viernes, 28 de abril de 2023

Yo controlo

Papel triturado
Contraption HMM, de Harry McGregor

Yo controlo (o lo dejo cuando quiera) es la típica frase de yonqui cuando alguien dice que tiene un problema de adicción. Titulé así la entrada porque iba a ir de La Rotten y de una faena que nos hizo porque siempre dice que controla muy bien el estrés, aunque sea mentira y ande todo el día desquiciada y desquiciando a los demás. Y si tiene un poco de trabajo más de lo normal insiste aun más en que ella controla, que lo controla todo, aunque esté pendiente del email fuera de horario o no pegue ojo en toda la noche.

Si hablamos de gente que controla todos los detalles y a los demás, pero de verdad, la verdadera reina es Diana, la jefa saliente. Adicta al trabajo, a la perfección, a mandar. El problema, ya lo sabéis si habéis leído entradas anteriores, es que tampoco controlaba su situación para nada porque en cuanto no podía controlar algo o a alguien, se desquiciaba. También en volverse loca era la reina. Nos monitorizaba, enviaba emails a horas inapropiadas pidiendo tareas absurdas, hacía seguimiento en todas las fases de nuestro trabajo, desde qué emails escribíamos, a quién y cuándo, en qué carpetas guardábamos los archivos o el tiempo que manteníamos esa documentación. Aun ahora, en su supuesta jubilación, cuando contacta con nosotras, lo hace con segundas intenciones. La primera es pedirnos (mandarnos) la tarea, la segunda es saber si estamos ahí.

Cuando se es maniático y obsesivo es fácil caer en el hábito de guardarlo todo para tener pruebas de lo que pasa, de lo que se habla, de lo que se puede echar en cara. Así que Diana guardaba absolutamente todo lo que enviaba y recibía y nos animaba a hacer lo mismo. Igual que con los emails que escribíamos, con algunas tenía más éxito que con otras. Incluso tuvo un obstáculo que superar hace unos años cuando entró en vigor el RGPD porque no quería aceptar las indicaciones de los abogados que vinieron a asesorarnos. Se negaba en rotundo a que elimináramos cualquier tipo de información. A mí eso me incomodaba. A ver por qué porras tenía que guardar yo en mi ordenador información personal y delicada que ya no hacía falta.

Entonces, llegó la jubilación de esta pava acompañada de nuevas oportunidades de la mano de la jefa entrante, que es bastante pasota para ciertos temas. Yo soy lo opuesto a la Rotten y Diana, me cuesta controlar a los demás y gestionar mi estrés, así que no voy a tomar decisiones que le corresponden a la nueva, ya bastante tengo con lo mío, pero sí puedo volver a decidir lo que me toca y, sobre todo, no voy a escurrir el bulto si puedo mejorar mi situación. Así que ni corta ni perezosa me he puesto a ello.

Con la excusa de una actualización en las tareas del departamento, he informado del vencimiento de la información que custodio, saltándome a la torera todo lo que Diana dispuso cuando llegó sin tener ni pajolera idea de mi trabajo. Llevo muchos años trabajando en esto y conozco la vida útil de esos documentos, me gusta hacer expurgo, quiero tener mi archivo limpio, quiero adaptarme a los plazos y, sobre todo, quiero romper con el pasado. Puede que la bruja saliente no se haya ido del todo, pero ya no tiene poder sobre mí y eliminar archivos y romper papel es lo más parecido a una purificación y dejar lo malo atrás. Ojalá pudiera quemarlos y no sólo echarlos a un contenedor de destrucción confidencial. Quiero ser la que por una vez diga yo controlo, aunque sea sólo sobre unos trozos de papel. Quizás parezca una tontería, pero significa que ahora nadie me controla a mí.

6 comentarios:

  1. Por lo que contás en esta y anteriores entradas, muy bien hecho.
    Un abrazo.

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    1. Gracias, Demiurgo. A veces no es fácil hacerlo después de mucho tiempo atrapada, pero ha estado bien. :)
      Un abrazo.

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  2. De tontería nada, por algo se empieza. Primero son unos trozos de papel y después es tu vida. A por ello.

    Besos.

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    1. Además, hay que empezar por proyectos pequeños. Este estaba a mi alcance. :)
      Un abrazo.

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  3. Estoy de acuerdo en que no es una tontería. Casi es como la psicomagia de Jodorowsky pero más efectiva. Porque es hacer un gesto simbólico que contradice la opinión de esa pesada que siempre es saliente pero nunca acaba de salir. Estos pequeños gestos parecen tener mucho de sanación a nivel psicológico. A lo largo del tiempo he visto que de estos pequeños detalles salen luego grandes cambios personales.
    Diana se va desdibujando también con estos papeles que haces desaparecer. Y es una rebelión pacífica que en teoría no debería hacer daño a nadie. Un abrazo

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    1. Has dado en el clavo, S., y lo has explicado mucho mejor que yo. Pero al mismo tiempo me alegra que mi texto transmitiera lo que quería expresar.
      Un abrazo.

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