Lunes 29 de
septiembre de 2014
11.45h:
Termino de comer un poco de fruta y voy al baño a lavarme
las manos. Mientras me las seco oigo una voz chillona demasiado conocida. Al
abrir la puerta se confirman mis sospechas: la Rotten está en el despacho de mi
jefa. Bajo corriendo, cojo el móvil, las gafas de sol y salgo a toda prisa y
sin despedirme de Mr. Lolas. En la calle doblo la esquina. Hace un poquito de
curva. Avanzo para ponerme en un sitio desde el que la veré atravesar hacia su
edificio pero es muy difícil que ella me vea. Puede mirar, pero haré como que
hablo por teléfono. Espero.
Aparece de pronto. Cruza la primera calle, en el segundo
semáforo se encuentra a una señora paseando a dos perros y no puede evitar
atacarles a los tres. Sin más ni más se agacha a acariciar a los perros, ¿por
qué no le muerden? A ver si alguna vez se encuentra a unos de esos con mala
leche y le lanzan un bocado. Está ansiosa por hablar. Sandra estaba con mi jefa
cuando ella estuvo allí, pero no se puede explayar, está lo justo para resolver
los trámites. Luego no me encontró aquí. Necesita hablar como el agua. No,
prefiere pasar sed pero no se puede callar.