Hoy empieza octubre, el mes de las escritoras. Hace cinco años que la Biblioteca Nacional de España en colaboración con la Asociación Clásicas y Modernas y la Federación Española de Mujeres Directivas, Ejecutivas, Profesionales y Empresarias (FEDEPE) comenzaron a celebrar el Día de las Escritoras. El objetivo era reivindicar y sacar a la luz el trabajo de las escritoras enterradas bajo el polvo y las telarañas que la historia y los sesgos (o sus propios maridos o familia) apilaron sobre ellas.
Ese mismo año, un grupo de tuiteras lanzó la iniciativa #LeoAutorasOct. Consiste en leer autoras (aunque también autores, utilizando la -e- como distintivo del neutro, no del masculino tradicional) para saltarse esos sesgos que ponen delante de la nariz obras de hombres con prevalencia sobre las obras de mujeres.
Como lectora, hasta hace poco no me fijaba en si un libro estaba escrito por un hombre o una mujer. No ignoraba este sesgo, que no solo se da en la cantidad de libros escritos por hombres o mujeres que nos ponen en los expositores, sino también en el tratamiento que se les da a los libros de mujeres. Para muchos, libros escritos POR mujeres, son libros PARA mujeres. Y menudo error. A raíz de conocer esta iniciativa comencé a fijarme un poco en lo que leía, en lo que compraba, en lo que regalaba y en el tratamiento que se les da públicamente a las obras de unos y otras. No he cambiado mis hábitos. La verdad, no voy a dejar de leer a McEwan, a Auster, a Tolkien, a Murakami, o a Domingo Villar. Pero sí me apetece pararme un segundo cuando estoy eligiendo y pensar si debo comprar este libro que me están metiendo por los ojos, si realmente me apetece o es por el marketing, o quizás debería seguir escarbando para encontrar un verdadero tesoro. Y ojo, que cada vez hay más libros de mujeres que venden miles de libros y también ni fu ni fa, pero eso es la igualdad, ¿no?
Por primera vez desde que llevo registro, este año estoy leyendo a más mujeres que hombres. No he adquirido esos títulos solo porque estén escritos por una mujer o por una persona de género no binario. Este cambio solo indica que encuentro más libros de escritoras que se ajustan a lo que me gusta, que por fin entro en una librería y ellas están al mismo nivel que ellos. Significa que las librerías que frecuento se esfuerzan por ir un paso más allá y ponen en exposición lo que creen que puede ser interesante o lo que puede tener salida más allá de los best-sellers fáciles. Quiero pensar también que todas estas iniciativas sirven de algo y, por eso, aquí va mi pequeño aporte de autoras, una pequeña lista que ojalá le descubra a alguien su tesoro:
Amélie Nothomb. Quiero escribir como ella. No hay más que decir. Pero esto no engancha a nadie… Sus novelas son breves, pero intensas. Hace que te rías de desgracias. Y Estupor y temblores es una versión mía belga-japonesa.
Ann Nocenti. Acabo de conocerla, aunque ha trabajado para los grandes del cómic estadounidense: Marvel y DC. Seguro que los que leen comics de superhéroes la tienen más que fichada. Yo la he conocido por su obra Semillas y solo puedo decir que se me caen los ojos de la envidia porque ella creó eso y yo tendré suerte si llego a la altura de su zapato.
Anne Wiazemsky. Mi gran descubrimiento del año. Descendiente de aristócratas huidos de Rusia durante la revolución, fue actriz con los grandes directores franceses y luego escritora. No todos sus libros son fáciles de encontrar en español, pero alguno hay.
Berta Dávila. A Berta tengo que incluirla, aunque no sé si sus obras están traducidas al español. Escribe narrativa y poesía y creo que es una crack.
Ilaria Tuti. Creo que solo dos de sus obras están traducidas al español. Escribe novela negra un poco diferente porque su protagonista es una mujer a punto de jubilarse (no es que haya muchos viejos protagonistas de nada) y con indicios de Alzheimer. Espero leer La virgen negra en cuanto pueda.
Lyona. Es ilustradora, autora de novela gráfica tanto en solitario como en coautoría, tanto para niños como para adultos. Habla de la sexualidad sin tapujos, aunque imagino que para algunas personas eso puede ser un punto en contra.
Maria Parr. Autora de literatura infantil de la buena. He leído Corazones de gofre y Tania Val de Lumbre y es una de las autoras a las que sigo esperando que salga la siguiente traducción. Con ella deberían quitársenos los prejuicios de leer literatura infantil.
Mary Karr. Sus libros autobiográficos han sido la inspiración para que muchas personas escribieran sus propias memorias, denunciaran abusos y superaran de alguna manera los traumas por esos abusos mucho antes de las campañas mediáticas actuales, cuando las víctimas eran las culpables.
Paru Itagaki. Es una mangaka japonesa. Utiliza una máscara de pollo en sus intervenciones públicas para preservar su identidad. Es autora del manga Beastars, una historia que utiliza animales antropomórficos para hablar de todo sin pelos en la lengua: racismo, abusos, violencia, poder, amistad, amor, sexualidad, lealtad, traición…
Shirley Jackson. Curiosamente a ella la conocí por la adaptación a novela gráfica que su nieto hizo de su relato La lotería. Entre los fans del terror creo que es bastante conocida, pero no sé si lo suficiente entre los no fans.
Disfrutad de vuestras lecturas de octubre, sea lo que sea que
leáis. Ojalá que en un futuro cercano no hagan falta más campañas para evitar
desigualdades porque ya no las hay.
Amelie me fascinó. Cogí todo lo suyo publicado y sigo encontrándola estupenda y rompedora.
ResponderEliminarEl resto también, eso es verdad, pero ella es un capítulo aparte. Un abrazo
Además es superpeculiar, escribe unas historias loquísimas. :D a mí siempre me hace pasar buenos ratos.
EliminarUn abrazo.
Jo, no conozco a ninguna de ellas.
ResponderEliminarEl manga Beastars sí que me suena porque el anime está en Netflix y en algún momento he pasado por él.
Gracias a ti he descubierto escritoras nuevas para mí.
Besos.
Nunca es tarde, Devoradora. Menos a Amèlie Nothomb, las he conocido a todas en los últimos tres años, diría incluso que en los dos últimos. Y a la mayoría, en este 2021! Y algunas son delicatessen. Si lees a alguna, ojalá te guste.
EliminarTambién conocí Beastars por el anime. Me gustó tanto que me lancé al manga. :)
Besos.
Conocía la iniciativa tuitera y hasta participé hace un par de años cuando era asiduo de esa red. No me costó mucho. Desde hace años cubro ese hueco de mujeres autoras leyéndolas más. Podría citar muchos más nombres de los que cuentas. Especialmente porque si incluimos el comic me salen como... incontables. Ann Nocenti es mi vieja conocida de casi toda la vida y es magnífica. Y conozco obviamente a Nothomb o Shirley Jackson. También el anime de Beastars en Netflix... De las otras me ha interesado mucho la memorialista Mary Karr y la rusa aunque tenga poco traducido aquí. Saludos
ResponderEliminarMe imaginaba que Nocenti y tú seríais viejos conocidos. Su mérito además, es el de trabajar en un mundo mayoritariamente masculino, sobre todo hace unos años. ¿O me quivoco? Porque si no había muchas lectoras, tampoco creo que hubiera muchas autoras. El mundo del guion en general es masculino, da igual el ámbito. Mary Karr, Sergio, Mary Karr. Por las reseñas que hacías, creo que te gustaría si no la has leído ya. :)
EliminarRigurosamente masculino hasta al menos la última década donde la participación femenina, lectora y creadora, se ha disparado velozmente. Pero en la época de Nocenti poco y en superhéroes... buf, ahí te puedes imaginar que casi solitaria o acompañada de gente como Louise Simonson que estaba en el negocio porque su marido era Walt Simonson. O sea, entrabas a escribir con recomendación o por un talento desusado.
EliminarMary Karr, ok, Mary Karr.