viernes, 31 de mayo de 2019

Atrapada en soledad

Mujer de espaldas bajando escalera
Sin título, de Odwalker

Un zulo con ventana. Un pedazo de cristal que a algunos les sirve para alegrarse la vista y dejar volar la imaginación y a otras les provoca asfixia, como si estuvieran en una jaula de cristal que se hace más pequeña cada día. El aire cargado de negatividad emocional, charlas imbéciles. Los auriculares en los oídos, bien apretados, para aislarse de ese ambiente de malas vibraciones y comentarios venenosos. Imposible. El zulo facilita las imposiciones sociales y el asco.

Un edificio enorme, un hormiguero. Encuentros fortuitos con sus compañeros, charlas triviales, frívolas, que no alimentan. A su alrededor las visitas, llenándolo todo de ruido, malos olores y basura mientras ella intenta buscar su hueco, retorciéndose para encajar. O quizás solo se retuerce porque el lugar que tiene asignado no se adapta a ella y busca un poco de comodidad. No la encuentra ni en el zulo, ni en los pasillos, ni durante el rato en el baño cuando se encierra a meditar. Toc toc toc. Toc toc toc. TOC. TOC. TOC.

El edificio se vacía de pronto. Nada de visitas. Solo compañeros que la buscan para charlar mientras ella recorre los pasillos atenta a los ruidos y a las voces, a veces susurrantes, para escaquearse. Gente maja que necesita ser escuchada. Gente agradable que cuenta cosas que no le interesan, que buscan ser sus amigos porque se encuentran a gusto con su compañía. Pero, ¿qué pasa con ella? ¿La escuchan o la interrumpen? ¿Le importa a alguien lo que necesita?

Días que pasan lentamente. Reuniones infumables a las que no debería acudir porque no pinta nada. Montones de papeles que sacar adelante con falta de concentración. Llamadas indeseadas e innecesarias. Compañeras que acuden a ella justo cuando va a salir. Mira el reloj. Repasa la jornada. Más gente que nunca. El hueco interior agrandándose. Finalmente sale atrapada en soledad.

viernes, 17 de mayo de 2019

De versión en versión (1): El perfil de Mike

Compañeros de trabajo cotilleando
Advice, de Eric Molinsky para CALI Lesson
Dorotea:

Mike es calvo, flaco, tiene los ojos marrones y usa gafas de metal gris. Nos conocimos cuando vino a su entrevista, supongo que no se acordará. Diría que se acerca a los cuarenta, aunque probablemente la calvicie lo haga parecer mayor. Es callado pero simpático, tiene una voz suave y su risa es contagiosa. Habla inglés con acento americano porque su padre es de Estados Unidos, su madre española. Tiene su puesto de trabajo en la última planta y las dos veces que subí desde que llegó, vi un libro sobre su mesa. De vez en cuando nos encontramos en la cocina y charlamos un rato.

Cuando supimos de su llegada, a mis compañeras les alegró muchísimo. Creo que eran sinceras porque escondían un pensamiento malévolo: lo imaginaban como su secretario y no el de nuestra jefa y eso hacía que echaran las cuentas de la lechera y los números les cuadraran. Sin embargo, mi jefa les paró los pies, lo acaparó y se les rompió el cántaro. Sandra pudo pegar los añicos, Sara Pestes, más bruta, no pudo hacer nada con el suyo. Y Mike, aunque colabora con ellas en algunas cosas, se dedica sobre todo a proyectos de Diana. Lo que a mí me parece lógico, a la Pestes la enerva y Sandra lo va llevando porque de vez en cuando le pide ayuda delicadamente con alguna tarea, pero está a la defensiva y aún no sé por qué (en realidad sí, pero no tengo pruebas).