La despedida (5): Trabajamos en Manderley

Going, Going, Almost Gone... (meg_nicol)

No sé si hace falta que explique quién es Rebecca de Winter, pero por si acaso, allá voy, sólo las líneas justas para que mi referencia en el título se entienda. La protagonista de la historia, una mujer joven e inocente, se casa con un viudo, el marido de la difunta Rebecca. Cuando llega a la casa, Manderley, se encuentra con la presencia fantasmal y permanente de la primera señora De Winter que la asfixia durante toda la película (no he leído el libro, así que desconozco las diferencias que pueda haber respecto a esa situación).

En la oficina tenemos a nuestra propia Rebecca, aunque como es una persona viva no necesita ayuda para ejercer el acoso. Mantuvo un perfil bajo durante el último mes y medio, pero la jefa saliente ha vuelto por los fueros. No está, pero su presencia, como la de Rebecca, lo invade todo. Sigue gestionando a escondidas, en secreto y en silencio. Apenas contacta con nosotras, pero sí contacta con otras que luego nos lo chivan, siempre por casualidad. Claramente está en plan manipulador y quiere seguir influyendo en su antiguo entorno sin estar.

Hace unos días recibió una consulta por email de un exempleado. En vez de avisar a la persona de que ella ya no trabaja en esta empresa y pasarnos la pregunta, se puso a investigar por su cuenta. Me enteré porque la gente es una plasta y esta persona le escribió a todos sus contactos aquí y uno de esos contactos soy yo. Al empezar a tirar del hilo, me dijeron que ella estaba haciendo las mismas preguntas que yo. Salí como pude de la situación y le pasé el aviso a mi jefa. Por suerte, creo que no va a haber follón por estar ella metida en el ajo, en parte porque no le dije a mis jefes que la saliente está cotilleando. Pero ya se verá.

Le conté esto a Mike, más como broma que como queja, y él empezó a soltar la lengua, como si fuéramos dos viejos en un centro de salud compitiendo por quién tiene las llagas en peor estado.

En esta época empiezan las evaluaciones en el departamento. A veces son reuniones difíciles, cuando el rendimiento no es el esperado, pero en ningún caso Diana (y ahora la nueva) tenía un papel relevante en ellas. Cuando estaba en el cargo se comportaba como una histérica (en realidad, cuándo no se comportaba así) y no dudó en escribirle a la nueva para decirle paso a paso lo que tenía que hacer y cómo hacerlo, cómo se tenía que comportar, qué decir, como si Carmina no tuviera capacidades suficientes. Eso es lo que le gusta a Diana, menospreciar nuestra inteligencia, nuestras habilidades explicándonos lo obvio, manipulándolo para que creamos que nuestro método no sirve.

Después de enviar ese email, llamó a Mike para preguntarle dónde y cuándo había reuniones y con quién. No hay manera de ver esto como correcto. Las evaluaciones son información personal, dónde va a estar una persona también. Mike le preguntó a la nueva y ella lo autorizó a darle los horarios, supongo que para no crear un conflicto, aunque no sé qué conflicto puede haber en decirle no. La razón para necesitarlos es que quería enviarles flores a quienes iban a sufrir la evaluación, para animarlos. Nunca les había enviado flores, solo quería dejar su meada de perro. Mike pensó lo mismo y no le dijo a la nueva el motivo para no enfadarla más de lo que está. Nos morimos por saber qué pensará cuando vea las flores en las reuniones, aunque no sé si llegaremos a enterarnos.

La jefa nueva no para de darles las quejas a mis compañeros, pero nadie hace nada para deshacerse de ese bichejo que está entorpeciendo el trabajo de los demás. A veces son tonterías, como la gestión que está haciendo en paralelo a la mía, pero si ella le escribe a la persona diciéndole una cosa y nosotras le decimos otra, en qué lugar nos deja.