viernes, 30 de agosto de 2019

Un año de incertidumbre

Comencé a escribir esta entrada día y medio antes de las vacaciones. No veía el momento de que llegaran. Siempre es igual: las mismas ansias, el mismo cansancio, el mismo calor que me hace desfallecer y perder fuerzas. Año a año lo siento peor. Será la edad que me hace más gruñona, más intolerante y a mis compañeras más insoportables.

Turning Torso Building, Malmo (Sweden)
Turning Torso, de Bert Kaufmann
El curso pasado fue muy intenso, más que el anterior, aunque ya estábamos juntas las tres. El espacio se redujo a menos de la mitad, las quejas entraban por uno de mis oídos, salían por el otro, pero en vez de perderse en el espacio, rebotaban en la pared y volvían a entrar. Así una y otra vez hasta que al fin llegaba la hora de salida y podía desconectar. Ahora, en este inicio de curso no puedo evitar pensar, aunque lo intento, en que quizás todo eso desaparezca en un año. Es muy probable que nos mudemos a un nuevo edificio y, aunque no estoy a gusto donde trabajo, es inevitable hacer cábalas sobre el tema estrella en la empresa. Si no son Sandra y Sara Pestes, son las de la clase de inglés, las chicas de la limpieza hambrientas de información o alguien a quien acabas de conocer y quiere romper el hielo: ¿sabes si te quedas aquí?, ¿te toca mudarte?, ¿te toca ir a la torre? 

sábado, 10 de agosto de 2019

Lo que me inspira la música (12): Mojito





Me sirvo un mojito.

Agosto. Sábado noche. Estoy sola en casa, se oye música de las terrazas de la calle y he pensado por qué no podría pasar yo también un buen rato, quizás emborracharme por una vez, aun en soledad.

Mojito.

Abro mi diario y comienzo a escribir compulsivamente. Mientras la tinta del bolígrafo llega a las últimas pienso que es una costumbre trasnochada que no puedo dejar. No sé si alguien más seguirá gastando hojas de papel, pero a mí me relaja, mi mente funciona a mil por unos segundos para luego descansar. Descansar.

Cierro los ojos, respiro hondo, hasta me olvido del mojito...