Girl and grief, de x1klima |
Hace un tiempo, Rita defendía en su post Consejos vendo y para mí también tengo el
derecho a ser feliz y que no te miren mal. Porque es verdad, molesta ver felices
a los demás. Ay, las envidias y los celos (y probablemente algún que otro
desorden) cuánto daño hacen. Sin embargo, también molesta lo contrario y no por
empatía precisamente. Si la persona que ve la tristeza está viviendo un momento
de su vida extraordinario, ya ni cuento cuánto le jode. Casi casi me ha salido
un trabalenguas. Mi conclusión, la misma que para otras muchas situaciones: nos
molesta todo. ¿Acaso cuesta tanto compartir la felicidad ajena y ser empáticos
con el que está pasándolo mal? Este blog no recibe muchas visitas, pero igual
algún avispado se le ocurre pensar que por qué vengo ahora con estas historias
si hace poco escribía sobre lo molesto que es aguantar los llantos en los zulos y neozulos. Pues sí, esos
llantos son molestos porque son un exceso fingido. Y también es molesto el
egoísmo que esconden esas lágrimas, pero no voy a adelantarme.
A veces suceden cosas tristes en nuestra vida. Mi opinión
es que debemos pasar el duelo para resurgir de
nuestras cenizas porque podemos superarlo casi todo y si no podemos, tendríamos
que hacérnoslo mirar. Dejando a un lado la gente a la que le encanta regodearse
en sus miserias como si fueran cerdos retozando en el barro… vaya, he perdido
el hilo, pero me gusta la parte del cerdo así que voy a seguir. El resumen es
que podemos y debemos estar tristes si lo necesitamos, sin que se convierta en
un problema. No obstante, el mundo es tan amplio y tan variado que no solo
tenemos a los embarrados, también a los negacionistas,
aquellos que se niegan a pasar por ese periodo de tristeza. A menudo, estos
negacionistas adoptan una actitud completamente opuesta: parecer los más felices del universo, como si se hubieran tomado unas pastillitas mágicas. Un
modelo casi perfecto de esto es Bree,
de Mujeres desesperadas.
No hay que airear los trapos sucios, no tenemos que contarle nuestros problemas
a cualquiera ni pagar con los demás nuestra mala leche, pero ¿por qué fingir?
Supongo que, en su locura, piensan que exagerando van a tapar más, aunque en
realidad están tirando tanto de un lado de la manta que se están quedando con
el culo al aire. No sé si es porque habitualmente estoy más rodeada de mujeres
que de hombres, pero no he conocido negacionistas masculinos. Históricamente, a los hombres les han obligado a ocultar sus emociones cual reina de Inglaterra, quizás sea por eso.
Por supuesto, este tema sale porque tengo a una gran
negacionista sentada ahora mismo a mi lado. Es tan tan exagerada que se le ve
el plumero a la primera. Ahora lo hace un poco menos, pasamos todo el día
juntas (antes estábamos en edificios distintos, ay, benditos días de distancia)
y a veces me usa para desahogarse, así que el paripé de cohetes artificiales
para demostrar su felicidad no tiene mucho sentido si me acaba de contar que
está a punto del divorcio y se ha pasado la mañana llorando. Pero la veo montar
el número con los demás. En cualquier caso el problema aquí no es su actitud
con ella misma. Por mí puede explotar de fingimiento al estilo de… uy, casi se
me escapa un spoiler, al estilo de cierta novela de una escritora mexicana
(aunque en aquella historia la felicidad era real). El problema es que no
acepta mi tristeza, convirtiéndose así en una embarrada que tiene el derecho a
inundar el neozulo de agua y sal, pero que no admite que le quiten la
exclusividad de sentirse mal. No quiere verme triste, la incordio con mi
actitud. El motivo: el que adelantaba en el primer párrafo. Soy una nube que le
tapa el sol, aunque su sol claramente es una bombilla. Cuando llega por la
mañana y solo le doy los buenos días pero no conversación (porque estoy tan
triste y hundida que apenas puedo levantarme de la cama), se lo toma como algo
personal, como si estuviera enfadada con ella y entonces es ella quien se
enfada conmigo y deja de hablarme. Eso sí, visto lo visto en los últimos
tiempos, ojalá ese silencio suyo tan caprichoso fuera para siempre.
Yo ese colmo del negacionismo lo vivo a diario en facebook. Cuando alguien sobreactua con su buen rollo y sus mensajes happys y le conozco y se que solo intenta engañarse a si mismo... Es otra variante del negacionismo. Le dediqué un post yo tambien porque algunos eran realmente graciosos. El histrionismo esta muy mal visto. Que se lo digan a Nicholas Cage. Yo ante el dolor propio no tengo ganas de escribir nada ni de ver a nadie. Me sorprende esa energía para hacer teatro de los negacionistas. Me impresiona mas de lo que me molesta.
ResponderEliminarEs que Facebook es una fábrica de negacionismo, y pobre el que se le ocurra decir algo discordante que hay decapitación (virtual) instantánea. A mí también me sorprende esa energía en actuar, supongo que es gente que vive pendiente de los demás. Como a mí me da igual lo que piensen de mí, enfoco mis energías en recuperarme, no en ponerme una máscara. Y coincido contigo, no me molesta... si no me implican, como en este caso.
EliminarMe disfruto enormemente cuando leo
ResponderEliminarcuando leo lo que escribes
Es tan real y sincero que te doy las gracias por compartirlo
De nada! A mí me encantan tus comentarios, siempre me suben el ánimo ^^
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