viernes, 20 de julio de 2018

Tardes de julio


Atardecer
Sunset reeds, de Russ Seidel
El edificio está casi vacío y en silencio. Nada más escuchamos los ruidos de nuestras sillas al moverse, el clic clic del ratón y el clap clap del teclado. Si no estuviera Sara Pestes conmigo casi tendría miedo. No hay estudiantes, ni visitas, parece que mis compañeros se han escondido para dormir la siesta o se han largado a la piscina directamente. No hay plan mejor para una tarde de viernes.

Mis compañeras son alérgicas al silencio y a la tranquilidad. Sandra no tarda en hacer una llamada y encadenar una conversación de trabajo con un tema personal. No puedo concentrarme y empiezo a hacer mil cosas, pequeñas tonterías para distraerme hasta que se calle: ponerme un poco de gel para matar un grano que me ha salido en el brazo, mirar el cielo azul mientras me pongo barra de cacao en los labios, descubrir una mariquita en la ventana, mirarla embelesada y aguantarme las ganas de levantarme como una loca para hacerle una fotografía, echarme gotas en los ojos, revisar los mensajes en el móvil. A veces puedo ser la más productiva.

Busco una excusa para salir, moverme un poco. Me da un poco igual el calor, busco la sombra y me olvido de que debería estar frente a mi pantalla avanzando un proyecto para una reunión el jueves forzada por mi jefa. Estoy tan quemada que ni me inmuto bajo un poco de fuego celeste. Aprovecho que el semáforo está en rojo para deleitarme con los musculosos brazos de un guardia civil de ronda. Empiezo a salivar. No sé por qué reacciona la parte del cuerpo equivocada. Al llegar a mi destino me encuentro una sorpresa: hay una especie de mercadillo en el cuarto de la fotocopiadora. Curioseo un poco y estoy tentada de llevarme un cuadro pequeño, uno que me cabe en el bolso, para no tener que dar explicaciones al llegar.

Ruido. Cháchara. Ruido. Cháchara. Ruido. Cháchara. Ring ring ring. Más cháchara y más ruido. Ruido, ruido, ruido.

He aplazado la reunión, pero no es una tarde tranquila. De hecho, la he aplazado porque tenía tantas tareas por hacer que esa cita me estaba creando un estrés innecesario. Ring, ring, ring. Qué raro, es el mío. Mi jefa para decirme que ya tenemos oficina para el curso que viene. Sara Pestes nos lo había dicho por la mañana, pero no la descubro. Nuestra jefa a veces puede ser un poco especial considerando como secretos y secretismo cosas de lo más naturales. Bajamos a la primera planta a verla, pero hay gente y no podemos entrar. Es más grande de lo que me imaginaba, pero aun así puede resultar demasiado pequeña para las tres. No quiero pensar más en ello. No merece la pena comerme el coco hasta que llegue el momento, además, si despotrico sobre este tema ahora, me quedaré sin entrada nueva en septiembre.

Sandra le ha dicho a su familia que saldrá a las cuatro en punto, pero son y veinte y sigue aquí. Por “aquí” me refiero al edificio no a la meeting room. Andará por algún rincón haciendo una de esas llamadas misteriosas a escondidas. Se oyen voces, vienen del vestíbulo, avanzando por las escaleras, invadiendo el edificio. Aunque estamos en julio, parece cualquier tarde del curso. Sillas que se mueven y olor a tabaco. Solo una semana para las vacaciones, solo si se mira el calendario. Voy a publicar. Eso seguro que no debe cambiar.

8 comentarios:

  1. Vale, pues llego justito de tiempo para despedirme. Un buen detalle lo de no irte sin dejarnos algo como este post. Yo no sé si podría hacer lo mismo. Aunque a veces cuando sé que no hay nadie escribo más en plan autista, como un diario personal.
    Lo de tu Sara Pestes me resulta inspirador. Tu compañera es como ese supervillano que todos tenemos en nuestros trabajos. Porque se habla mucho de los jefes pero el peor depredador del trabajador-a puede ser un compañero-a. Donde tú dices Sara yo pongo Fernando pero también iré plegando velas y dejando temas para Septiembre o después. Yo me iré de vacaciones por esa época.
    Me quedo con tu evocador y casi lánguido post de despedida. Contemplativo como una película japonesa. Me gustaría estar ya en ese período por el que ahora viajas tú. La semana previa a las vacaciones. Esperanzado aunque un poco ansioso por llegar a esa meta. Si no contactamos antes te deseo las mejores y más aprovechadas vacaciones que puedas tener. Sé feliz. Un abrazo

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    1. Hola, S.: no, no podía irme sin descuidar esto tanto tiempo. Ya que comentas lo del diario, creo que esta entrada es una de las más parecidas a mi diario, ni siquiera las que titulo "Diario de..." se parecen tanto como esta. Y Saras Pestes... de esas hay por todas partes, da igual como se llamen, hombres o mujeres, siempre habrá una en el trabajo alguien como ella dando el coñazo. Aunque no creas, Sandra últimamente le va a la zaga, jajaja.
      Gracias por tus buenos deseos. Espero que también disfrutes muchísimo las tuyas, son en una época muy buena. Y espero post tuyo, claro. Ay, aún recuerdo aquel del susto en la playa, del que me río porque sigues aquí escribiendo, pero qué SUSTO! :D
      Un abrazo enorme.

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  2. Gracias por tus palabras tus emociones de letras. Se feliz al lado de quien sea.Yo me quedo en Miami Vivo en la playa por lo tANTO UN BRINDIS PARA VOS QUERIDA Y SUERTE

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    1. Un brindis por ti también Recomenzar.Tanta felicidad para ti como reflejan tus últimos poemas. Un beso enorme.

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  3. Ya pasaron las vacaciones supongo que fueron buenas aunque tu vecina sea una bruja negativa vos con tu personalidad las vas a cambiar
    Contanos lo lindo del verano
    lo que comistes
    que te hizo feliz
    y que te puso triste
    mil besos

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    1. Sí, puede más mi estado de ánimo que el de mi vecina, jajaja.
      Voy a publicar en nada. Un relato un poco triste a pesar de que mi estado general ahora mismo es bastante positivo.
      Un abrazo enorme.

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  4. Hola Dorotea! Qué entretenido me ha parecido tu relato, lo que pueden dar de sí las tardes de verano :) Lo de aguantarse las ganas locas de hacerle una foto a una mariquita posada en la ventana, bien podría pasarme a mí jaja Un beso y espero que este verano hayas podido disfrutar lo máximo posible, o lo que queda de él!

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    1. Pueden dar mucho de sí, pero no sé si en la dirección adecuada. :D
      Las vacaciones ya disfrutadas, ahora solo espero que lo que queda no sea muy duro para terminarlo currando. :)
      Besos.

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