viernes, 3 de junio de 2022

Dos opciones

Ilustración, flor en forma de corazón en la boca
Autora: Judite B

Entró por sorpresa mientras estaba trabajando con la Rotten. Dije un hola discreto, para no quedar como una maleducada y al mismo tiempo mostrar cierta indiferencia. Casi ni lo miré. Me sumergí en mi pantalla de nuevo, pero él no se dio por vencido y me saludó expresamente HolaDoroteacómoestás. De carrerilla, quizás más decidido de lo que en realidad estaba, pero amable, como si nada hubiera pasado. Como si ahora yo fuera la mejor del mundo porque hice mi trabajo genial. Como si quisiera llamar mi atención. Como… 

... Como si le gustara...

Le contesté por educación y le devolví la pregunta. Me di cuenta de que mis sensaciones empezaban el camino hacia el odio porque no se me ha pasado el enfado, pero también un cosquilleo en la tripa por verlo después de varios meses. Esos ojos oscuros y dulces sonriéndome por encima de la mascarilla, clavados en los míos… Mierda. En mi imaginación, mi cabeza se despeñó con todo su peso hasta mi ombligo. Nadie se dio cuenta, pero me hice una bola.

Necesitaba entrar en el departamento de enfrente, pero su tarjeta no tenía activado el acceso. Mi mirada se clavó en la pantalla sin percibir lo que tenía delante. A esas alturas llevaba toda la mañana aguantando a la Rotten y tenía la cabeza a punto de explotar. Que si fulanita no se pone mascarilla y es de riesgo; que si menganito ha dado positivo por segunda vez, pero seguro que ha caído alguna vez más porque nunca lleva mascarilla; que si la guerra de Ucrania; que si Putin es un sinvergüenza y no hay quien lo pare; que si el médico loco es maravilloso y ha curado a su madre (aunque se sigue meando); que si su peluquera no se pone mascarilla y le ha cantado las cuarenta; mascarilla, mascarillas, mascaqué…

La desesperación me hizo analizar mis opciones. A un lado la pulgas. Si iba ella a abrirle la puerta yo tendría que quedarme haciendo su trabajo para que la aplicación online no se cerrara. Al otro, Dani el traidor, provocándome sentimientos encontrados y ofreciéndome, sin saberlo, una oportunidad de escapada, aunque solo fuera un minuto.

Mientras caminábamos a nuestro destino, a solo unos pocos metros, le pregunté si había visto en su buzón los documentos que le dejé. Le estaba dando conversación, alargando el momento y ni siquiera me di cuenta hasta que empecé a escribir sobre ello. Olía tan bien. Suave, sutil, como me gusta…

Llegamos. Abrí. Tuve lucidez para evitar el momento incómodo. En vez de sujetarle la puerta desde fuera y que tuviera que pasar pegadito a mí, casi rozándome, su colonia invadiendo mis fosas nasales para embrujarme, entré primera y sujeté la puerta desde dentro. La colonia me embrujó igualmente. Espero que no se diera cuenta de que mantuve los ojos cerrados más de lo que suele ser un parpadeo. Entonces fue él quien alargó el momento preguntándome algo que no era necesario. Y Gracias, Dorotea. Sí, claro, gracias. Adiós.

No sé qué me pasa.

Sí. Sé perfectamente lo que me pasa.

Cabeza al ombligo. Mejor me hago bola.

10 comentarios:

  1. No sé yo si hubiera tenido la sangre fría suficiente de llegar a evitar el momento incómodo de la puerta que mencionas.
    Creo que él no se dio cuenta de que cerraste los ojos más tiempo del necesario porque también estaba nervioso.

    ¿Qué es lo que te pasa? Si se puede saber, claro.

    Besitos.

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    1. Ay, ojalá no se diera cuenta. No quiero mandar señales de ese tipo. El problema es que me gusta y solo quiero olvidarlo. Contradicciones. :(

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  2. Son esas situaciones que no dan para más, pero que uno quisiera que sí :-)

    Un abrazo, y buen finde

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    1. Sí, justo. Solo que en este caso tengo la contradicción de que quiero y no quiero que dé más de sí. Soy una contradicción con patas ahora mismo. :D

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  3. Esos momentos tan fugaces que luego en nuestra cabeza se estiran y adquieren esa importancia, ese nivel de detalle, esa capacidad de convertirnos en ese bicho bola que tan bien incluyes como metáfora... Como no estoy libre de vivirlos sólo digo que es cuestión de tiempo que huela un perfume, vea unos ojos del color que sea, escuiche unas palabras con un tono de voz más seductor en mi cabeza de lo normal y ya tenga un brote de primavera que me recorra el cuerpo. O que no sepa encontrar un lugar donde esconderme. Saludos

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    1. Nadie está libre de esos momentos de brote primaveral (cómo me ha gustado esta expresión) me parece a mí. Aunque haya quien sepa controlarlos o censurarlos mejor que otros. A mí este me habría encantado bloquearlo del todo. :(

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  4. Jaja me encantó y sobretodo lo de hacerse bolita.
    Que la vida se encargue de, cual gato, juguetear con ese ovillo coqueto que a veces parece eres.
    Un gran abrazo!

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    1. Ovillo, seguro. Coqueto... ahí ya no sé si tanto. :D
      Un abrazo enorme y gracias por pasarte.

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  5. Dorotea, la vida está para vivirla y para cagarla también. Y si la cagamos pues nada, volvemos a empezar. Hay una edad que tenemos que pasar de todo. Nada de hacerse bola. Que todo es tan difícil, el mundo es tan feo que a veces hace falta sentir cosas bonitas ❤️ y que te quiten lo bailao...eso se dice...( Bueno, yo te digo esto y quizás yo estaría igual que tú, que tampoco soy tan tirada para adelante...🥴aunque a veces me tiro a la piscina y que sea lo que dios quiera🤣)

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    1. Ya se me ha pasado el momento bola, Maman. Sobre todo porque me escribió hace un par de días para decirme que le habían concedido el proyecto y no fue capaz de darme las gracias por la ayuda. Fue un email tan frío que quemaba. Por suerte, ya no vamos a trabajar juntos más, ya no vamos a vernos, así que tema olvidado. Nada bolas. Ya no. Ya no por él.

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