lunes, 4 de julio de 2016

Juego de celos

Bitches love tricks. Ilustración de Cersei Lannister con fuego valirio en la mano y Melisandre (la mujer roja) con el demonio que parió
They love tricks~ Cersei & Melisandre, de Giovana Milanezi
Ha terminado la sexta temporada de Juego de tronos y siento que me he quedado huérfana. Espero retomar pronto Mr. Robot, pero después de una semana desde el final todavía… cómo decirlo para no dar pistas, todavía estoy saboreando el picante explosivo del cóctel servido por Cersei. La serie ha sido el centro de la mayoría de las conversaciones en los ratos de descanso con Esther y Grace. Durante diez semanas hemos reído, sufrido, teorizado, vapuleado o admirado teorías ajenas y hemos deseado ser tan buenas anfitrionas como Cersei en este capítulo, aunque sea nada más en sueños. Casi nadie más de mi entorno ve la serie. Nunca he sido de las que braseo a los profanos en un tema, así que en el neozulo no hablo nunca de esto con Sandra. Sin embargo, Ana también la sigue. Es muy sencillo atar cabos y darse cuenta de que Sandra, una vez más, está atacada por los celos.

Escribí sobre los celos de Sandra en uno de mis primeros posts. En aquel momento estaba loquita por Mr. Lolas y me veía como una amenaza. Incoherencias propias del ser humano las que la hacían sentirse amenazada por mi presencia entre ella y “su” hombre, al mismo tiempo que me despreciaba por no tener tipo de top model y me consideraba indigna de tener pareja por sufrir sobrepeso (a mí y a todos los gordos, no penséis que era nada personal). Una vez más pequé de inocente y pensé que sin un machote en la sala no habría problema. No recordé que los celosos no solo tienen ese sentimiento horrible por el objeto de sus desvelos, también lo tienen por sus padres, sus hijos, sus amigos o, simplemente, porque no son el centro de atención de una situación cualquiera.

Cuando estábamos en el zulo éramos tres. Ese número que en teoría conlleva conflictos, allí era portador de armonía. Yo iba a mi bola, trabajando la mayor parte del tiempo, a no ser que comentáramos Making a murderer, Expediente X o cualquier otro tema que fuera de mi interés. En realidad, me importaba un bledo el noventa por ciento de las cosas que salían por sus bocas. ¡Y soy generosa! Me gustaría no saber nada sobre el matrimonio de Sandra en la antesala de un divorcio, de los quebraderos de cabeza por los problemas con la herencia de su padre y la traición del abogado, tampoco querría sugerir regalo de cumpleaños para el primer amor de Ana… por no hablar de las Kardashian, que estarán en el candelero al otro lado del charco pero a mí no me importan ni medio comino.

More wine: ilustración de Cersei Lannister con una copa de vino
Cersei, de Giovana Milanezi
Desde la mudanza, a pesar de no estar tan unida a Ana, me paso todos los días por su ofi a primera hora de la mañana para saludarla, hablar de Juego de tronos sin molestar a Sandra, comentar la Guía del autoestopista galáctico (recomendación suya) o cualquier otro libro y desahogarnos un poco del curro. Sandra en cambio, ha estado meses sin pasarse por allí. El máximo esfuerzo que hacía era llamarla y con voz repipi decir: “puedes subir cuando quieras”. Si Ana estaba ocupada y no subía, pasaba días sin verla, ni siquiera se enteraba de que nosotras nos veíamos a sus espaldas porque no tenía ningún interés. Hasta que nos pilló. Lo cierto es que no nos ocultábamos de nadie, creo que todo el edificio sabía de nuestras charlas mañaneras* excepto ella. Justo ahora es cuando debería decir que se armó, pero sería mentir. Simplemente su cara parecía la de una muerta en el velatorio. Por si fuera poco, Ana, nada más verme, dejó la conversación que tenían para preguntarme si había visto el último capítulo. En ese momento, el blanco se convirtió en rojo tomate y se fue con el rabo entre las piernas tramando ya una venganza.

Para mí esto no es una guerra. Quizás lo sería si Ana fuera Antonio, si Antonio fuera hetero, treintañero, soltero y me gustara. Pero no. Ana es solo una compañera con la que de vez en cuando hablo de series y libros. En cambio, para Sandra es una guerra igualmente. Ella tiene que caerle bien a todos, más que eso, ella tiene que caer mejor que nadie y cuando no es el centro de atención los celos y la envidia salen al ring y se ponen a bracear. Cuando un par de horas después del descubrimiento me dijo: “creo que voy a empezar a ver Game of thrones”, tuve que aguantar una carcajada. Y cuando vi que su método supereficaz para verla rápido es escucharla por los auriculares mientras “trabaja”, tuve que aguantar otra carcajada más. Como no se entera de nada, Ana y yo seguimos comentando los capítulos en petit comité. Entre medias llegó Celia, así que no sé si el silencio de Sandra sobre el tema es porque piensa que hemos dejado el vicio o porque se corta delante de la nueva.

Lo curioso es que desde el día que descubrió mis tertulias con Ana, le compra café de paso que compra el suyo y se lo lleva, más o menos, a la hora a la que solía ir yo. La pobre no sabe que me da igual, puedo visitar a Ana en cualquier momento, solo tengo que bajar esas escaleras que a ella le suponen tanto esfuerzo aun utilizando el ascensor. Es más, estoy encantada porque por llevar el café, se retrasa media hora y eso es un tiempo precioso sin una pelma al lado.


* El zulo está al lado de la fotocopiadora, así que creo que casi todo el mundo ha pasado por allí en algún momento en estos meses.

6 comentarios:

  1. la convivencia con la fauna del curro es tema complejo y extenso... y de terror también.

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    1. Y además no nos podemos librar de ella ni podemos escoger. Como la familia, vamos :D

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  2. Increíble. Ya te dije hace un par de semanas que sucedería un juego de tronos entre vosotras o algo así pero no imaginaba que la cosa fuera tan literal. En laúltima temporada el 6x09 me dejó casi sin palabras. El último ya me pareció epílogo pero aún así nos dejó abierta la imaginación para la séptima. Pobre Sandra que verá la serie sin gusto, sólo a la carrera y como una obligación o competición sin placer. Lo de pobre lo puedes tachar que tampoco levanta mucho cariño.
    Sus ideas sobre quién es digno e indigno de tener pareja están tan equivocadas como en general toda ella con su cacao mental. De hecho digno e indigno se deberían usar en otros contextos. Besos
    P.D. Lo que me gusta de este culebrón además de que hay alguien a quién poder oponer y usar de malvada para motivarnos es que he disfrutado acertando por una vez. Sabía que habría desequilibrio de poderes. No lo pierdas contra celosa compulsiva.

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    1. Sinceramente, S., sin considerarme Einstein, han pasado tantas cabezas huecas en estos años en el zulo, que no tengo esperanzas de que la balanza siga pesando más hacia mi lado. De hecho, esta mañana Celia llegó a la ofi después de su fin de semana largo y estaba hablando como una cotorra con Sandra. Se ve que no tuvo ganas de contármelo a mí, pero mejor porque yo no quería escuchar toooodos los detalles.

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  3. y sigo tus aventuras con las letras
    el verano está con todo y los españoles se han retirado de las letras abrazos con luz para vos

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    1. A mí también me cuesta mucho escribir en verano, sobre todo en julio (agosto me lo tomo libre siempre :) ). Este año me he propuesto hacerlo con el mismo ritmo de siempre y para fastidiarlo, una crisis de ideas me invadió. Pero... ya tengo otra historia, mis compañeras me lo ponen fácil :D
      Un beso enorme, hoy, entre nubes.

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