Señoras, señores:
La jefa saliente sigue aquí.
wr nt lol, de Danny Ayers |
El día antes de irnos de vacaciones me llamó para que subiera a su despacho prestado. Me dio una tarjeta regalo para unos grandes almacenes españoles de cierto renombre. La verdad es que siempre fue generosa. Que yo sepa, también les dio una a la Rotten, a Mike y a Pablo. Me pareció raro que Sandra no me comentara nada al respecto. Como no la vi salir en ningún momento de nuestra sala de control, preferí ser discreta y no mencionarle nada. Ya está bastante mosqueada porque no le han dado la gratificación de fin de año que nos han dado a los demás en el equipo como para que le diga que esta mujer, con lo que la exprime, la ha dejado sin regalo de despedida. Por mi parte, no sé qué haré con ese dinero. Sabéis que no sería la primera vez que tiro un regalo suyo, pero es que es pasta, así que algo me compraré… o algo le compraré a alguien.
Después de darme la tarjeta me dijo que en enero, tras las vacaciones, haríamos las reuniones con Carmina, la entrante, para explicarle en qué consiste mi trabajo. Le dije que sin problema, qué le iba a decir. Entonces llegó el último día y se pasó por la sala de control a despedirse y a decirle a Sandra que la llamaría al día siguiente para revisar un tema suyo. Miré a Sandra. Sandra siguió mirando a Diana, pero explotó cuando se fue. Porque el día siguiente ya era de vacaciones, también era víspera de Nochebuena y su última oportunidad para salir a comprar los regalos dándoles esquinazo a sus hijos. La semana de vacaciones también estuvieron trabajando las dos. Y la primera semana de trabajo. Y la segunda, que ha sido esta.
En mi primer día de trabajo del año apareció Carmina. Nos trajo un pañuelo de seda de la India que, de momento, voy a conservar. Cuando entró, Sandra estaba hablando con Diana, y la cara de Carmina era un poema. Está claramente harta de que Diana siga por el medio. Es obvio que le molesta que gestione a sus espaldas y no la informe de sus movimientos. Me gustaría decir que me alegra ver que fastidia a más gente, a alguien con cierta posición, pero no. Lo que quiero de verdad es que nos deje en paz de una vez. Y eso que de momento no me ha llamado.
Quien tiene un marrón encima a causa de su presencia
insistente es Sandra. Está entre las dos y como no sabe mentir, suelta por esa
bocaza todo, sin pensar. Creo que no se trata de mentir sino de racionar la
información, pero ella es incapaz de cerrar la boca, con los nervios aun menos; así que la saliente se entera de todo por
ella para seguir boicoteando y la entrante también se entera de todo para seguir
cabreándose. Carmina se enteró así de que Diana le esconde información, de que se han hecho nuevas contrataciones, de que Diana le ha encargado a
Sandra que haga una gestión para estas pesonas nuevas quitándole así tareas y responsabilidades propias del cargo. Sandra está todo el día enganchada al teléfono con la saliente,
que le da más órdenes, más indicaciones, le hace más preguntas y la pone en una
situación incómoda al obligarla a navegar entre dos aguas de temperatura y
salinidad completamente diferentes.
De momento esto es una historia sin fin. La protagonista,
una enferma con adicción al trabajo, mandona, egocéntrica, intolerante y
desconfiada con el trabajo de los demás, con un superior que la consiente y una
subordinada que echa más leña al fuego no siendo discreta. Ojalá la cuarta parte
de esta despedida sea la última que escriba. Si no lo hago es quizás por no
escarbar más en este fango, porque mi sospecha es que va a dar guerra aún un
tiempo.
Esta situación es interminable e incomprensible. Aun así el día a día está lleno de situaciones como esta, por desgracia.
ResponderEliminarTrabajar en ese embiente debe de ser muy desagradable.
Besos.
Yo no entiendo cómo se lo permiten. Y a no ser que haya hecho un acuerdo, está trabajando de manera ilegal. No la sufro mucho ahora, pero hay tensión en el grupo y no es agradable trabajar así.
EliminarUn abrazo.
Ese sí pero no es un tiempo extraño. Hay dos jefes, o ninguno, digamos.
ResponderEliminarPorque se vaya, si es eso lo que quedó en hacer. Un abrazo
Para mí hay una. Pero mi compañera tiene una posición difícil... aunque también alimenta un poco la hoguera así que la saliente se viene arriba. Tardará en irse.
EliminarUn abrazo.
Y yo que estaba tan contenta de la fiesta !que la señora se iba y os dejaba en mejor lugar...pues ya veo que no. Que angustias es esta persona.
ResponderEliminarCreo que no debe estar muy bien en casa para querer estar todavía en el trabajo controlando todo...es su lugar en el mundo. Fastidiar a los de la oficina.
Un abrazo
Por suerte a casi todos nos deja tranquilos. A mí me llamó un día para una chorrada, más para decir que sigue aquí que para otra cosa. Pero la situación es incómoda. Creo que más que estar mal en casa, está mal consigo misma.
EliminarUn abrazo.
Pues llegaron las felicitaciones por su salida antes de tiempo. Está claro que hay gente que es así y no puede cambiar bajo ningún concepto. Le va a costar entender que ya no puede mandar. Y ese deseo de mandar oculta algún fallo de programa. Porque está claro que ahora ya manda por amor al arte, o más bien al mandato. Que lo suyo no era solo laboral.
ResponderEliminarHe conocido algún tipo así y cuidado que hay más falta de autoestima que otra cosa. Alguien le va a decir más tarde o más temprano que pasó su hora. O no. Saludos
Está fatal, de psicólogo como poco. Espero que le pongan las cosas en su sitio, pero de momento, nanay. Ella tiene un apoyo, la nueva tiene otro, al final es todo politiqueo. Pero la situación es complicada. Por suerte a mí me deja tranquila.
EliminarUn abrazo.
Por lo que contás, es una jefa que no termina de irse. Interfieriendo con las actividades de su reemplazante.
ResponderEliminarBien contado. Y se entiende el título de tu blog. Un abrazo.
¡¡Y aquí sigue!! :D
EliminarUn abrazo.