Dorotea Hyde nació el 13 de julio de 2012. Fue ese día cuando empezó a tuitear sobre las conversaciones telefónicas de mi compañera de zulo, la Lolas. Aquello se me quedó pequeño y por eso, un año y un poquito después, el 19 de noviembre de 2013, se estrenó en este blog con una entrada titulada Pastelitos y agua. Nueve años justos desde entonces. Nueve años de entradas más o menos continuadas, momentos en los que llegué a pensar que el blog ya no tenía sentido, como cuando Mr. Lolas dejó de trabajar; también algunas crisis del papel en blanco; amores, desamores y calabazas; algún que otro cuento, incluida una incursión en el género erótico; una pandemia (madre mía, ¡una pandemia!) que me llevó al encierro y casi a la locura; una jefa maltratadora y una crisis personal que me empujó a un periodo sin escribir y a pensar que quizás ya no volvería; incluso un par de trolls.
Este blog es mi terapia. Escribo porque me ayuda a sacar los pensamientos negativos y me ayuda a ordenar los que se quedan dentro. Publico porque supongo que tengo ese punto egocéntrico, representado en Dorotea, en el que necesito mostrar para llegar a una especie de catarsis y porque quizás alguien se entretenga leyendo lo mío lo mismo que yo me entretengo leyendo a los demás. También me gusta pensar que ahí fuera hay alguien viviendo algo parecido que podría caer por aquí y, que al leer experiencias parecidas a las suyas, sentiría alivio. Honestamente, con la popularidad de los blogs ahora mismo, esto último es realmente complicado, pero no pierdo la esperanza.
El título de la entrada es lo suficientemente explicativo del motivo que me ha llevado a escribirla: he cerrado la cuenta de Twitter. Si leéis estas líneas y os pasáis por @diablillodoroty en los próximos cinco días, probablemente aún la encontraréis abierta, pero tiene los días contados. Dejaré un margen para que alguna de las personas que me siguen vea el último tuit y luego la eliminaré. El motivo es que no comulgo en nada con el actual dueño de esa red social. Todas las empresas tienen un objetivo común, pero las formas de este ser infecto me sacan de mis casillas. Quizás si fuera la cuenta de mi empresa tendría que tragar, pero, sinceramente, puedo vivir sin Twitter. En realidad, ¿cuántas personas me visitaban pinchando a los enlaces que dejaba allí? Y, sobre todo, ¿cuántas de esas comentaban, que es lo más molón?
Fueron diez años, he vivido muchos más sin esa red. Sin embargo, había
formado una especie de comunidad. Leía cosas que valían la pena; me informaba,
me informaba sobre temas de mi trabajo, además; interactuaba con gente que me
aportaba, gente divertida que me ayudaba a sobrellevar la jornada laboral, que contaba
cosas interesantes sobre temas que en principio no me importan nada: Eurovisión,
fórmula 1, poesía, mindfulness…; y gente que contaba cosas interesantes sobre
temas que me apasionaban, que me ayudaron a aprender. De alguna manera, siento
que pierdo la esencia del personaje al perder su origen, esa parte de él que
existía allí, la que despotricaba sin parar y sin pensar, y que me acompañó
durante este tiempo y que influyó en mi personalidad real de alguna manera. Se
sigue adelante, claro, incluso las marcas más conocidas y con un sello de identidad
potente evolucionan (que se lo digan a Twitter) y yo no seré menos. Pero sospecho
que me costará unos días desprenderme de este estado de añoranza por algo intangible, por algo que creé y que en realidad no he perdido, pues Dorotea, escriba donde
escriba o incluso aunque no lo haga en absoluto, ya siempre estará conmigo.
Qué más da. Tienes el blog. Si aquello que ofrecías en twitter interesó a alguien, ese alguien seguirá tu blog. Claro está, tendrás que alimentar el blog.
ResponderEliminarHola, Cabrónidas:
EliminarLa verdad es que hay gente que es muy de una red social. Hay quien me leía porque les llegaba el enlace por Twitter y me comentaban por allí. No creo que entren a propósito al blog sin tener el enlace. Pero como decía, aumentar seguidores nunca fue mi propósito. Me da más pena dejar de interactuar con ellos sobre cualquier cosa.
Un saludo y gracias por pasarte.
¡Qué bonitos los árboles del fondo! Me gusta cómo ha quedado el blog.
ResponderEliminarYo no soy de Twitter, nunca le he pillado la gracia. Me hice una cuenta en un momento muy concreto porque un par de amigas me lo aconsejaron y prácticamente ni la he utilizado. Y ahí está, abandonada.
Creo que entiendo lo que sientes cuando hablas de perder la esencia del personaje al perder su origen. No deja de ser una pérdida, y eso siempre duele. Pero es como crecer y evolucionar. Por lo menos no tenías solo esa «casa», todavía te queda esta.
Por cierto, se me acaba de ocurrir ¿tiene algo que ver el cierre de la cuenta de Twitter con el cambio de imagen del blog?
Besos.
A mí me encanta Twitter porque me llegaban las noticias de golpe, de manera sencilla. Como dice Sergio más abajo, hay también mucha desinformación, pero una vez hecha una selección, me ayudaba a estar informada. Pero bueno, se sobrevive. :)
EliminarSí, el cambio viene por eso. Ya sabes que hace una temporada cambié también el icono porque ya no me representaba. A ver lo que dura este árbol, el otro estuvo muchos años conmigo. :)
Estuve un par de años en twitter y no puedo decir que me hubiera mejor persona. Era bueno para escribir más resumido y encontraba cuentas ingeniosas pero había mucha desinformación, fakes, cuñados... Con el tipejo que acaba de llegar no mejorará. Todo lo contrario.
ResponderEliminarLuego me ha sorprendido que tuvieras trolls. Yo quiero tener alguno para jugar un rato con él y cuando me canse eliminarle de mi cuenta. Me va lo de trolear al troll.
Pero bueno, que en blogger te puedes desfogar y hay espacio. Y si no se llena de miles de seguidores debido a la crisis de los blogs, tampoco sentirás esa presión.
En fin, es bueno que regreses. No tenía ni idea de tus últimos malos tiempos. Pensaba que solo estabas respirando un poco entre posteos. Cuídate. Un abrazo
Sí, en Twitter hay que hacer mucha selección para deshacerse de la desinformación, fake news, cuñados, incels y demás. Yo, por suerte, nunca tuve grandes problemas. Ni siquiera los trolls me dieron mucho trabajo, paso olímpicamente de ellos. Sé que a ti te va lo de trolearlos, recuerdo que escribiste una entrada con la que me reí mucho sobre eso. Mira, la voy a buscar y la voy a enlazar desde esta entrada. Si no lo llegas a comentar, no me habría acordado.
EliminarEstoy mejor, y creo que cuando la jefa nueva se quede sola, mejoraré aun más. Pero la saliente me dejó muy tocada y echará veneno hasta el último de sus días aquí.
Un abrazo.
Los cambios siempre son buenos aunque a priori duelan. Tener añoranza y pena de cosas que hemos tenido y que nos ha hecho felices o nos ha servido en algún momento es súper válido. Yo te entiendo porque me he sentido así con el blog, con libros, con situaciones...
ResponderEliminarAlgunas redes sociales se están convirtiendo en sitios feos. Yo nunca tuve Twitter, nunca me motivó. Ahora está empezando de a poquito una nueva app tipo blog que se llama Susbtack Reader y no está mal.
A mí me cuesta desprenderme de blogger. Me gusta demasiado aunque parezca obsoleto.
Un gran abrazo Dorotea
Ay, Maman, así estoy, pasando el duelo, o el síndrome de abstinencia, jajaja. Twitter es bastante feo en realidad. Y aunque más arriba dije que hay que filtrar mucho, a veces ni eso evita que la mierda encuentre el camino a ti. Así que, por un lado, es una liberación.
EliminarA mí me encantan los blogs porque me permiten escribir. No soy tanto de vídeo. Podría arriesgarme con un podcast, pero escribir ya no puedo dejarlo. Buscaría otra sitio donde seguir.
Un abrazo.
Qué bueno que te animaste. Estoy seguro es mucha la gente en el mundo que está haciéndolo. Ahora, el magnate ese es inteligente y hábil en los negocios, estoy seguro previó este daño colateral, pero supongo poco le importa. Un colega opina que despidió a miles de empledos porque se dio cuenta en pandemia que como menos personas iban físicamente a trabajar por las restricciones, el trabajo de 3 personas fácilmente lo puede hacer 1. Ahí se ahorró varios milloncitos supongo en caso de ser cierta esa hipótesis.
ResponderEliminarTe mando un gran abrazo, estoy seguro sobrevives bien la partida de Twitter.
Hola, Noc:
EliminarNo me extrañaría nada esa teoría. Estoy segura de que previó esas pérdidas por caídas de usuarios, además, se compensan con la llegada de otros. Aún tengo un poco de mono (increíble lo que hacen las redes, mono!), pero lo llevo bien. :)
Un abrazo.