jueves, 24 de enero de 2019

Adictas a las llamadas


Dulces navideños
Süße Weihnachtsdekoration mit Keksen,
El día de año viejo vi una llamada perdida de una de mis primas segundas, personaje que me cae bastante mal pero con la que tengo un compromiso adquirido no sé cómo ni cuándo: nos llamamos por nuestro cumpleaños y nuestro santo. Yo, que no soy católica (y ella tampoco), felicitando un santo y recibiendo felicitación por ello. Cumplimos y santeamos con solo una semana de diferencia en dos meses distintos, así que dos veces al año tengo sobredosis suya por ese contacto no deseado que no sé cómo evitar, ya que mis dos días son antes que los suyos y la tengo puntual sin siquiera darme opción a nada.

El día de año viejo es un día bastante ocupado para mí. Me toca preparar la cena en casa más el postre del día de año nuevo así que ando de un lado para otro sin parar y, a no ser que lo use para consultar la receta, el móvil se queda en la habitación. Y ahí estaba su perdida, cuando lo consulté un momento para saber un ingrediente. No pude evitar ponerme de mal humor. Por un lado estaba llamando a destiempo porque en el dos mil dieciocho no nos felicitamos el santo (por fín, jolín). Por otro, ¿qué porras me quiere decir? ¿Feliz año? Pues que me escriba, que le sale más barato.

Luego vino la cena, el alcohol, las uvas, el alcohol, la vuelta al trabajo, las locuras de mis compañeras y me olvidé de ella por completo hasta hace unos días. Estaba en clase de inglés. En ese momento el mal humor se convirtió en cabreo porque siempre me llama en mis horas de trabajo y encima pretende que le conteste. ¿A qué viene tanta insistencia si no falta nada para mi cumpleaños? No puede pretender hablar conmigo ahora (¿de qué?) y en quince días otra vez y en una semana otra vez más. Es que no puedo con tanta intoxicación. Tampoco le devolví la llamada, esta vez conscientemente. Simplemente le mandé un mensaje al día siguiente: Feliz año. Espero que lo hayas empezado bien, yo muy ocupada. Si no lo entiende, que le den. Ella me contestó, pero ni lo he abierto. No me importa lo que diga. Si es que dice algo.

Anuncio de Bell Telephone. Los roles del teléfono
1964 Illustrated Ad, Bell Telephone System,
"Roles", de Classic Film
Acabo de leer un artículo publicado en El País: "Por qué ya nadie coge el teléfono: así hemos olvidado la cultura de la conversación" y me ha traído a la mente esta anécdota tan reciente con mi prima (segunda). Nunca he sido muy de llamadas, aunque me gusta hablar con ciertas personas cercanas. Hay mucha gente a la que aprecio, a la que quiero incluso, con la que no me sale de manera natural coger el teléfono y llamar. Quizás es por los motivos mencionados en el artículo, quizás querer a alguien no significa que apetezca una conversación teléfonica con esa persona, quizás acabo tan cansada al final de la jornada que lo que menos me apetece es hacer el esfuerzo de hablar y disimular. Hay que ser realista, igual que yo no aguanto las mierdas de mis compañeras, a los demás, por mucho que me quieran, tampoco les apetece oír las mías. C’est la vie.

El artículo de El País trata sobre a las relaciones personales en nuestro ámbito privado. En las relaciones laborales las cosas funcionan de manera ligeramente diferente y, aun así, mandar wasaps es lo que se lleva en muchos departamentos, algo que para mí es impensable. En cambio, se usan las llamadas en algunos casos concretos: para montar un pollo, echar la bronca, o para contar algo, bueno o malo, y que no quede por escrito. No sé si por eso las evito en la oficina a pesar de que hablar suele ser más claro y sin escapatoria. No llamo a nadie a no ser que sea absolutamente imprescindible e incluso no es raro que no coja el teléfono, y no lo hago solo con la Rotten. Una de las pocas personas con las que hablaba era con don Voz Sensual… porque llamaba él. Al principio, me costó un mundo cogerle el teléfono, hasta que lo hice por primera vez y aquello se convirtió en una droga. Puede que mis compañeras también tengan una voz sensual a la que son adictas. Esa debe de ser la razón por la que tienen el teléfono pegado a la oreja rompiendo así todas las estadísticas. Y mi prima... seguro que esa me llama solo por fastidiar.

6 comentarios:

  1. Como pionero en eso de no aceptar llamadas porque no me gusta hablar por teléfono, debo decir que los nuevos tiempos soplan a mi favor en ese sentido. Las llamadas son intrusivas. Siempre estás haciendo algo cuando te llaman. Es la otra persona la que escoge el momento de hacerlo pero tú estarás en otro asunto. Por eso la mayoría de las felicitaciones se están acotando al escrito por redes sociales. Hay gente que todavía se resiste y llama y llama sin pensar si es hora de comer o calcular el horario laboral de esa persona a la que demuestra conocer bien poco. A mí me cuesta hablar a veces incluso con personas que me caen bien o quiero. Es natural y eso se ve muy bien en tu texto donde tú misma te lo planteas entre otras cuestiones. Las personas secundarias de tu vida que encima te llaman... buff, ese es uno de los males que se están extinguiendo pero hasta que no se dé cuenta todo el mundo todavía sufriremos un poco más. Saludos

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    1. Absolutamente intrusivas. Tenía una amiga que siempre, siempre me llamaba a la hora de la siesta. Sabía que en casa teníamos esa costumbre y aun así no cambiaba la hora. Me parecía hasta mal, pero le importaba un comino. Cuando tuvo un móvil en su poder, se convirtió en pesadilla. No se comunicaba, pero el día que le interesaba algo de alguien, llamaba hasta quemar la línea. Le llegué a contar casi veinte llamadas perdidas en media hora. Eso supone volver a llamar cuando se corta la comunicación una y otra vez. Le tengo una tirria a esas cosas. Creo que simplemente es educación. Ya otro asunto es mi aversión (y probablemente todo el mundo se la tiene a alguien) a las llamadas de ciertas personas, porque sí, porque son ellas y punto. :D
      Un abrazo.

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  2. Pensaba que era la única a quien no le gustaba hablar por teléfono...mira por dónde! como dice Sergio a mi también me ha ido genial eso de los mensajes. Yo me comunico todo lo que puedo por mensajito y si acaso mensaje de voz y va que chuta. Y así puedo hablar o escuchar en el momento que me va bien y el interlocutor también.
    Eso sí, yo no me cabreo si miran el mensaje y no me contestan, porque adivino que o no tienen ganas o no pueden. Y más o menos mis amistades piensan como yo. Así que wattssapeamos y tan contentos.
    Hay gente que no entiende ni le entra que si llama una vez o dos...déjalo estar y ya te devolverán la llamada...pero es innato del ser humano. Ser pesado y pensar en uno mismo. Algun@s más que otros.
    Muuuuaaaaa

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    1. Creo que el egocentrismo está a la orden del día. Y en el tema mensajes/llamadas te puede sorprender gente normal que de pronto desarrolla un ego como una torre, a ver por qué no le contestas o no le coges. A mí también me gustan más los mensajes, siempre me ha ido más lo de escribir. :)
      Besos y gracias por pasarte y dejar comentarios en todas las entrads. Menudo maratón. Jajaja.

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