Hace unas semanas leí en algún sitio en la red que al
parecer se montó un revuelo tremendo porque el
hijo de Charlize Theron se disfrazó con una peluca de Elsa, la princesa de Frozen. Podría decir que me da igual de
qué se vista ese niño, en cierto modo es así, pero por otro lado me hago la
pregunta ¿por qué no puede vestirse de Elsa? ¿Tan aberrante es que un niño se
disfrace de niña cuando es absolutamente normal que una niña se disfrace de niño?
Yo me disfracé de princesa un año, pero también de payaso, y de chino, y de gran
inquisidor. En este último no me hace falta remarcar el masculino en negrita
porque nunca hubo una gran inquisidora.
Untitled, de Giuseppe Milo |
Hace poco más de una semana quedé con una amiga escritora.
Las dos estamos peleando por terminar un guion de largo. Le pasé una de las
obras que estoy escribiendo y me señaló un par de diálogos que le parecían
sexistas. Mientras los escribía me daba cuenta de que lo eran, pero cuando escribo
la primera versión no pongo filtros de ningún tipo. Tampoco sería extraño que
ese carácter sexista pasara inadvertido. Es algo escondido en un nivel mucho
más profundo de mi yo consciente, algo que mamamos desde que somos pequeños,
que nos rodea. Aunque cuando se forma nuestra personalidad adulta podemos
rebelarnos contra la herencia social, sale en ocasiones como esa, y sale
porque está ahí aunque no lo veamos.
Two can play, de Amanda Tipton |
Está en los papeles de regalo, los de flores para niñas y el
de coches para niños; en cómo dirigen la publicidad de los dibujos orientando Campeones para niños y Candy Candy para niñas; en la separación
en la clase de gimnasia: los niños fútbol y las niñas al brilé o cualquier otra
cosa. Y da igual que me hayan puesto el mismo papel de regalo que a mis primos,
que haya seguido a Oliver hasta la selección nacional en vez de las penurias de
Candy, o que haya ganado a mis compañeros de clase en natación y en salto de
altura porque luego ellos me culpaban de los goles encajados por ser niña, o
quizás por verse derrotados en las otras disciplinas. Estar en igualdad de
condiciones en mi círculo habitual (que no lo estaba) no me salva de lo que me
rodea a mayor escala y tampoco me exime de luchar
contra ello ni de pararme, reflexionar y darme cuenta de que suele ser un
asco.
El sábado pasado, mi compañera Sandra celebró el cumpleaños
de sus mellizos, niña y niño. Trabajó como una loca para hacer una fiesta
temática de Lego. Viendo las fotos puedo decir con sinceridad que le quedó
precioso. Pero… Claro que hay un pero. ¿Creíais que no lo iba a haber después
de todo lo que he contado de esta mujer? Pusieron dos mesas: una con la comida
de los niños y otra con la de las niñas. Con colores diferenciados para los
muffins y las tartas. La comida de niños tenía los colores tradicionales de
Lego: rojo, amarillo, azul. La comida de las niñas, colores pastel: malva,
rosa, azul celeste. Algunos diréis, “es que hay piezas de Lego de esos
colores”. Por supuesto que las hay, pero ¿por qué las hay? Así empieza todo.
Yo con esta lucha sexista continua admito que la entiendo y me adhiero(ejemplo: me esfuerzo en buscar un libro escrito por una mujer para criticarlo después del de un hombre y viceversa donde ya sabes) pero no puedo seguirla todo el tiempo, no puedo estar en lucha continua. Hay mucho que cambiar y los cambios están sucediendo tan deprisa que a veces es difícil mantener el ritmo. Sé que si escribo un guión como tu(dios, como me gustaría ver eso) me saldría sexista en algún lugar y recibiría alguna crítica aunque no quisiera que fuese así, aunque yo sé que no soy machista y estoy seguro de ello(a pesar de que se me escapen conductas machistas, si así ha sido y me lo señalan, he rectificado y aprendido). Si te ocurre a ti que eres una mujer, imagínate yo, que no tengo que reivindicarme y ya tengo la comodidad de partida.
ResponderEliminarAntes de dispersarme más resumiré diciendo que esa lucha es necesaria siempre y cuando no sea una obsesión. No lo digo por ti ni por tu amiga. Lo único que me cuesta entender es cuando surgen preguntas del tipo "¿Pero esto es machista o no?" echas por mujeres. Si dudas es que has buscado con lupa o microscopio y no, eso no.
Tenía algo pendiente sobre este tema que me surgió hace poco. Ya me has dejado pensando otra vez.
Coincido con lo que dices en el segundo párrafo, las obsesiones no son buenas, quizá por eso en este blog no pongo filtro, lo que sale, sale. Es mi lado oscuro, de ahí el alias :D
EliminarY tu primer párrafo me recuerda un dicho que dice "todos los puercos tienen algo de limpios y todos los limpios tienen algo de puercos". Creo que aunque no seamos machistas, es más, aunque seamos feministas, siempre vamos a cojear en algún momento. Y qué más decir, que la lucha es muy dura, sobre todo para nosotras. Con lo que peleamos algunas, que otras tiren piedras sobre su propio tejado, duele mucho.
Me alegra dejarte pensando. En cuanto lo escribas por allí me pasaré :)
¡Ah! Y sobre el guion... es la historia interminable XDD
EliminarNo me parece mal que se preparen tartas y dulces de todos los colores, pero veo excesivo separarlos por sexo en dos mesas. Vamos, ni que los niños fueran una especie diferente a las niñas. Por cierto, ignoro si Lego hace lo propio con sus piezas y también las separa por colores en diferentes cajas. En fin, espero que críos y crías, con la algarabía creada, se mezclaran por las dos mesas para probar todos los colores. No hay nada más inocente que la ingenuidad de un niño para dejar en evidencia a los adultos y derribar barreras psicológicas absurdas.
ResponderEliminarEn las fotos que me enseñó estaban bastante divididos, espero que fuera solo el corte inicial. En cuanto a las piezas de Lego, las rosas están incluidas en construcciones más dirigidas a niñas, como las videoconsolas rosas y los videojuegos de moda, que van casi siempre unidos. Un abrazo.
EliminarMientras el mundo sea mundo seguirán existiendo barreras, más aún en los países que cada vez están siendo más cercanos, pero sus costumbres siguen sin actualizarse. Saludos.
ResponderEliminarEso es verdad. Si el machismo, la homofobia y el racismo se acaban, nos encargaremos de encontrar otra cosa por la que sentirnos superiores a los demás. Muy triste :(
EliminarSaludos y gracias por pasarte.
Fijate que yo no lo siento en el lugar donde vivo
ResponderEliminarHay machos en todos los mundos y lo bueno seria poder ignorarlos
un gran texto abrazos
¡Qué maravilla! Aquí están detrás de cada esquina :(
EliminarUn abrazo.