Hoy me han echado una bronca del copón. Hacía como cuatro o
cinco años que no pasaba y lo más gracioso de todo es que no me la ha echado
ninguno de mis jefes sino la directora del registro. Gracias a esta incidencia
he descubierto que esta es otra
de esas con una personalidad diminuta y que se ha cebado conmigo porque
puede. Sin ser mi jefa directa, tiene una posición superior a la mía. No sé si
ha dormido mal, si su marido le ha negado un polvo, si sospecha que su mujer la
engaña o acaba de descubrir que su hijo fuma porros. El caso es que la excusa
para ponerse como un basilisco era muy pequeña. Ni siquiera ha debido
molestarse por algo que es su trabajo, pero como en muchas otras empresas, en
la mía la ley que lo rige casi todo es la Ley del Escaqueo.