Hace una semana terminé uno de los proyectos que tenía
abiertos. Estoy segura de que el resultado será positivo, tanto mi compañera
como yo trabajamos muchísimo durante seis meses para sacarlo adelante y estamos
muy contentas con el resultado. Por ello, para celebrarlo, porque nos lo merecíamos,
nos fuimos a comer.
Desde el principio conectamos muy bien. Paula es muy
extrovertida, simpática, trata con mucho cariño a todos los que tiene
alrededor. En nuestras reuniones hablamos de otras cosas además de trabajo y
descubrimos que tenemos muchas cosas en común. Ahora que terminamos es probable
que no nos veamos mucho. En los próximos meses todavía tendremos contacto
porque le debo unos papeles, luego vendrá la carta de aprobación y ella me
enviará una copia para nuestros archivos. Trabajamos en edificios diferentes,
tenemos actividades diferentes e, igual que no veo a David,
tampoco la veré a ella. ¡Y David trabaja más cerca! Probablemente en otras
circunstancias, llegaríamos a ser amigas aun siendo compañeras de trabajo. Si el
proyecto hubiera sido más largo, podría haber surgido una amistad, una de esas
en las que cuando dejas de verte en el trabajo, sigues en contacto con la persona. Algunas
relaciones amorosas no llegan a empezar, algunas de amistad tampoco.
En los siete años que llevo aquí no he hecho muchos amigos. No
sé si seré rara… ¡Qué digo! Claro que soy rara, soy la rarita aquí porque no es
normal tener mi edad, vivir sola, estar soltera y no importarme estarlo. Porque
soy discreta, no les cuento mi vida y paso de los cotilleos. Porque no soy
pelota y no me caso con nadie y no hay nada peor que no pertenecer a un bando. Me
gusta hablar más que de trabajo, del tiempo y de niños. Me aburro con gente a
la que lo único que le importa es el modelo que llevas puesto. No me gusta que
me recorran de arriba abajo analizando cada una de mis prendas (para
despellejarme en cuanto subo la escalera) si no lo hace un tío en el momento y
el lugar adecuado.
Esther, una de mis (pocas) amigas aquí, dice que le caigo
muy bien a la gente, que tengo algo que los atrae. Ellos me aceptan a mí, soy
yo la que no acepta a cualquiera. No hay nada como una mirada ajena sobre
nosotros para conocernos un poco mejor, nunca me habría descrito de esa manera.
Quizás por eso voy a mi bola, porque no me apetece tener en mi círculo a
personas que sé que en cualquier momento van a clavar sus garras o sus puñales.
Lo sé porque ya ha pasado y prefiero seguir a mi bola que morirme desangrada.
Hoy comí con una amiga y hablamos de esto, otra vez. Las dos
vamos al curro a currar, no a hacer amigos. Estoy de acuerdo con el artículo
que enlacé antes, pero es agradable tener a alguien con quien conectar, ir a
tomar unos cafés, criticar a los jefes, desahogarte de cosas comunes. Viendo el
percal que hay en nuestras oficinas, decidimos que es mejor seguir como estamos,
sin embargo, tengo un poquitín de envidia de aquellos que trabajan en un grupo
a gusto, que no están aislados y saben que pueden contar con su compañero de al
lado. Al menos, no estoy sola ahí fuera. Eso es lo que importa.
Me he sentido más que identificado con tu texto. He recibido ese comentario de que caigo bien a la gente varias veces. Pues vale, a mí no me cae bien todo el mundo tampoco pero claro, no tengo que hacerlo notar salvo si el caso es grave. Se llama educación. Y por supuesto que no vamos a hacer amigos al trabajo. A mí a veces me tira para atrás gente con la que no tengo mucho en común que quiere que salgamos fuera del trabajo. Si son hombres me aburre la idea y no lo hago. si son mujeres puede que ocurra y me meto en problemas. Aunque hace tiempo que cais no tengo compañeros, estoy en un lugar (de paso)que ya no hay mucho de eso. Bueno, tu texto ha sido un placer y muchas reflexiones.
ResponderEliminarDecirme que te ha hecho reflexionar, es lo mejor que podían decirme :) También he pensado mucho sobre este tema en la última semana... por enésima vez. Y tienes toda la razón, la gente confunde la educación con otras cosas, no saben diferenciar los tipos de señales y mucho menos la ausencia de ellas.
EliminarSobre salir fuera del trabajo... uf! Creo que sólo saldría con alguien con el que siento una amistad en ciernes o con un tío que me guste y entonces, yo también estaría en problemas :D
Un abrazo.
Pienso lo mismo que S. Me he sentido identificada (en este caso, yo es que también soy muy rarita, qué quieres que te diga). Pero si alguien no me cae bien, me olvido de la educación y soy excesivamente borde. ¿Será un problema muy gordo?
ResponderEliminarSiempre existe alguna persona que impide que vivas en soledad :)
Un besito.
Puede que ser borde no esté bien, pero ser cortés tampoco es siempre conveniente. Un corte a tiempo puede ahorrar disgustos.
EliminarY sí, siempre habrá alguien que impida la soledad, aunque por suerte con algunos se está a gusto :)
Gracias por pasarte, Miss Carrousel.
Vengo de lo de S
ResponderEliminary me gustó tu comentario por lo cual me acerque a tu blog
y te leo
Gracias por compartir
Gracias por pasarte, Recomenzar. Quédate cuanto quieras :)
EliminarAntes de leer tu última entrada voy leyendo los enlaces y así me entero mejor de qué va todo, jejeje
ResponderEliminarEl último trabajo que tuve con compañeras no hace mucho de eso, fue aquí en Buenos Aires y necesitaba trabajar sí o sí para regularizar mi situación de "persona ilegal".
Encontré en una tienda de ropa de vendedora y habían dos chicas más, mucho más jóvenes que yo más la jefa que era de mi edad. Yo tampoco creo que los compañeros de trabajo sean amigos tuyos pero sí pueden llegar a serlo. De hecho con la encargada del local nos hicimos bastante colegas y luego de que dejáramos de trabajar ahí todavía nos hablamos aunque ahora vivamos muy lejos la una de la otra. Pero es muy linda persona y le tengo cariño. Por ejemplo con la jefa (que como tal era un desastre y rozaba un poco la mala persona) a veces me llama y tomamos un café. Mi pareja no entiende como voy a tomar café con alguien que no me viene ni me va...pero yo tengo esa tara...la gente no me suele caer mal y entonces no me disgusta tomarme un café con ellos. De vez en cuando. Obvio. No cada semana.
Pero no puedo opinar mucho más porque llevo media vida trabajando sola. La verdad verdadera es que no me gusta trabajar con gente. Me agobio.
Si tuviera que volver a trabajar con gente quizás ahora sería distinto, no tengo tanta paciencia y las tonterías que a veces se generan (muchas veces entre mujeres) me cargan bastante. Uhhh...cómo me enrollé...jajajjaa
Enróllate lo que quieras. :)
EliminarA veces se encuentra gente maja. Conocí a dos de mis mejores amigas en el trabajo, en uno antes que este. Pero el entorno es árido y a veces la competitividad no propicia nada bueno. Que si lo miras bien, es una pena porque pasamos muchas horas con esas personas, pero saca lo peor de la gente.
Con Paula, la chica de esta entrada, ya ves que sigo la relación. No es amiga más allá del trabajo, pero está ahí si necesito hablar con alguien en un día duro. Y eso es importante también.
Y... yo también preferiría trabajar sola, jajaja. Pero hasta que no pueda comer de escribir en el blog (y a la vista está que no está monetizado), pues nada, a seguir con la gente. :D
Un abrazo enorme.