La lupa

Extracto de la foto de Yoon viakstudio

Hace unos meses, la Rotten me dijo que iba a pedir una lupa cuando hiciera el pedido de material de oficina. Desde que somos una empresa cero papel han recortado bastante el catálogo, así que no había lupas. Mejor dicho, la empresa papelera tenía lupas, pero no disponibles para nosotras. De hecho, cuando ella dice que antes las había, creo que estaba mirando la web en general y no nuestro perfil, pero claro, no tengo pruebas.

Inmediatamente le escribió a la encargada y le montó el pollo (esto se daba por sentado, me parece). La encargada, Alicia, que es terca como una mula y dura como una piedra le dijo que podía ponerse como quisiera, pero no había lupa. Estoy segura de que si la Rotten se hubiera dirigido a ella de una manera más suave, habría conseguido la lupa, pero como sus comunicaciones son “diplomáticas y elegantes” (de las que comienzan guerras), se quedó sin ella.

Hace unos días bajé a imprimir a su planta y me dio la gran noticia: al fin había encontrado una lupa. Por supuesto, me la enseñó. Es de plástico y también hace función de marcapáginas. Vamos, un juguete, pero estaba emocionadísima porque al fin va a ver bien. Sin poder evitarlo, pensé… No, es mejor no pensar cuando se trata de esta mujer, así que decidí contarlo en tuits (y ahora en el blog) para que cualquiera que lea esto saque sus propias conclusiones.

La Rotten usa gafas de cerca. Eso de usar es mucho decir. Las tiene, pero su médico loco le ha recomendado que no las use y que fuerce el ojo para no perder más visión, es más, hasta podría mejorar. Pienso que [y dale, que no pienses. Anda y que te den] cómo va a mejorar algo que es causado por envejecimiento. No sé, puedes mejorar un ojo vago o haciendo ejercicio puedes aliviar ciertos dolores o incluso reducir o parar ciertos desgastes, pero ¿mejorar? El caso es que ella lo cree, así que va sin gafas por la vida. De hecho, el día de la lupa por la mañana, cuando vino a que le explicara cómo meter la contraseña de Outlook en el móvil, vino sin gafas y no veía un pito. Si es verdad que se mejora forzando la visa, no es su caso.

Dorotea: pincha en la tuerca.

Rotten: ¿qué tuerca? (Y guiñaba los ojos y acercaba la pantalla a la nariz y luego la alejaba).

Yo: la tuerca, cómo que qué tuerca. Esa tuerca.

Ella: no hay ninguna tuerca.

 

Lo que pasaba es que el perfil de la tuerca era en gris clarito sobre blanco y sin gafas no la veía. Y siempre siempre que necesita que le explique algo en el móvil, deja las gafas a un lado y no ve tres en un burro y acabo haciéndolo yo porque no es capaz. Pensaría que es a propósito si no lo hiciera con otras cosas con las que no puedo ayudarle. Pero ella mejora. Y como mejora tanto, no ve las letras de los tickets, y si vienen borrosas, tramitar los reembolsos se convierte en un drama. Para eso quiere la lupa, porque prefiere una lupa de juguete en sustitución de unas gafas que le empeoran la vista.

Fin.

Quien quiera que saque conclusiones. Y quien no quiera, pues también bien.

FIN