martes, 23 de septiembre de 2025

12 cosas que me ponen de buen humor

Mujer de espaldas en la playa con una taza en la mano
Imagen de Pexels. Licencia de uso.
No estoy en mi mejor momento. Ha habido algunos acontecimientos en mi vida que me tienen en modo reconstrucción y las obras suelen consumir mucha energía. Mi humor va por días. Los hay malos, los hay terribles y los hay menos malos. Pero de momento no llego al buen día rotundo. Sé que estoy en medio de un proceso, que necesito tiempo para recomponerme porque todo pasa, pero siempre hay cosas que pueden ayudarnos a hacer más llevadero el camino.

Me gusta mucho el blog de Jubilada Jane. Ella es de las pocas que persisten en la blogosfera. Constante, una vez a la semana nos deleita con una entrada. Irradia positividad y alegría. Que me imagino que sus desajustes tendrá, pero siempre siempre emana una energía que hace que mi ánimo se ponga por las nubes.

En una entrada reciente habla de las cosas que la ponen de buen humor y he decidido copiarle la idea porque necesito recordarme qué me alegra y qué me empuja a seguir cada día. No quiero que la negatividad gane la partida. Así que aquí van doce cosillas que me ponen de buen humor... vale, doce doce, con un poco de trampa.

Escuchar música. Hay canciones que me dan subidón aun teniendo una letra deprimente: Winds of change, More than a feeling, Libertad, incluso el Adagio de Barber o el Lacrimosa de Mozart, que son típicos de funerales, pero escucharlos lleva al paraíso auditivo.

Pasar tiempo con mis perros y gatos. Como son de mis padres y sólo paso tiempo con ellos cuando voy de visita, si tengo bajón llamo a mi madre y le pido que me cuente sus aventuras del día. No es como acariciarlos, pero me produce consuelo.

Chocolate. En cualquiera de sus formas menos en helado. Y a pesar de comerlo de vez en cuando…

Haber perdido cuatro kilos. Esto ha sido orgásmico. Cuando vi la báscula creí que me engañaba. Lo necesitaba más que el agua de la piscina…

Nadar. Sólo el agua y yo. No pasa nada por estar rodeada de gente, pero que sea desconocida y que nadie me moleste mientras braceo.

Ponerme una mascarilla. Más allá del efecto que pueda tener en la piel, es un momento de relax y desconexión. Pongo un poco de música relajante o un podcast buenrollero y cuando me la quito soy otra… la mayor parte de las veces.

Leer en un parque. Si puedo sentarme en el césped, mejor.

Recibir un abrazo de alguien querido. Estar con mi gente, salir con amigos, hablar de amoríos, de corazones rotos o enteros, de sexo. Echarnos unas risas pase lo que pase.

Cocinar para mis seres queridos. Si es para mi chico, eso ya no tiene palabras.

Tocar el piano, aunque se parezca más a aporrear las teclas en mi caso.

Escribir. Cualquier cosa.

Y leer a Jubilada Jane. Leer vuestros blogs, ya sabéis quiénes sois. Aunque ahora lo haga más en silencio.

Termino la entrada y no sé si me encuentro mejor, pero sé que lo estaré.

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