Pedir un aumento es una profesión de riesgo

Ilustración de Mohamed Hassan

El comienzo del trabajo después de las vacaciones ha sido duro. Sufrimos un conflicto tras otro. Sara Pestes entró en acción con fuerzas renovadas para fastidiar a todo el mundo. Mi jefa es incapaz de defender el fuerte de manera efectiva, básicamente porque pasa de involucrarse. Yo estoy más quemada que nunca, pero al fin he empezado a escribir en LinkedIn.

Han sido todos esos problemas los que me han quitado las ganas de actualizar el blog. Tenía dos entradas preparadas antes de irme de vacaciones y no me he dignado a subirlas. Y entonces, pasó lo de Nati y se hundió la moral de las tropas.

Nati pidió un aumento. Lleva un año aquí, pero su jefe Pablo Ojete le encarga más tareas de lo que corresponde a su puesto de secretaria. Así que pasaron doce meses y solicitó una subida de sueldo. Hay varios problemas que ya de primeras ponían la situación en su contra.

·     Como he comentado, sólo lleva un año trabajando aquí.

·     No se dan subidas así como así, sobre todo si no van asociadas a un ascenso, aunque sea pequeño.

·     La solicitud tenía que hacérsela a mi jefa, pero Nati avisó a su jefe directo. Se lo soltó un día como quien no quiere la cosa y fue suficiente para que él se volviera loco, entrara en modo obsesivo y, sobre todo, avisara a mi jefa de la situación, que tuvo tiempo de ponerse a la defensiva.

·     Tanto mi jefa como su jefe son unos negados de la comunicación, las relaciones personales o cualquier cosa que tenga que ver con tratar con gente.

Con estos cuatro puntos como protagonistas, Nati se encontró a una persona completamente en modo negativo, a la defensiva agresiva y no dispuesta a escuchar. Si no quería darle el aumento, y mucho menos el ascenso, era suficiente decirle que este año ya se había cerrado el presupuesto o que sólo llevaba un año y era demasiado pronto. Pero no, tuvo que humillarla. La machacó. Y cuando se fue llamó al Ojete para echar leña al fuego. Fue muy fácil cabrearlo y ponerlo en contra de Nati diciéndole que se creía una directora general.

Mi jefa es gilipollas, al menos lo es conmigo. Ella y yo somos agua y aceite. Pero no es personal y tarde o temprano le tenía que tocar a alguien más recibir la dosis de veneno, pero que haya tratado tan mal a Nati no es un consuelo. Sé que actuó así para que ningún otro miembro del equipo intente la experiencia, a sabiendas de que ella nos lo contaría a las demás. Pero sabéis ¿qué? En la próxima evaluación la que pedirá aumento y ascenso seré yo. Sólo por fastidiar