Three prayers bruning, de Wayne S. Grazio |
La última semana ha estado plagada de acontecimientos. El
principal es que tenemos compañera nueva en el neozulo. Me enteré el viernes
pasado pero no sabía fijo si la iban a poner aquí o abajo con Grace. Como soy
tonta avisé a Sandra para que se fuera mentalizando de que podríamos tener
compañía. Si hubiera sabido lo que pasó después, no le habría dicho ni mu.
Cuando llegué el lunes no había rastro de Celia, la nueva.
Simplemente pensé que habría retrasado su incorporación. No tardé en enterarme
de que ya había empezado. Fui a buscar unos documentos al despacho de Grace y
me confirmó que estaría con nosotras, solo que no tenía ordenador y estaba
trabajando con sus jefas. Mientras estábamos cuchicheando apareció Celia y me la presentó. Parece maja, pero tendré que
esperar a que pasen unos meses de convivencia y coja confianza para saber si es
buena compañera (y buena compañía) o no.
Nada más salir por la puerta hizo aparición mi jefa. Peleó
mucho para que no pusieran a nadie más aquí, me lo dijo como disculpándose. Lo
que no sabe es que yo estoy encantada, a ver si de una vez Sandra se corta un
poco y deja de montar espectáculos. De paso que nos encontrábamos aprovechó
para contarme que había un problema con la base de datos con la que estamos
trabajando. Mi mente se ofuscó. Subí corriendo y me puse a repasar como una
loca a ver si en mi parte también había fallos. Esto es lo que pasa cuando
alguien no tiene seguridad en sí misma: si otros se equivocan piensa que
también lo ha hecho mal. Terrible pero cierto.