What's Black & White & Tread All Over?, de Sam Breach |
Últimamente han aparecido varios comentarios en mi timeline en Twitter al respecto. Gente que opina que se debe agradecer a quienes paran en el paso cebra. Es de bien nacidos, ser agradecidos. Hace unos años, al menos en España, pudimos ver un anuncio en el que un padre y una hija discutían por esa razón. Quizás quienes estáis leyendo estas líneas pensáis igual y es muy respetable. Incluso a mí, que no soy de esa opinión, se me escapa de vez en cuando un gesto con la mano cuando alguien respeta mis pasos sobre esas rayas, pero no hay que agradecer algo que otra persona debe hacer porque es su obligación. La amabilidad no entra en juego, si acaso el egoísmo.
Cuando paro en un paso de peatones, lo hago porque debo, igual que respeto otras normas de tráfico. No necesito que haya un policía o una cámara sancionadora a mi lado. Es más, cuando me salté el del examen que os comentaba antes, lo hice frente al cuartel de la Guardia Civil. Las cosas hay que hacerlas bien, incluso las malas. También es cierto que quienes conducimos no somos máquinas. Podemos no ver a la persona en determinadas circunstancias, pero no acelero porque soy la más chula del lugar y, como quien cruza aún acaba de echar el pie, me da tiempo a pasar. Tampoco paso como si no la hubiera visto aunque la he mirado fijamente a los ojos porque, total, está parada en la acera. Ni me aprovecho de la inseguridad de una persona mayor, ni acelero pisando el embrague para que apure, que llevo prisa.
Si alguien se queda quieto frente a un paso de peatones es porque el coche viene a una velocidad excesiva según su percepción, sea cual sea esa velocidad; porque por muy pequeño que sea un coche es una mole frente a alguien de carne y hueso; o quizás es una persona mayor, o no ve del todo bien, o, o, o… Aquí quien lee puede añadir lo que quiera, cualquier opción que elijamos será un reflejo de la superioridad que siente mucha gente al conducir. Está en el subconsciente, no solo la publicidad nos lo inyecta en vena, pero creo que ese sería otro tema.
Desde que salimos de casa después de la gran cuarentena del 2020, las calles se han ido llenando poco a poco hasta alcanzar unos niveles de tráfico iguales o superiores a los de marzo de 2020. No sé cómo es en otras ciudades. En Madrid, en la zona donde trabajo, la situación es insoportable. Hay más atascos que nunca, cláxones que no callan, frenadas en seco poniendo en riesgo la vida de otros porque la gente va a su bola para ser la primera en pasar o para no ser la primera en quedarse, accidentes continuos. Realmente, en ciertos puntos negros, te juegas la vida al cruzar una calle.
Cerca del trabajo hay un semáforo que todo el mundo, que todos los vehículos, se saltan a la torera. Se pone en verde para peatones y ellos siguen pasando y pasando y nadie se atreve a dar el salto porque estirar la patita, en este caso, no significa quitarla de la acera y ponerla en el asfalto. La calle es ancha y el verde para peatones es breve. Resultado: que como seas alguien con dificultades no lo cruzas ni con suerte. ¿Ahí tenemos también que dar las gracias si nos paran? No ceden el paso a ambulancias, bomberos ni policías. La semana pasada un bombero tuvo que saltar del camión y dirigir el tráfico para que su compañero pudiera maniobrar. Ayer, un coche de policía tuvo que acompañar la sirena con el claxon y ni así se apartaban en una calle ancha que permite hacerlo, pero si se movían, otros los podían adelantar después y eso no puede ser.
Es muy cansado salir, transitar, pelearte con los demás. Me agota jugarme el tipo cada día, incluso en la acera. Llego tan harta a casa que a veces estoy a punto de sucumbir y quedarme a trabajar los días que me corresponde. No solo es por la congestión, también la crispación que se respira, parece que van a por ti y, si vas en paralelo, han de buscar el modo de ir de frente. Así que, lo siento mucho (en realidad no), no sé si también estoy crispada, pero sí cansada y no pienso darle las gracias a nadie por parar ante unas rayas. Si necesitan sentirse alguien o que les alimenten el ego, que se lo pidan a otra.
Si alguien se queda quieto frente a un paso de peatones es porque el coche viene a una velocidad excesiva según su percepción, sea cual sea esa velocidad; porque por muy pequeño que sea un coche es una mole frente a alguien de carne y hueso; o quizás es una persona mayor, o no ve del todo bien, o, o, o… Aquí quien lee puede añadir lo que quiera, cualquier opción que elijamos será un reflejo de la superioridad que siente mucha gente al conducir. Está en el subconsciente, no solo la publicidad nos lo inyecta en vena, pero creo que ese sería otro tema.
Desde que salimos de casa después de la gran cuarentena del 2020, las calles se han ido llenando poco a poco hasta alcanzar unos niveles de tráfico iguales o superiores a los de marzo de 2020. No sé cómo es en otras ciudades. En Madrid, en la zona donde trabajo, la situación es insoportable. Hay más atascos que nunca, cláxones que no callan, frenadas en seco poniendo en riesgo la vida de otros porque la gente va a su bola para ser la primera en pasar o para no ser la primera en quedarse, accidentes continuos. Realmente, en ciertos puntos negros, te juegas la vida al cruzar una calle.
Cerca del trabajo hay un semáforo que todo el mundo, que todos los vehículos, se saltan a la torera. Se pone en verde para peatones y ellos siguen pasando y pasando y nadie se atreve a dar el salto porque estirar la patita, en este caso, no significa quitarla de la acera y ponerla en el asfalto. La calle es ancha y el verde para peatones es breve. Resultado: que como seas alguien con dificultades no lo cruzas ni con suerte. ¿Ahí tenemos también que dar las gracias si nos paran? No ceden el paso a ambulancias, bomberos ni policías. La semana pasada un bombero tuvo que saltar del camión y dirigir el tráfico para que su compañero pudiera maniobrar. Ayer, un coche de policía tuvo que acompañar la sirena con el claxon y ni así se apartaban en una calle ancha que permite hacerlo, pero si se movían, otros los podían adelantar después y eso no puede ser.
Es muy cansado salir, transitar, pelearte con los demás. Me agota jugarme el tipo cada día, incluso en la acera. Llego tan harta a casa que a veces estoy a punto de sucumbir y quedarme a trabajar los días que me corresponde. No solo es por la congestión, también la crispación que se respira, parece que van a por ti y, si vas en paralelo, han de buscar el modo de ir de frente. Así que, lo siento mucho (en realidad no), no sé si también estoy crispada, pero sí cansada y no pienso darle las gracias a nadie por parar ante unas rayas. Si necesitan sentirse alguien o que les alimenten el ego, que se lo pidan a otra.
Si es tan regular y tan continuo como lo cuentas, llama al 092 y se lo explicas. No creo que vayan y se lien a poner multas, pero quizá ordenen el tráfico un poco. Y si repites la jugada varias veces, lo mismo acaban poniendo una cámara. No sería la primera vez.
ResponderEliminarPues mira, no lo descartos, ahora que lo dices. Pero lo hacen hasta con los guardias urbanos dirigiendo el tráfico. No sé qué pasa con ese paso para que todo el mundo se lo pase por el forro.
EliminarHay incívicos siempre. Yo me ofendo cuando no cruzo en rojo en un paso de peatones porque hay algún niño cerca, sin tráfico en ese momento, queda claro, y entonces la madre que le lleva de la mano, va y se pone a cruzar en rojo, vaya ejemplo. :-)
ResponderEliminarPor las normas que tienen sentido. Un abrazo
Y con la sillita con un bebé! Nunca entendré eso. Yo esas fechorías las hago sola, jajaja.
EliminarUn abrazo, Albada.
Ese tipo de semáforo no lo he conocido pero se merece incluso una foto y un artículo en el diario que elijas. En la sección de cartas al lector. Te lo publicarán y si llama la atención lo arreglarán.
ResponderEliminarYo doy las gracias con un gesto porque no me cuesta mucho y porque estoy tan acostumbrado a que los conductores se salten tácitamente los pasos cebra que me parece insólito que algunos respeten esa norma. Cuando voy a ciertos municipios alejados de la capital casi todo el mundo los respeta. ¿Mejores multas? ¿Más civismo? Ni idea.
Por último decir que cada día temo más el peligro de las aceras. El de los patines que a pesar de las nuevas normas de tráfico rondan silenciosos y mortíferos por cualquier lugar, y muchas veces, con adolescentes que piensan que conducen juguetes. Este tema que sacas es más que importante. Saludos
En la ciudad doonde vivo puedes pasar los pasos cebra casi sin mirar porque para todo el mundo, hasta van frenando poco a poco simplemente porque te ven acercándote. En mi ciudad natal, en cambio, no para nadie a no ser que eches la pata. Pero no te la juegas tanto porque la gente no es tan loca al volante.
EliminarLo de las aceras es de pasmo. Tú que hace tiempo que me lees te acordarás cuando me atropelló la bicicleta. Todo ha ido a peor desde entonces.
Un abrazo.
Cuando conduzco paro en los pasos de peatones porque es mi obligación, pero también soy de las que suele agradecer a un conductor que haga lo mismo cuando soy yo el peatón.
ResponderEliminarYo me suelo desplazar a pie, y las pocas veces que tengo que conducir cada vez agradezco más no tener que coger el coche muy a menudo. Y eso que la ciudad en la que vivo es pequeña.
Besos.
Yo detesto conducir, además en Madrid es de locura, demasiada agresividad y demasiado estrés que me puedo ahorrar.
EliminarEs que al final se hace el gesto casi sin querer, pero de ahí a que algunas personas casi se ofendan en caso de que no, va un trecho...
Un abrazo.
Yo no tengo auto, de hecho no sé ni conducir: soy peatón desde nacimiento, así que entiendo muy bien la otra cara de la moneda. En todo caso en general en Chile respetan bastante los pasos de cebra... excepto aquí en el sur já.
ResponderEliminarEntonces en mi caso, paro en los pasos de cebra cuando, y aquí voy a citarte porque me encantó cómo lo resumes: "Si alguien se queda quieto frente a un paso de peatones es porque el coche viene a una velocidad excesiva según su percepción" y ahí he notado algo interesante: choferes hombres suelen parar, pero mujeres pasan con la vista adelante ignorándome. Es una estadística que podría probar cualquier día, ignoro el por qué. La cosa es que si me dan la pasada levanto siempre el pulgar y modulo un visible "gracias" que puedan leer mis labios. Ahora, como debemos usar el bozal asiento con la cabeza y es más, paso apurado porque la persona que paró -pudiendo elegir no hacerlo- eligió retrasarse unos segundos con tal de respetar la ley, que si no la obedeciera creo que nadie lo notaría, donde vivo no hay cámaras o cosas que registren infracción.
De todos modos es un interesante debate donde en todo caso, creo debería primar, como bien dices el recordar que es una máquina de metal a velocidad vs un humano de carne y huesitos.
Interesante foto elegiste ja ja.
Un abrazo,
Es interesante eso que dices. En Madrid y en mi ciudad natal, que no para nadie, sí he visto, por ejemplo, a conductores hombres pararles a tías buenas y dejarnos a las del montón y a las viejas con los dedos de los pies aplastados por las ruedas. Más de una vez y de dos también. Las particularidades de cada sitio, ¿no? :D
EliminarPD: Olvidé mencionar, conocí hace años el término que han inventado los gringos "road rage" para describir lo que sientes, "¿violencia vial" en castellano?
ResponderEliminarAcabo de buscarlo. Se trata justo de eso. Tengo una amiga que se transforma cuando conduce y da auténtico miedo, jajaja. Demasiada agresividad.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo, no es algo para agradecer, es un derecho para respetar.
ResponderEliminarDebería recordarse que no todo peatón es conductor. Pero que todo conductor, inevitablemente en algún momento, es un peatón. Y querrá cruzar una calle, sin riesgo de ser atropellado.
Bien planteado.
Un abrazo.
En relación a lo que comentas de que todo conductor es en algún momento un peatón, conozco un par de personas (una de ellas, la amiga que menciono en mi comentario anterior) que son conductoras agresivas, pero luego caminando reclaman enfurecidamente lo que no dan. Tenemos memoria de pez. XD
ResponderEliminarUn saludo.
Madreee! como está España!!! cada día hacia atrás, más parecidos al incivismo de acá.
ResponderEliminarAquí en Buenos Aires ningún auto respeta los pasos de peatones. El peatón tiene que pararse y DEJAR pasar los coches. Ni que tengas el semáforo de peatón en verde puedes pasar...es terrorífico. No sé como no me atropellaron nunca, porque al principio yo feliz como perdiz cruzaba sin mirar...los sustos que me pegué...
Y no te lo pierdas, que no sabes como te gritan los conductores!! Como si estuvieras haciendo algo mal. Aquí la peña conduce muyyyyy mal. La gente además está muy agresiva. Es tremendo. Más de una vez, a los tiros van...es flipante...
Creo que la mala educación y el pasarse las normas por el forro es algo común y que cada vez va ir a más. A la gente no le gusta vivir en paz y en concordia Dorotea.
La gente le da igual todo y esto en unos años pues España será Argentina y Argentina la selva...
Así vamos...besazos!!!
¡¡Ay, no, Maman, espero que mejore!! Que conste que cuando me pasan estas cosas del paso cebra y demás (y demás pasos cebra, jajaja) me acuerdo siempre de los vídeos de locuras en las calles que llegan de China e India. En ese momento se me pasa un poco la tontería, jajajaja.
EliminarMe alegra mucho leerte. Un besazo enorme.