Dorotea mete la patita en LinkedIn

Imagen de The Digital Artist

Hace unos meses comencé a preparar mi salida de esta empresa. Tengo un trabajo tan especializado que no creo que encuentre nada fuera de aquí, así que estoy en proceso de reinvención. En los últimos nueve meses he aprendido tantísimo de otras cosas que me siento como si hubiera salido al mundo por primera vez. No sé si esos conocimientos me valdrán de algo, pero el recorrido de aprendizaje ha sido un disfrute.

Reinventarme supone salir de mi zona de confort y una de las cosas que más me incomodan en el mundo son las redes sociales, por mucho que Dorotea naciera en Twitter y tenga ahora una pequeñita cuenta de Bluesky. Pero ser resiliente, evolucionar y acercarme a un nivel decente de profesionalidad implica meter la patita en LinkedIn. Y desde que estoy allí he descubierto algunas cosas que voy a enumerar a continuación.

· Tengo amigos aún más prehistóricos que yo. No tienen perfil en LinkedIn, no saben qué es un webinar o no han escuchado jamás hablar de Canva (o las tres cosas). Saber estos datos sobre ellos me hizo sentir un poco mejor  puesto que algunos son más jóvenes que yo (soy lo peor, lo sé). Y sacando a la luz mi lado egoísta, me dificulta mucho crear una red de contactos al principio, que es cuando se tira de amigos.

· Parece que soy la última en subirse a este carro. A pesar de lo que comento en el primer punto, todo el mundo tiene cuenta ahí, ya sea gente del curro o no. Así que me toca llamar a todas las puertas para que me acepten la conexión. Me da una vergüenza mortal y me siento una arrastrada. Un amigo incluso me preguntó que por qué le pedía contacto a estas alturas. Porque… ¿me acabo de abrir el perfil? Esto no ayuda a superar mis reticencias, me da la impresión de que todo el mundo va a pensar igual. Pavor al rechazo, amiguis.

· Hay gente a la que ni de coña voy a pedirle conexión. Tienen nombre propio: mis jefas y Sara Pestes. Si mis jefas, actual y anterior, me ven y quieren conectarse, tendré que aceptar. Ahora, digo desde ya que a la Pestes no la quiero conectada conmigo ni aunque me paguen.

· Lo que piensen en mi empresa me importa una mierda. Cuando hice el máster no quería que en el trabajo supieran que me interesaba por otras cosas porque a mi jefa (Ángela) le parecía mal todo lo que hacía fuera de horario y me dificultaba la vida. Sé que tengo todo el derecho a utilizar mi tiempo libre para lo que me dé la gana, pero tener (más) problemas en la jornada laboral no era plato de buen gusto. Así que no me hice una cuenta en LinkedIn para no tener que ocultar nada. No creo que fuera una decisión acertada, pero era consecuencia de la cultura del miedo en la que vivía. Ahora está superado y me la sopla lo que piensen de mi curriculum o de cualquier cosa mía. Lo malo es que para llegar a este punto de sabiduría las he pasado canutas.

· Voy a ser activa. No estoy ahí para figurar. En septiembre empezaré a publicar con un calendario editorial. Los temas no serán sobre mi trabajo actual porque quiero cambiar y llamar la atención de gente diferente. Espero que alguien en mi empresa lo vea y al menos se pregunte qué coño estoy haciendo y, sobre todo, qué coño están haciendo ellos para que la Doroty no escriba sobre manzanas pulidas. Ya que les entre el caguelo o no, me la sopla también. Ellos sabrán.