miércoles, 16 de julio de 2014

Diario de un "Ascenso": el día a día con Fräulein Rottenmeier

Martes 15 de julio de 2014

18:35h

Mi amiga Esther y yo estamos en la cocina tomando algo. Quiero salir cinco minutos antes para ir al médico. Esther me dice que mi jefa ya se fue, así que decido adelantar la salida diez minutos para no tener que correr y llegar sudando. De pronto, escuchamos a alguien que saluda. Nos miramos. Esther no ha podido ver quién entraba. ¿Es la Rotten? La voz parecía un poco más grave, ella la tiene de pito. Y no se escucharon sus pasitos rápidos, tiqui tiqui tiqui. Silencio.

Seguimos merendando y hablamos bajito. Nos interrumpe el sonido del ascensor. Así que la persona que entró sigue ahí. Es extraño que la Rotten no entre cotillear en la cocina. Le gusta tener todo bajo control. Aunque desde hace tiempo meriendo más tarde y ella lo sabe. Cuenta con verme en el zulo.

Pasan los minutos y el edificio está en silencio. Esther me dice que me vaya ya, no sea que me la encuentre. Aunque sea así, no me puedo parar con ella. Una cosa es ser educada y otra decir siempre que sí. Pero la conozco y sé que si la veo me va a atrapar. Un día me la encontré camino del tren. Ese día también iba al médico, apurada porque no había podido salir unos minutos antes. Se lo dije. No le importó. Me persiguió un poco más allá del cruce donde nos teníamos que haber separado.

Entré en mi despacho, contesté rápidamente un email de trabajo y salí al pasillo con el cepillo de dientes en la mano. Al otro lado del pasillo estaba ella, con un chupachups, hablando con las arpías. Bajito, confabulando. Nos miramos. Hizo el ademán de acercarse. La saludé con el cepillo y le dije adiós sonriendo como una lolita.

Cuando regresé del baño un email de Esther me gritaba: ¡Era ella! Lo mismo que iba a escribirle antes de marcharme… para que las paredes no escuchen.


Miércoles 16 de julio de 2014

13:05h

Después de recoger unos papeles, voy a administración a que me paguen un reembolso. A mi compañera le cuesta encontrarlo. Hay dos tipos de formularios para hacer los justificantes, voy a señalarle el que utilicé por si le resulta más fácil buscar y me dice que ya ha aparecido. Me llevo una sorpresa porque ella coge un justificante hecho con el otro formato, le pregunto si está segura y cuando me lo da para firmar, compruebo que todo es correcto. En un segundo, sé lo que ha pasado: la Rotten ha metido las zarpas.

Yo me hago mis justificantes de gasto para ahorrarle trabajo. Aunque me echa una mano porque es la secretaria del jefe, no tiene por qué hacer estas pequeñas cosas de la gente del departamento. Cuando era una recién llegada, le pasaba los tickets y facturas y ella me hacía los justificantes, pero en vez de poner el concepto que yo le decía, quería cambiarlo. Si le decía que el gasto era de productos para pulir manzanas, ella quería poner que eran papeles de envoltorio para mandarinas. Me costaba demasiado tiempo convencerla, así que decidí aprender a hacer los justificantes y así ser autosuficiente. Por supuesto, no le pregunté cómo hacerlos, sino que le pedí ayuda a Esther. Que no acudiera a ella le cabreó muchísimo, pero no dejó de hablarme, por desgracia.

Después de enviarle los primeros justificantes, me llamaba siempre para decirme que algo estaba mal. Yo sabía que estaban bien. No poder hacer los cambios la enfadaba y acabábamos discutiendo. Al final, se dio por vencida con los justificantes y empezó a corregirme los certificados que tenía que firmar nuestro jefe. Sólo una vez hubo que cambiar una cosa, pero ella quería mover aunque fuera una coma. Incluso en una ocasión se lo envié en formato electrónico porque no tenía papel con el sello de la empresa y casi lo descuajeringa porque en su ordenador se veía con otro formato.

En lo que respecta a nuestro trabajo juntas, he tenido que hacerlo perfecto y así pasaron unos años sin darme problemas. Hasta hoy. Mejor dicho, hasta hace dos semanas. Al ir a hacer el justificante de gasto, vi que habían cambiado uno de los códigos. Mi error no fue poner el código mal, sino preguntarle a ella. Sembré la duda y le di la oportunidad de cambiar algo. Como el contenido era correcto, ¿qué podía cambiar? El continente.

Para mis gastos, como son simples, utilizo el formulario sencillo. El otro se utiliza para viajes, en los que los empleados tienen muchos gastos de diferentes tipos y con cambios de divisas.

¿Por qué tuvo que cambiarlo? Porque necesita sentirse superior, restregártelo a la cara y dejarte como una mierda; necesita saber que sabe más que los demás (perdón por la repetición); necesita ayudar aunque la otra persona no necesite ayuda para sentir que la otra persona depende de ella; necesita perder el tiempo para poder seguir diciendo que está ocupadísima, que no le llega el horario de trabajo para hacer las cosas y que los demás la vean como víctima. Menospreciar nuestro trabajo es como un orgasmo para ella y sentirse por encima de los demás es como esnifar una rayita de coca. Pura euforia.

6 comentarios:

  1. ¡Dime donde trabajas que yo pongo firme a esa señora! Mis amigos acostumbran a pedirme que llame a tal o cual sitio para reclamar e indignarme lo que sea, porque se me da de lujo, suelo conseguir lo que quiero, y me desestresa eso de chillar un poco. Así que ya sabes... ;-)

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  2. Como me enfade mucho, te paso su número para que llames y la vaciles jajajaja. Gracias por la oferta. Reconozco que no tengo carácter para cabrearme con desconocidos, es una desgracia :(

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  3. Parece que a esta señora le gusta menospreciar a los empleados de la oficina , lo único que te puedo decir es que tengas paciencia y no te amargues :D ..

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    1. Sí, alivia sus complejos así. A veces me amargo, por eso escribo :D

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  4. Pobre! Me recuerda a la película "El diablo se viste de Prada" ... o cambias de jefa o de trabajo. Eso es insoportable! Ánimos!!!

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    1. OMG! Espero que no sea tan terrible como El diablo se viste de Prada. A veces los que estamos dentro no vemos las cosas claramente. Cambiaría de aires, pero está tan difícil...

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