La pareja de la cajonera, de Dorotea Hyde.
Enlazadas en rojo. Estábamos predestinadas.
|
Me encanta cuando la gente se pasa de lista y a continuación
se la pega. Sé que no es ni tolerante, ni paciente, ni amable. Me da igual, voy
a saltarme todas las lecciones de autoayuda.
Si a alguien le gusta que se pasen de listo con él o ella o disfruta
mientras lo humillan y lo dejan quedar como una escoria que no tiene ni idea de
nada, que se pase por los comentarios y lo diga. Respetaré su masoquismo, pero
yo odio que me traten como una imbécil, que vengan a hablarme como si no tuviera
ni idea de nada aunque esté razonando y justificando mis réplicas y la otra
persona simplemente esté siendo sabionda, chuleándose como si hubiera hecho el
descubrimiento del siglo, como si tuviera el poder del conocimiento universal y
divino. Más allá de tener razón o no, me encanta que esa persona se lleve el
chasco y se hunda en un agujero (cavado por ella misma).