viernes, 12 de junio de 2020

Covid-19, Diario de un encierro (13): Plantones telefónicos

Lunes 8 de junio de 2020

Volví al trabajo después de mi semana de permiso. Como siempre los lunes, tocó (supuestamente) reunión. Mi jefa nos dio plantón a las tres y media. No teníamos noticias de que fuera a convocarse a otra hora, pero alguien inventó que era a las cuatro y la Pestes, siempre protagonista, inició la reunión dos veces. Finalmente nuestra jefa nos dijo que quedábamos a las cuatro y media, pero nunca apareció. Yo tampoco. Después del plantón, decidí que solo asistiría a la reunión si la convocaba mi jefa. Tengo demasiadas cosas que hacer, tanto laborales como personales como para ir corriendo a atender la llamada de alguien que quiere ir de mandamás y estar en el centro de nuestras miradas. Sara Pestes es como la princesa Margarita en The Crown.

La rutina en mi casa ha cambiado completamente. Tras la operación, mi padre tiene que guardar reposo. Mi madre aún tiene molestias por su lesión, así que recae en mí una buena parte del trabajo doméstico y del huerto. Estoy estresada por las fechas de entrega, agobiada por el examen de inglés, estoy cansada. Todo esto me hace estar hasta el moño y estar pasota respecto a las idioteces, incluidas las del trabajo. Y no es que mi jefa cancele esto por gusto, pero como a la mayoría de los jefes, le importa un comino el tiempo de sus subordinados.


Martes 9 de junio de 2020

Siguen los juegos con la reunión. Al conectarnos nos encontramos con un mensaje de Diana, mi jefa, para decirnos que la reunión sería a las doce. Silencio absoluto hasta las diez cuando Sara Pestes, siempre queriendo destacar, respondió que perfecto, sin problema. Y eso desencadenó una avalancha de respuestas de las demás, no iban a ser menos. Yo pasé absolutamente. Pero esto no podía acabar así y a las doce menos diez, Diana nos envió un nuevo aviso para retrasarla hasta la una. Volví a guardar silencio, aunque al menos, esa vez avisó.

Dio la una. Revisé Teams y no vi ninguna reunión por ninguna parte y seguí con mis cosas. Claramente hay un problema con las notificaciones de mi jefa. Me llegaban las de las clases de inglés, me llegan las de la Pestes cuando inicia sus reuniones, pero no me llegan cuando las inicia mi jefa. El caso es que después de dar vueltas por las opciones del programa, por casualidad entré en el grupo del equipo y vi el botoncito dichoso, solo que nada más entrar, mi jefa se despidió porque tenía problemas técnicos. Sara Pestes propuso pasarnos a Zoom, pero Diana ya estaba a lo suyo, quizás comunicando con IT, y tampoco apareció en esa segunda videollamada.

En el tiempo en el que no estuve empezó a contar lo que sabe de las mudanzas, pero se quedó a medias y mis compañeras no pudieron darme muchos detalles, solo que nos tocará ir a finales de este mes a recoger las cosas. En mi caso todavía no es seguro. Así que seguimos como siempre.


Jueves 11 de junio de 2020

Diana me llamó para revisar unas tablas y, de paso, me confirmó que tengo que ir a recoger las cosas de mi oficina. Ese hueco está asignado a tres personas que se turnarán para ocuparlo. Iré la semana que viene a empaquetar todo y a dejarlo, de momento, en su oficina porque aún no tengo sitio asignado, quizás lo tenga en julio. Quién sabe.


Viernes 12 de junio de 2020

Hoy ha sido un día estresante por culpa de un problema con mi banco. Me bloquearon el acceso a mi cuenta de cliente sin aviso. Estoy segura de que metí bien mis claves, además, de no haber sido así, me habrían avisado, así que me preocupé por si alguien había intentado entrar ilícitamente. Llamé a mi oficina, llamé a la oficina que está cerca de mi casa, llamé al teléfono de ayuda general y al final llamé a la oficina más cercana a la casa de mis padres. Mi última opción debió ser la primera, pero pensaba que no me darían cita hasta dentro de unos días, cuando ya no estaré. Sin embargo, me equivoqué. No solo pude ir a la oficina sin demasiados problemas, sino que la persona que me atendió fue la más amable, se rompió el coco todo lo que pudo y más para intentar arreglarlo y fue comprensiva cuando vio que una parte del problema en la restauración de la contraseña era que yo me había bloqueado por la preocupación


Estuve fuera de casa algo más de una hora que me tocará recuperar por la tarde. Pensándolo un poco, de eso trata el teletrabajo, ¿no? De poder hacer estas gestiones sin preocuparnos porque podemos organizar nuestro tiempo. Se supone. En la práctica, tengo que ser muy estricta con mis horarios si no quiero que me pase como a muchas de mis compañeras y a muchas otras personas que están trabajando encerradas durante el estado de alarma. Como estamos en casa, como pueden contactar con nosotras en nuestros móviles, parece que estamos todo el rato disponibles. Y pasa lo que pasa, gente enviándome emails durante las vacaciones de Semana Santa o a media noche, la productividad subiendo un treinta por ciento (eso dicen…), pero ¿a qué precio?

A la hora en que publico esta entrada (ocho menos cuarto de la tarde hora española), mi oficina del banco sigue sin devolverme la llamada de las once. Definitivamente tengo un imán para que me den plantón teléfonico. Menos mal que me busqué la vida por otra parte.

11 comentarios:

  1. Muy gráfico y real tu diario. Ojalá el estrés de cuidar de casa, trabajo y padres vaya disminuyendo. La oficina, con el teletrabajo, es una pena que los jefes pasen de asistir, tras convocar reuniones.

    Organizarte, no queda de otra, porque si no, trabajarás quince horas. Un abrazo y respira, relájate cuanto puedas.

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    1. Ya mejor, Albada. Mi padre ya está un poco mejor, así que eso alivia un montón el estrés y la preocupación. Pero he dejado la meditación estos días y tengo que retomarla.

      Sobre el horario, justo eso. Desde el primer día lo he llevado a rajatabla precisamente para que la gente no dé por hecho que estoy ahí cuando les plazca, que además, sin hijos, dan aun más por supuesto que no tengo otra cosa que hacer en la vida.
      Un abrazo.

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  2. No sé en qué provincia estás, pero si compartimos provincia, pégame un toque y llévame al huerto ;-), yo tengo ya los míos al día. En lo que se refiere al teletrabajo, con esta locura de la enfermedad y la alarma yo llevo tres meses que no paro, estoy la mitad del día en el despacho y la otra mitad teletrabajando incluso hasta altas horas de la madrugada y, la verdad, prefiero mil veces el trabajo sin el tele. Además, nunca pensé que sería TAN INDISPENSABLE la impresora-fotocopiadora-escaneadora.

    En fin, que te sea leve, un abrazo Dorotea!!

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    1. Jajajaja. No te ofrezcas dos veces que enseguida te ponemos a cavar... aunque me da que no vas por ahí. XD

      El teletrabajo es un arma de doble filo. Intenta que no te esclavicen. Una de mis compañeras de otro departamento está como tú, más asfixiada que nunca y justo lo que tú dices, sin fotocopiadora multiusos. Otro recurso que sale de su bolsillo. :S

      Un abrazo y buen fin de semana.

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  3. ¿Buenas tardes todo bien? Soy brasileño, de Río de Janeiro y busco nuevos seguidores para mi blog. Los nuevos amigos también son bienvenidos, sin importar la distancia.

    https://viagenspelobrasilerio.blogspot.com/?m=1

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    1. Hola, Luiz:
      Gracias por pasarte. No es mi mejor época lectora, pero en cuanto tengo un momento me paso a echar un ojo.
      Saludos.

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  4. Lo has dicho muy bien: «Todo esto me hace estar hasta el moño y estar pasota respecto a las idioteces, incluidas las del trabajo». Ahora hay que cumplirlo 😉

    Besos.

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    1. Lo estoy cumpliendo, Devoradora, lo estoy cumpliendo. Hoy incluiso le hice una pequeña faenita a mi jefa por haberme pedido una tarea sabiendo que tenía una fecha de entrega inminente... Pero no quiero adelanta contenido de la siguiente entrada. :D Pero... muchas gracias por recordármelo, se me olvida enseguida.
      Besos.

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  5. Boa tarde tudo bem? Obrigado pelo comentário no meu blogue. Comecei a te seguir. Você pode seguir o meu também? Obrigado. Muita saúde para você e sua família.

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  6. Me quedo yo también con la frase que señala Devoradora de libros. Me ha pasado con el mente pequeña de mi compañero Fernando que se pasa la vida llamándome incluso los fines de semana para decirme que el tercer compañero en discordia no limpia o no hace sus tareas. Siempre igual. Desde hace tiempo. Y yo viendo que todos tenemos grandes problemas. Incluso él pero se centra en las insignificancias. Visión de asno, se le llama. Sólo ves una porción muy, muy reducida de la realidad. Espero que tu situación sirva al menos para saber sacudirte a los-las plastas fácilmente y sin problemas de conciencia. Por otro lado, debo añadir que esto pasará. Y lo sabes. Un abrazo

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    1. Ese Fernando es tu Rotten particular. Qué difícil es deshacerse de esa gente sin caer en un delito, jajajaja. Ahora en serio, a mí me resulta complicadísimo pasar de la gente, pero en este momento debo de estar más saturada de lo que creía porque lo estoy haciendo sin contemplaciones. Y sí, lo sé. :)
      Un abrazo.

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