Coincide con ella en la estación desde hace dos años. Después
de unos cuantos días sus miradas, por encima de la mascarilla, parecían decir
aquí estamos otro día. Ella nunca respondió a esas miradas, no le interesa
hacer amigos en un andén. Las mascarillas desaparecieron y él siguió
insistiendo, poniendo ojitos, a veces de perro lastimero, otras de cordero degollado, pero siempre queriendo lanzar un mensaje, ella no siempre sabía cuál. Ella siguió ignorándolo y, si en algún momento se
cruzaban, su cara seria, casi malhumorada, lo decía todo: no me interesa, get
off my back.