La vuelta al trabajo después de las vacaciones suele estar marcada por esperanza. La esperanza de que tras el descanso las cosas sean diferentes, de que hayan cambiado un pelín, de que nuestras compañeras y nuestras jefas vuelvan como la seda y no sean tan porculeras, de que al fin haya una motivación para levantarse, de que el transporte público funcione bien por una vez. La misma esperanza que se tiene cuando se comen las uvas en año viejo y esperas que el año nuevo sea diferente, mejor. Solo que el año nuevo es un segundo después y estás igual, pero con la copa de champán medio vacía (con suerte) en vez de estar medio llena.
Este año está siendo muy difícil en el trabajo. La pandemia me afectó, claro, pero solo fue la gota que colmó el vaso. Lo que realmente perjudicó a mi estado de ánimo fue mi situación laboral y la relación con mi jefa. Es un tema tan espinoso que no me gusta hablar de ello, ni siquiera para desahogarme en mi diario. Necesito desconectar totalmente cuando salgo de trabajar para poder seguir con mi vida adelante, para poder dormir y la única manera de conseguirlo es no recordarlo. Ni un segundo.
No pensar en algo no significa olvidarlo. Tampoco significa pasarlo por alto ni ser inocente sobre el tema, al menos en mi caso. Sería igual que ver una película gore aun cuando no te gusta ese género. Sufres cuando sale una escena asquerosa, te tapas los ojos, como no ves, el sufrimiento se atenúa, pero te sigues enterando de todo porque aún tienes el sonido. En vacaciones hice todo lo posible para taparme los ojos y el dolor se atenuó. Pero el sonido seguía activo fastidiándome e impidiéndome no tener esperanza. En este comienzo de curso sé que las cosas no van a ir a mejor, al contrario, irán a peor porque la montaña de problemas acumulados no ha descendido durante las vacaciones. Sé que mi jefa no va a cambiar ni una pizquita y mis compañeras han comenzado más porculeras que nunca.
No quiero creer que realmente las cosas van a seguir así siempre, necesito mantener la esperanza, aunque sea inexistente en mi jornada laboral. Mi jefa podría jubilarse o yo podría cambiar de trabajo. Pero a día de hoy el panorama no es muy alentador. He empezado el peor curso en mucho tiempo, qué digo, probablemente el peor de mi vida hasta ahora, pero me niego a que esta situación me venza. Si en los próximos meses escribo sobre temas que parecen estar fuera de lugar, tranquilidad, todo estará bien. Solo será mi cabeza intentando taparse los ojos a pesar del ruido.
Esos pensamientos recurrentes sobre algo que no te gusta son pesadísimos y pegajosos. Yo he empezado a buscar lo de la meditación porque es fácil y no me quema mucho tiempo. La culpa es de Netflix y su guía headspace para la meditación. No me parece una panacea pero durante un tiempo me... medio olvido. Aseguran algunos que se requiere cierto tiempo y disciplina. Veremos.
ResponderEliminarA mí me sirve escribirlo. Pero ya veo que tú estás muy agobiada hasta para eso. Sea como sea no vas a morir por eso. Y pase lo que pase sólo cambiarás de situación o no. Si lo haces, está por demostrarse que sea peor. Pero bueno, de momento, lo mejor de tu actitud es buscar pensamientos que no ahoguen. El trabajo déjalo en su sitio. En la calle vive. Saludos
A mí la meditación me va bastante bien, pero hay que ser constante y en los últimos tiempos no lo he sido. :S también empecé la guía headspace! Al menos es asequible.
EliminarDe momento, voy mejor, si no no estaría aquí. Eso ya es bueno. :)
Un abrazo.
Te entiendo porque hago exactamente como tú. Por eso tampoco sé qué decirte.
ResponderEliminarPara mí lo que marca la diferencia es mi estado de ánimo, algo que cada vez depende menos de lo que hagan los demás y más de cómo yo me tome las cosas. O de hacer yo más ruido del que hacen los demás.
Besos y ánimo.
Estoy de acuerdo contigo, Devoradora. El problema es cuando entro en la espiral de humor bajo, más difícil combatir las influencias externas que me influyen más así que me bajan el humor. Y salir es difícil. :( Lo bueno es que es pasajero.
EliminarUn abrazo y muchos ánimo para ti también.
Hay cosas que parecen del día de la marnota, y a veces hay que estar alerta para introducir cambios pequeños.
ResponderEliminarUn abrazo.
Y tanto! Se sale de una cosa para entrar en otra. Agotador. :)
EliminarUn abrazo.
Ay, chiquilla. Seguiré leyéndote escribas lo que escribas. Y para tomar una cerveza, un batido de fruta, o lo que sea, y poner a parir a quien haga falta: cuenta conmigo. Un enorme abrazo y poco más puedo decir. Que tú podrás con todo, aunque será difícil. Lo sé. Se te quiere. Y tú vales un potosí y medio. Que nadie nunca te lo haga dudar.
ResponderEliminarMuchas gracias, Pilar. No sabes lo que significan tus palabras. Esta mujer nos hace dudar de nosotras mismas continuamente y es difícil salir de eso. Espero que el próximo batido no se haga de rogar. MUA
EliminarSeguro que no. Un beso abrazado
EliminarSerá interesante tal vez que leas esto en unos 6 meses más y ver si la cosa mejoró o no :)
ResponderEliminarMucha suerte y fuerza!
Gracias, Nocturno. Para ver un cambio creo que tendré que esperar más de seis meses, pero como decía, no quiero perder la esperanza. Gracias por los ánimos. :)
Eliminar"No pensar en algo no significa olvidarlo." Cuanta razón en esta frase, me la aplico tal cual (por motivos diferentes, eso si). Y aún a pesar de ello, hay que intentar ver el lado positivo y seguir adelante. Mucho ánimo con el nuevo curso, hay que tener esperanza en que sea bueno, siempre mejor!
ResponderEliminarA veces es hasta peor no pensar en ello y esconderlo, se va enquistando. Pero en este caso, es lo que necesito. Mucho ánimo para ti también. Que nos vaya muy bien al menos hasta el cambio de año, en ese momento volveremos a pedir nuevos deseos. :D
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