contrario, lo rechacé, siguió insistiendo e insistiendo, aun más cuando mis compañeras se separaron del grupo (capullas).

viernes, 30 de agosto de 2019

Un año de incertidumbre

Comencé a escribir esta entrada día y medio antes de las vacaciones. No veía el momento de que llegaran. Siempre es igual: las mismas ansias, el mismo cansancio, el mismo calor que me hace desfallecer y perder fuerzas. Año a año lo siento peor. Será la edad que me hace más gruñona, más intolerante y a mis compañeras más insoportables.

Turning Torso Building, Malmo (Sweden)
Turning Torso, de Bert Kaufmann
El curso pasado fue muy intenso, más que el anterior, aunque ya estábamos juntas las tres. El espacio se redujo a menos de la mitad, las quejas entraban por uno de mis oídos, salían por el otro, pero en vez de perderse en el espacio, rebotaban en la pared y volvían a entrar. Así una y otra vez hasta que al fin llegaba la hora de salida y podía desconectar. Ahora, en este inicio de curso no puedo evitar pensar, aunque lo intento, en que quizás todo eso desaparezca en un año. Es muy probable que nos mudemos a un nuevo edificio y, aunque no estoy a gusto donde trabajo, es inevitable hacer cábalas sobre el tema estrella en la empresa. Si no son Sandra y Sara Pestes, son las de la clase de inglés, las chicas de la limpieza hambrientas de información o alguien a quien acabas de conocer y quiere romper el hielo: ¿sabes si te quedas aquí?, ¿te toca mudarte?, ¿te toca ir a la torre? 

sábado, 10 de agosto de 2019

Lo que me inspira la música (12): Mojito





Me sirvo un mojito.

Agosto. Sábado noche. Estoy sola en casa, se oye música de las terrazas de la calle y he pensado por qué no podría pasar yo también un buen rato, quizás emborracharme por una vez, aun en soledad.

Mojito.

Abro mi diario y comienzo a escribir compulsivamente. Mientras la tinta del bolígrafo llega a las últimas pienso que es una costumbre trasnochada que no puedo dejar. No sé si alguien más seguirá gastando hojas de papel, pero a mí me relaja, mi mente funciona a mil por unos segundos para luego descansar. Descansar.

Cierro los ojos, respiro hondo, hasta me olvido del mojito...

viernes, 12 de julio de 2019

Pegadas como lapas


Transporting a 600-ton Magnet
Este imán de 600 toneladas se queda pequeño al lado del mío del desahogo.
Desde hace unas semanas mi imán del desahogo está activado a la máxima potencia. Esto produce un efecto muy curioso porque en las épocas en las que atraigo a más personas y personajes con deseos desesperados de contarme su vida, a mí, a una desconocida, más les cuesta a las personas como Diego o Nino decirme un simple hola.

En los últimos meses se han mudado al edificio dos nuevas compañeras que se me han pegado como lapas: una de ellas, Bricomanitas, en recepción y la otra, doña Musletes, en el equipo de limpieza.

La recepcionista es bastante maja, pero casi desde el primer día me ha ido contando los encontronazos que tiene con su jefa. Se puede tener una conversación con ella casi siempre, pero es inevitable que tarde o temprano regrese a sus problemas laborales. Entiendo que es lo que le preocupa y le atormenta en este momento, pero no soy su amiga y no sé por qué ha empezado a hablarme tan mal de su jefa y de sus compañeras de departamento cuando aún no tenemos suficiente confianza.

miércoles, 3 de julio de 2019

Si me dices hola


Una persona en un patio de butacas
Desierto / Deserted, de Hernán Piñera
Acudí sin ganas después de caminar un par de manzanas bajo el sol achicharrante, el aire caliente revolviéndome el pelo. No tenía ganas de socializar, ese era el principal punto en contra, aunque el tema me fascinaba: la obra de Velázquez, mi pintor favorito desde que me enamoré de Las meninas en un posavasos de mi abuela. Primera parada: saludar a mis compañeras de control y registrar mi asistencia. Entré en la sala de conferencias, segunda parada: Ángela, mi anterior jefa. Luego la directora de Recursos Humanos. A continuación, el Defensor. Con él intercambié una pequeña conversación sobre nuestra pasión común por Velázquez recién conocida en el otro. Y me fui al fin a buscar un sitio.

La sala estaba medio vacía. Me dirigí directamente a la última fila. Primero me senté en una butaca de pasillo, pero una columna me quitaba visión y me cambié al centro. Como pasaban un par de minutos de la hora y aquello no tenía visos de empezar, saqué mi cuaderno y comencé a escribir. De pronto noté una presencia a mi lado, alguien del que no había percibido su llegada. Miré de reojo y allí estaba Diego. Casi toda la sala para él y había decidido sentarse a solo dos butacas de mí, en silencio, como siempre, aunque lo único que tenía que salir de su boca era un hola.

jueves, 20 de junio de 2019

¿Qué recibo a cambio?

Birrete. Mortarboard
Senior Pictures – Tradon, de Kerri Polizzi
Hace unos cuantos años ya, Sandra comenzó su cruzada personal para conseguir que la empresa le financiara un máster en una universidad top con la que tiene acuerdo. Antes de otorgar la pasta, hace firmar un contrato al empleado o empleada para que no se largue en dos años y ganar un puñadito de personas masterizadas de las que presumir. Normalmente la gente acepta para conseguir un ascenso, además de una subida de sueldo (no siempre sustanciosa), un buen puñado de horas extras no pagadas y la atadura casi permanente al teléfono durante el tiempo libre, con o sin necesidad. Lo último no lo desean, pero va en el saco. En otras empresas probablemente la situación sea similar, sin embargo, la mayoría se va pasados esos dos años.

En el caso de Sandra, ella dice que Ángela (nuestra jefa anterior) se lo puso como condición para hacerle un contrato de cuarenta horas semanales porque su máster en una universidad mediocre no era válido. Aquí empezaron las mentiras. Cuando a mí me contrataron, no tenía un máster, ¿de cuántas horas es mi contrato? El noventa por ciento de secretarias y administrativas no tienen máster, ¿de cuántas horas es su jornada? La mayoría de comerciales e informáticos no tienen máster, ¿cuántas horas a la semana trabajan? Ella lo que quiere es un puestazo, pero le da vergüenza reconocerlo. Los motivos darían para otra entrada, muy compleja además, porque antes tendría que separar las mentiras de la verdad y eso me produce dolor de cabeza en este momento. Así que hoy voy a seguir con la historia diciendo que alentada por conseguir las cuarenta horas, más dinero y un cargo, pero también unas condiciones que no quiere, empezó el periplo para que la admitieran en algún sitio.

viernes, 31 de mayo de 2019

Atrapada en soledad

Mujer de espaldas bajando escalera
Sin título, de Odwalker

Un zulo con ventana. Un pedazo de cristal que a algunos les sirve para alegrarse la vista y dejar volar la imaginación y a otras les provoca asfixia, como si estuvieran en una jaula de cristal que se hace más pequeña cada día. El aire cargado de negatividad emocional, charlas imbéciles. Los auriculares en los oídos, bien apretados, para aislarse de ese ambiente de malas vibraciones y comentarios venenosos. Imposible. El zulo facilita las imposiciones sociales y el asco.

Un edificio enorme, un hormiguero. Encuentros fortuitos con sus compañeros, charlas triviales, frívolas, que no alimentan. A su alrededor las visitas, llenándolo todo de ruido, malos olores y basura mientras ella intenta buscar su hueco, retorciéndose para encajar. O quizás solo se retuerce porque el lugar que tiene asignado no se adapta a ella y busca un poco de comodidad. No la encuentra ni en el zulo, ni en los pasillos, ni durante el rato en el baño cuando se encierra a meditar. Toc toc toc. Toc toc toc. TOC. TOC. TOC.

El edificio se vacía de pronto. Nada de visitas. Solo compañeros que la buscan para charlar mientras ella recorre los pasillos atenta a los ruidos y a las voces, a veces susurrantes, para escaquearse. Gente maja que necesita ser escuchada. Gente agradable que cuenta cosas que no le interesan, que buscan ser sus amigos porque se encuentran a gusto con su compañía. Pero, ¿qué pasa con ella? ¿La escuchan o la interrumpen? ¿Le importa a alguien lo que necesita?

Días que pasan lentamente. Reuniones infumables a las que no debería acudir porque no pinta nada. Montones de papeles que sacar adelante con falta de concentración. Llamadas indeseadas e innecesarias. Compañeras que acuden a ella justo cuando va a salir. Mira el reloj. Repasa la jornada. Más gente que nunca. El hueco interior agrandándose. Finalmente sale atrapada en soledad.

viernes, 17 de mayo de 2019

De versión en versión (1): El perfil de Mike

Compañeros de trabajo cotilleando
Advice, de Eric Molinsky para CALI Lesson
Dorotea:

Mike es calvo, flaco, tiene los ojos marrones y usa gafas de metal gris. Nos conocimos cuando vino a su entrevista, supongo que no se acordará. Diría que se acerca a los cuarenta, aunque probablemente la calvicie lo haga parecer mayor. Es callado pero simpático, tiene una voz suave y su risa es contagiosa. Habla inglés con acento americano porque su padre es de Estados Unidos, su madre española. Tiene su puesto de trabajo en la última planta y las dos veces que subí desde que llegó, vi un libro sobre su mesa. De vez en cuando nos encontramos en la cocina y charlamos un rato.

Cuando supimos de su llegada, a mis compañeras les alegró muchísimo. Creo que eran sinceras porque escondían un pensamiento malévolo: lo imaginaban como su secretario y no el de nuestra jefa y eso hacía que echaran las cuentas de la lechera y los números les cuadraran. Sin embargo, mi jefa les paró los pies, lo acaparó y se les rompió el cántaro. Sandra pudo pegar los añicos, Sara Pestes, más bruta, no pudo hacer nada con el suyo. Y Mike, aunque colabora con ellas en algunas cosas, se dedica sobre todo a proyectos de Diana. Lo que a mí me parece lógico, a la Pestes la enerva y Sandra lo va llevando porque de vez en cuando le pide ayuda delicadamente con alguna tarea, pero está a la defensiva y aún no sé por qué (en realidad sí, pero no tengo pruebas).

viernes, 5 de abril de 2019

Etiquetas

Dos novias
Fotografía sin título, de Simon Laroche
Cuando durante una conversación alguien me muestra rechazo radical hacia los homosexuales, tiendo a sospechar que esa persona no está del todo reconciliada con su sexualidad, que niega ese porcentaje de atracción hacia su mismo sexo que tiene una buena parte de la población heterosexual. En la oficina es un tema que trato de evitar porque mis compañeras son bastante intolerantes y me ponen enferma sus comentarios, además, tras una discusión, siempre queda tensión y mal rollo y de esto tenemos suficiente. A Sara Pestes no la tengo tan calada, pero después de muchos años de observación, estoy convencida de que Sandra es bastante lésbica, también que tiene ese lado absolutamente reprimido y que le sale en forma de unos ramalazos rarunos, a veces fuera de lugar.

viernes, 22 de marzo de 2019

Qué majo es Nino


Hombre joven recostado
Así lo ven. (El: Pedro, de Guillermo A. Passache)
Hace unos meses empezó a trabajar en la empresa Nino, un chico muy majete que imparte talleres y seminarios. Joven, recién titulado y con unos resultados muy buenos entre los que vienen a los cursos. El chaval es un tanto peculiar, sin embargo, no soy la más indicada para hablar. Vista desde fuera, debo de ser similar a él, de hecho, muchas de las cosas que Sara Pestes nos cuenta como rarezas, las veo perfectamente normales. Por ejemplo, cuando vino al proceso de selección, prefirió un hotel cerca del Retiro en vez de alojarse cerca de la sede de la empresa, para poder ir a pasear allí en sus ratos libres, tomar el aire, leer y desconectar, en vez de... no sé cuál podría ser la alternativa. ¿Ir de copas? ¿Ir a uno de los bares de alterne de esta zona? 

martes, 19 de marzo de 2019

Nuestra amiga

La Rotten ha vuelto a la carga. Esto es cíclico. Y como de vez en cuando no le cojo las llamadas, sobre todo cuando me llama cerca de la hora de salir, en una de estas ocasiones, me envió un email:


De: Ascensión
Para: Dorotea Hyde
Fecha: 13/03/2019 17:45h.
Asunto: Cuando puedas me llamas

Una amiga nuestra se quiere ir de la empresa.

Un abrazo

Ascensión.

viernes, 8 de marzo de 2019

Lo que me inspira la música (11): Sabes que te quiero



La gente entra y sale de la facultad. Voces, risas, el chasquido de varios mecheros que se encienden y el humo de unos cuantos cigarrillos. Ellos, sin embargo, permanecen aislados de todo en una burbuja de aire. Solo ellos dos. Se sonríen emocionados. Ignoran a sus compañeros de equipo, que los felicitan por la presentación.

El sol del mediodía da de lleno. No se dan cuenta de que sus mejillas empiezan a encenderse y las cabezas comienzan a picar. Podría hacerse de noche, granizar, caer un meteorito y seguirían sin enterarse. Ella le coge la mano. Él se acerca hasta que sus cuerpos se rozan y, sin perder la sonrisa radiante, se besan. Corto, dulce y suave. Él le rodea la cintura y ella le copia el gesto, pero poniendo sus manos sobre sus nalgas. Esta vez se sumergen en un beso profundo, húmedo y largo.

—Vamos a mi casa.

Ella baja la mirada y niega con la cabeza.

—Ahora tengo que irme. Quizás mañana. Pero sabes que te quiero.

Él asiente triste y se aleja tras recoger su mochila del suelo. Baja las escaleras del metro y se interna en la oscuridad del alma.

Ella, todavía en el sol, coge su teléfono y manda un mensaje: “Llego en quince minutos. No te enfades, sabes que te quiero”. Y avanza por el sol hacia su próximo destino.

viernes, 1 de marzo de 2019

El dichoso RGPD

La aprobación y entrada en vigor del Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) trajo mucho revuelo a la empresa, no solo porque los empleados tuvimos que tomar nuevas medidas a la hora de manejar y conservar datos, sino también a la hora de autorizar, o no, el uso de nuestro propios datos por parte de la empresa. Supongo que en todas partes han tenido inconvenientes parecidos.

Con esta entrada en vigor, hemos tenido que firmar un anexo a nuestro contrato con nuevas autorizaciones o restricciones y yo, que estoy bastante preocupada por el tema, no di permiso para el uso de mi fotografía. Cuando firmé mi primer contrato no podía negarme. O aceptaba o no entraba. Quizás si no hubiera sido tan novata se lo podría haber planteado a mi jefa, pero bueno, son cosas que pasan. Sin embargo, con el cambio de ley y visto que podíamos elegir, elegí. ¿Qué podía pasar? ¿Qué me despidieran? 

viernes, 15 de febrero de 2019

Portazo va, portazo viene

Please don't slam door
The doorbells are blurry; I figure thats ok, de David Goehring
La mini ofi está a rebosar de tensiones. En cierto modo Sergio lo presagiaba en los comentarios de mi entrada anterior al preguntarme si Sara Pestes es vengativa. No creo que lo sea, pero sí quiere doblegarme, que le bese los pies y baile al son de sus gritos y sus portazos. Quizás soy demasiado cortada para enfrentarme a ella y decirle “PARA DE UNA PUTA VEZ DE MALTRATAR LA PUERTA”, pero no voy a cargar con marrones suyos, dentro o fuera de mi horario laboral. Desde que le dije hasta mañana cuando ella quería la respuesta en el momento, ha intentado una y otra vez, casi a diario, que me espatarre, que reconozca su grandeza. Me he rebelado llamándole cochina con sutileza (creo que no pilla la ironía) y abriendo la ventana para ventilar cada día, aunque a ella le molesta, o simplemente diciéndole que no.

lunes, 4 de febrero de 2019

Diario de Jekyll (3): Los berrinches de la Pestes

Miércoles 23 de enero de 2019

9:50h

Entra la Pestes quejándose de que dar clases le absorbe mucho tiempo. Ni hola, directa al grano. El idilio le ha durado poco. No la escucho, sus cosas personales me importan menos que cero. Sandra aguanta estoica. No sé qué puede sacar de esto, pero ahí está como una roca. BLA BLA BLA BLA. Un tema más para añadir a la lista de quejas.

11:30h

Me voy al descanso. Antes comía algo en mi mesa, ahora intento salir siempre porque desconectar de la oficina, de la gente, es vital para continuar. Aunque ahora está “tranquila”. La Pestes se ha largado hace ya un buen rato. En unos días tiene una visita guiada con sus estudiantes y ha ido a la galería a hacer esa visita para prepararla. Nuestra jefa no sabe nada, de hecho, invitó a Sandra y finalmente acordaron que mejor no. Sandra tendría que pedir permiso y se descubriría el pastel. Con la conflictiva fuera, se respira de otra manera.

jueves, 24 de enero de 2019

Adictas a las llamadas


Dulces navideños
Süße Weihnachtsdekoration mit Keksen,
El día de año viejo vi una llamada perdida de una de mis primas segundas, personaje que me cae bastante mal pero con la que tengo un compromiso adquirido no sé cómo ni cuándo: nos llamamos por nuestro cumpleaños y nuestro santo. Yo, que no soy católica (y ella tampoco), felicitando un santo y recibiendo felicitación por ello. Cumplimos y santeamos con solo una semana de diferencia en dos meses distintos, así que dos veces al año tengo sobredosis suya por ese contacto no deseado que no sé cómo evitar, ya que mis dos días son antes que los suyos y la tengo puntual sin siquiera darme opción a nada.

El día de año viejo es un día bastante ocupado para mí. Me toca preparar la cena en casa más el postre del día de año nuevo así que ando de un lado para otro sin parar y, a no ser que lo use para consultar la receta, el móvil se queda en la habitación. Y ahí estaba su perdida, cuando lo consulté un momento para saber un ingrediente. No pude evitar ponerme de mal humor. Por un lado estaba llamando a destiempo porque en el dos mil dieciocho no nos felicitamos el santo (por fín, jolín). Por otro, ¿qué porras me quiere decir? ¿Feliz año? Pues que me escriba, que le sale más barato.

martes, 15 de enero de 2019

Estilos diferentes

Texto artístico en un cuaderno: Work hard in silence. Let your success be your noise. Frank Ocean
Work hard and let your success be our noise. - 
Frank Ocean, de Paul Muller
Desde hace una temporada Sara Pestes está más insoportable que nunca. Está hasta el moño, se siente infravalorada, tiene un nivel de estrés altísimo y, para rematar, va a impartir un curso, con lo cual, más estrés porque no tiene nada que ver con su trabajo, pero le chupa horas de su jornada laboral. No, espera. El remate de esto es que está y se siente sola, aunque presuma de lo contrario, y no echa un polvo que la destense desde… uf. Así que hace terapia en la mini ofi.

Sandra la lleva mejor que yo, la escucha siempre que se queja porque así recibe una avalancha de noticias, que en realidad son cotilleos y, aunque no la deja trabajar, es la excusa ideal para quedarse más tiempo después de su hora y no aguantar a su familia.  Otra que está sola y presume de lo contrario, así que en cuanto puede también hace terapia aquí.