martes, 31 de marzo de 2020

Covid-19, Diario de un encierro (4): Irresponsabilidades

Martes 24 de marzo de 2020

15:02h

Me siento frente al ordenador después de comer y veo que tengo un email de Bricomanitas, la recepcionista del edificio donde trabajo. Me pregunta si estoy en Madrid o me he ido a casa de mis padres. Estoy ya hasta el culo de que me pregunten eso. Este es el tipo de gente que se largó de vacaciones cuando les dijeron que podían teletrabajar ayudando a esparcir el virus, muchos viajando incluso estando enfermos pero dándoles todo igual porque una caña en la playa era lo primero. No sé qué pasa por estas cabezas. Todas las personas que me han preguntado eso, y han sido ya unas cuantas en estos días, creen de verdad que pondría en peligro a mis padres, los dos grupo de riesgo. A todas las he dejado en evidencia diciéndoles que viajar en estos momentos es una irresponsabilidad, incluida mi antigua jefa. Sé que les importa un comino. A mí ellas también me importan un comino, pero al mismo tiempo me dan asco.


martes, 24 de marzo de 2020

Covid-19, Diario de un encierro (3): Reuniones y una nueva amiga, ¿en serio?

Jueves 19 de marzo de 2020

11:15h

En Twitter me he quejado más de una vez de la presión a la que la Rotten me sometía para que le diera mi número de teléfono, presión que aumentó cuando se hermano tuvo el accidente hace unas semanas (iba a contar esta historia antes de que pasara todo lo de Don Voz Sensual y esto del covid-19; ahora quedará mencionada de refilón). Cuando nos vinimos a trabajar a casa no me quedó más remedio que dárselo porque necesitábamos estar en contacto la una con la otra por temas de trabajo. Ella se fue sin portátil de empresa y a mí, de momento, el teléfono virtual no me funciona.

Acabamos de colgar. Ayer nuestra jefa, Diana, nos convocó a todas las del equipo para una reunión diaria. Yo estaba en clase de inglés y solo vi el aviso de que me había incluido en un grupo de Microsoft Teams y otro de Outlook convocándome a una reunión diaria a partir de hoy. Así que terminé la clase con tranquilidad, instalé la aplicación y cuando me conecté para ver cómo era, vi que todas, menos la Rotten y yo, habían estado presentes en la primera reunión. Rotten y yo estamos indignadas porque claramente es para controlarnos, aunque yo sigo teniendo cosas que entregar a la gente con la que trabajo en los proyectos y sigo teniendo fechas de entrega. Además, pierdo una de las ventajas de trabajar en casa: no ver a Sara Pestes. Vale que serán solo unos minutos, pero su negatividad tendrá la oportunidad de expandir sus tentáculos a través de la red. Y luego que la convocatoria fue de un momento para otro, como si no tuviéramos cosas que hacer. Ya cuando trabajamos presencialmente, mi jefa asume que estamos disponibles en cualquier momento y no. Quizás ahora no pueda salir a llevar documentos a encuadernar, a llevar y recoger papeles firmados, pero la vida sigue y aún tengo mis clases de inglés.

Pero lo más “terrible” de esto es que la Rotten y yo somos un apoyo mutuo la una para la otra. ¡MAL!

miércoles, 18 de marzo de 2020

Covid-19, Diario de un encierro (2): La naturaleza no para


Lunes 16 de marzo de 2020

El estado de alarma empezó ayer domingo, pero es hoy lunes cuando todo parece diferente porque lo es. No salgo a trabajar, no voy a ninguna de las clases de inglés, todas mis relaciones son virtuales, el silencio reina en la urbanización, hoy ya no han pasado ni el chatarrero ni el afilador.

La clase de inglés del trabajo ha sido un poco rara, como si no nos conociéramos de nada. Una de nuestras compañeras nos dijo que probablemente tiene el covid-19, no le hicieron las pruebas porque tenía síntomas leves (en Madrid los casos leves no se analizan y se tratan todos como si fuera el covid-19 desde hace días), pero los médicos le dijeron que tenía todas las papeletas. Coincidí con ella por última vez el cuatro de marzo, en dos días se cumplirá mi plazo de dos semanas. De momento mi temperatura es tan baja que parezco un ser de ultratumba.

domingo, 15 de marzo de 2020

Covid-19, Diario de un encierro (1): Estado de alarma


Artículo 116
2. El estado de alarma será declarado por el Gobierno mediante decreto acordado en Consejo de Ministros por un plazo máximo de quince días, dando cuenta al Congreso de los Diputados, reunido inmediatamente al efecto y sin cuya autorización no podrá ser prorrogado dicho plazo. El decreto determinará el ámbito territorial a que se extienden los efectos de la declaración.

Constitución Española, 1978

Cuando era estudiante en la universidad, tuve una asignatura de Introducción al Derecho en la que, entre otros temas, estudiamos la Constitución. Cuando preguntamos en qué supuestos podían activarse los estados de alarma, excepción y sitio, la profesora nos dijo que uno de los motivos era en caso de epidemia. ¡Epidemia! Cómo iba a suceder eso, pensé yo recién salida de la adolescencia y viviendo todavía en mi burbuja, si eso solo pasaba en los países del tercer mundo. Pues aquí está, señoras y señores, el estado de alarma ha entrado en vigor por segunda vez en nuestra democracia y por primera vez por alerta sanitaria, el quince de marzo de dos mil veinte, es decir, hoy.

miércoles, 4 de marzo de 2020

Diario de Jekyll (5): Seguir adelante


Miércoles 4 de marzo de 2020

9:30h

Tengo el ordenador encendido, el cuaderno de trabajo sobre la mesa y una botella de agua fresca a mano. Estoy lista para empezar la jornada, pero antes tengo que confirmar el lugar del café.

9:40h

Confirmado. Ya no hay marcha atrás, pero no quiero ir. Tengo miedo a que salga bien [Qué cruz, QUÉ-CRUZ. ¿No puedes dejar los malditos autoboicots para otra ocasión?] y miedo a que no sea majo.

Luego tengo clase de inglés así que me he puesto ropa medio formal (no sé por qué siento que tengo que ponerme un poco más formal para las clases en la empresa), no demasiado , y de color rojo, mi favorito, aun así, me siento insegura.