viernes, 2 de diciembre de 2022

El éxito laboral

Euro (Christopher Lotito)
Hace unos meses quedé con Paula para tomar un café. No coincidimos muy a menudo, así que el tiempo que nos vemos no llega a nada, para ponernos al día rápidamente y poco más. En ese café, mientras le contaba en qué andaba metida con mis manzanas (y ella es una de ellas) me preguntó si no me gustaría serlo también, que por cómo hemos trabajado, cree que se me daría bien. Unas semanas más tarde, Sandra me dijo que yo sería una buena manzana porque puede no gustarme hablar en público, pero lo disimulo lo suficiente para que no se me note y, además, lo hago bien. Me quedé un poco perpleja porque no haría ese trabajo ni por todo el dinero del mundo, pero ellas tienen una percepción de mí completamente diferente a la que tengo sobre mí misma.

Estamos en un mundo bastante centrado en los ascensos y en el éxito laboral, al menos en ciertos entornos. Es frecuente que se premie a los empleados subiéndolos de peldaño: un cambio de título, un buen montón de responsabilidades, aunque no siempre una subida de sueldo (que se lo digan a Sandra). Nuevos puestos en los que la gente no rinde de la misma manera aunque esté preparada porque nadie se ha parado a pensar que esa persona era buena en su trabajo porque le gustaba, se le daba bien o se sentía cómoda, pero no le gustan las nuevas tareas, o detesta hablar en público o quizás lo suyo no es gestionar a los que antes eran sus compañeros.

Hace unos años Sandra solicitó que la empresa le financiara un máster. Nuestra anterior jefa, Ángela, le dijo que sin máster no le haría un contrato de jornada completa. Siempre vi en esta condición muchas oscuridades porque todos los que trabajamos aquí tenemos derecho a la jornada completa. El máster de ciertas universidades suele ser la condición para el ascenso a un cargo y una pequeña subida en el salario. Pero lo de Sandra fue todo un engaño de Ángela y Diana por el que le han dado cincuenta euros más al mes (menos de lo habitual), una carga de responsabilidades para las que no tiene la experiencia ni el carácter porque el máster era de una especialidad que no la preparó para eso, trabajar fuera de hora y que nuestra jefa le extraiga hasta la última gota. Aunque al menos tiene un título con el que puede ir a cualquier parte.

Está machacada y hundida, es el sparring de un departamento (no el nuestro) que la usa para conseguir objetivos de manera tramposa y deshonesta. Para rematar la jugada, esa jefa por la que lloró tanto cuando nos dijo que se jubilaba, no le dio el bono extra que este año el superjefe concedió a los miembros del equipo. Lo pasé mal por ella esta semana. Aquí suelo contar su lado negativo, pero no se merece esto que le está pasando. No debería sufrirlo ni aun cobrando el sueldo que le correspondería porque no hay dinero que pague los abusos.

Quisiera decir que es una excepción a la regla, pero no. Te pagan el máster, te atan dos años para rentabilizarlo, durante ese tiempo te exprimen lo que quieren por una subida al mes que, siendo significativa, no te soluciona nada, que no compensa las horas extras que tienes que hacer, la imposibilidad de conciliar, los fines de semana perdidos, ni el estrés que causa la presión a la que te someten. Si eres lista o decidida, un poco antes de terminar los dos años empiezas a buscar algo mejor. Sandra, cargada como está de falta de confianza e indecisión, sigue aquí.

Piggy bank: Postcards for the lunch bag (Sandra Strait)
No me define mi trabajo. Pocas veces me presento como Dorotea la cuidadora de manzanas. Creo que la mayoría de las personas que están en mi círculo más próximo (aquellas que saben que me llamo Dorotea en ciertos ambientes) se refieren a mí de otras maneras: la que adora los libros, la que escribe en cinco blogs, la que se ha aficionado a caminar en casa, la que quiere que le den un tridente mejor. Sandra, en cambio, no tiene nada.

Mi trabajo no me entusiasma, pero se me da bien y cuando me dejan trabajar tengo buenos resultados. Incluso a veces los tengo cuando no me dejan. Casi todas mis manzanas hablan bien de mí, cosa que me halaga al tiempo que me avergüenza y a mi jefa la enfurece hasta el punto de que si viviéramos en la antigua Roma me mandaría azotar. Así que, ¿por qué querría cambiar de trabajo? Cambiaría de jefa, de compañeras, de oficina, pero de trabajo no cambiaría de buenas a primeras porque mi vida fuera del infierno no tiene precio.

No puedo negar que la subida del ascenso me vendría de lujo, pero soy afortunada. Mi sueldo no es para tirar cohetes, pero esa cifra no marcaría una diferencia real en mi estilo de vida, en lo que me puedo permitir y en lo que no. Del mismo modo que ahora puedo apañarme, con la cantidad de más cada mes tendría que seguir haciendo ciertas cuentas. Sin contar que al pasar por el filtro de los impuestos se quedarían como se quedarían. No sé si es lo acertado, el tiempo lo dirá, pero por ahora quiero mi alma entera y no pasar por lo que Sandra está pasando. Lo que he visto esta semana me ha espantado.

14 comentarios:

  1. Muy informativa esa entrada.
    Confirmás algo que sospechaba, de ciertos ascensos como una forma de manipualción, más que como un reconocimiento por trabajo bien hecho.
    Un abrazo.

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    1. ¡Total! Y la cosa es que hay gente que pica incluso cuando no ofrecen más dinero. Tenemos tantas ansias de notoriedad que con el cargo no llega. Lo saben y lo utilizan a su favor. Muy triste. :(
      Un abrazo.

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  2. A lo largo de mi vida me he topado con mucha gente que te pregunta (aún hoy en día) a qué te dedicas para saber (como dice esa genialidad de artículo que enlazaste) dónde encajarte y cómo valorarte. La verdad que yo he trabajado toda mi vida de vendedora y hasta hace unos años me ganaba bien la vida pero siempre en según qué círculos me avergonzaba de decir cual era mi trabajo. También me encontré en un momento en el que me ofrecieron un trabajo con un cargo más algo en el que tenías mucha más responsabilidad pero no te compensaba el dinero. Siempre va bien que te paguen más pero no a cambio de dejar tu vida en un trabajo. ¿Sabes de lo que me doy cuenta ahora Dorotea sobre todo en redes? Hay muchísima gente que no tiene trabajo o le han vendido el rollo de que ser "emprendedor" es lo más de lo más. Constantemente veo como unos cuantos venden el rollo de ser emprendedor como la felicidad. Trabajarás mucho más pero es para ti. Trabaja sin descanso para conseguir tus objetivos. Trabaja todos los domingos...no pares...Etc, etc. Venden el trabajo como esa cualidad que necesitas para ser alguien. Y mucha gente cae como esa compañera tuya. Por miedo, por status, por lo que sea...hacen todo para ascender por un poco más de dinero que al fin y al cabo no te compensará todas esas horas. Como dices sabes perfectamente qué te puedes permitir y qué no. Lo digno sería que por el trabajo que estás haciendo y por tantos años que estás en la empresa, ésta te premiara cada X meses por tu lealtad y tu buen hacer. Pero eso es casi estar hablando de sueños imposibles. Ay...no sé si me fui por los cerros de úbeda...jejeje

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    1. Maman: te has ido por los cerros de Úbeda pero has tocado otro palo bien interesante y controvertido: el de emprender.
      Y la clave, en tus últimas líneas. Con los años que llevo haciendo mi trabajo, en cualquier otra empresa me habrían ascendido porque con un máster se consigue en un año la experiencia que se consigue en varios trabajando. A estas alturas, un máster en mi área no me va a aportar ningún conocimiento extra. Pero, así lo tienen montado, como un negocio más.
      Un abrazo.

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  3. Es disfrutar con el trabajo, porque son muchas horas de nuestra vida, un tercio. Yo creo que la vocación es algo que sólo a veces se da.

    Un abrazo

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    1. Afortunados quienes disfrutan en el trabajo, Albada. Incluso se puede tener vocación y estar en un entorno poco amigable o agresivo y no disfrutar tampoco.
      Un abrazo enorme.

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  4. Por lo que cuentas lo tienes bastante claro.
    Cuando nos explicas cosas así del trabajo siempre pienso que el mundo laboral es una mierda... Que por una parte lo es y por otra no; todavía recuerdo los años en los que no era solo ama de casa y no puedo decir que todo fuera malo, pero lo que nos hizo sufrir se graba a fuego en nuestra mente.

    Besos.

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    1. El mundo laboral es de asco. Tiene sus cosas buenas también, pero es de asco, jajaja. Quizás debería hacer una entrada sobre lo bueno que tiene trabajar aquí para contrarrestar la negatividad, porque es verdad que lo negativo es lo que se queda marcado, más que lo bueno.
      Un abrazo.

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  5. La conversación de que a ciertos tarugos y tarugas se les da un ascenso para explotarlos y que les guste, la he tenido con algún que otro si ndicalista conocido a lo largo de la vida. Parece mentira pero hay gente que solo por sentir que le han subido un escalón se deja la piel. Yo siempre he preferido traicionar mi ambición para poder cultivar mi afición. O aficiones. No soy especialmente feliz con mi trabajo pero tengo muchas horas fuera para vivir. Ni una hora extra me recorta la vida. Saludos

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    1. Yo también soy de las que prefiere cultivar sus aficiones. Las manipulaciones para otras. Y es más, parezco la mala de la película porque no tengo correo de la empresa en el móvil y hago mi horario, pero adivina a quién han respetado más las dos jefas que hemos tenido en común Sandra y yo.
      Un saludo!

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  6. Hay personas amables que cambian a peor cuando las ascienden. No conocía tu blog, me quedo de seguidora y te invito a que te pases por el mío si te apetece. Un abrazo y feliz día.

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    1. Sí, de eso también hay mucho y daría para que escribiéramos unas cuantas líneas. :) Gracias por pasarte, Rocío. En cuanto pueda te devuelvo la visita.

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  7. Exacto, no sólo no te define el trabajo sino que tampoco los títulos. Qué gusto saber que a pesar de que no te guste mucho sí obtienes buenos resultados generalmente. Te mando un gran abrazo

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    1. Hago lo que puedo para que las cosas salgan bien. :)
      Un abrazo enorme.

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