viernes, 18 de febrero de 2022

Cumpleaños en casa

Cuarteto de rosas, de Dorotea Hyde
Como siempre por estas fechas toca el cumpleaños de Sandra y Jekyll. El día anterior me puse en guardia porque Sandra me escribió para proponerme un café y me soltó que Diana, nuestra jefa, seguramente se uniría. Ni borracha paso ni un minuto de mi día con esa mujer [Mi día. Sí, vale, vale]. Así que aproveché que me tocaba teletrabajar para quedarme en casa y rechazar la proposición. Para que no quedaran dudas —que siempre les quedan a pesar de todo— le dije textualmente que lo último que me apetecía era pisar la oficina el día de mi cumpleaños [Mi… Tengo que disimular. Mmm…] y ya que tenía la oportunidad, no iba a perderla.

Llegó el dichoso día. Desde las nueve en punto empezaron a llegar una retahíla de mensajes que preferiría no recibir. Tuve que responder a la mayoría de ellos: del departamento de recursos humanos, de mi antigua jefa, de mi jefa actual, de mis compañeras… Entonces empezó una especie de acoso por parte de mi jefa y por parte de Sandra (su mensajera), para saber si estaba en casa o en la oficina, como si una no hubiera leído mi primer email y como si la otra no hubiera recibido el recado; como si mi palabra no valiera nada, como si por repetirlo, yo fuera a decir que sí. Sí, sé que estoy muy susceptible, pero cuando trabajo en casa pasa eso. Sufro control continuo para saber si estoy o no, y si no, para saber dónde. Dónde. 

viernes, 4 de febrero de 2022

Nino sigue siendo majísimo

 

Imagen de Moloch2511

Todo el mundo sabe que Nino es majo, incluso quienes se hayan pasado alguna vez por mi blog. Mis compañeras más cercanas están enamoradísimas de él, mi jefa babea en cuanto lo ve (iba a decir algo más fuerte, pero debo mantener las formas, pero os podréis imaginar…). No puedo negar que con ellas es majo, se sienten alagadas como si estuvieran flirteando, de hecho, algunas de ellas lo hacen, aunque no es recíproco, él no es de esos que van ligoteando por la vida. Es agradable y simpático, pero nada más. Por supuesto, todas dan por hecho que también me cae bien, pero quienes os habéis pasado en algún momento por esa entrada enlazada, sabéis que lo nuestro es otro cantar.

Ha pasado algún tiempo desde la última vez que tuvimos contacto, un intercambio de correos, la única ocasión en la que fue agradable conmigo y no escurrió el bulto, incluso llegué a pensar que al fin había superado lo que sea que le pasa y que podría guardar las formas para que el trabajo salga adelante. Inocente. Me temo que ha vuelto a las andadas.