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viernes, 20 de octubre de 2017

Ruido, ruido y más ruido. Y un poco de divinidad

—Yo primero presentaría lo que sea líquido, las acciones.
—Tiene que cumplir uno requisitos: de familia, de paro…
—¿Cuánto tiene de hipoteca?
—Ciento cuarenta, no, ciento cincuenta.
—Si es segunda vivienda es cuando te van a por todo.
—Supongo que te dice que priorices entre restaurantes y…

miércoles, 29 de julio de 2015

Vacaciones yaaaaaa!

Hoy es el último día de trabajo antes de las vacaciones. Está siendo tranquilo, de hecho, a esta hora (doce y cinco) ya tengo todos mis temas cerrados y no tengo nada que hacer. ¿Por qué no practicar un poco la escritura? Luego leeré un rato discretamente en el ordenador. Pero ayer… Ayer fue un día de esos en los que es mejor no levantarse de la cama.

Al poco de llegar me llamó la jefa de un departamento relacionado con el mío. Mi jefa está de vacaciones desde el lunes y fue ella la encargada de decirme que nos había caído un marrón. Me fastidió, me amargó, me cabreó. No se manda un marrón el penúltimo día de trabajo. He estado conteniéndome para hacer ciertas llamadas que implicaban carga de trabajo para otros porque solo nos quedaba una semana y a mí me sueltan un saco de mierda encima dos días antes de las vacaciones. Ironías de la vida.

martes, 30 de septiembre de 2014

Diario de un "Ascenso" (3): la mujer que les susurra a los perros

Lunes 29 de septiembre de 2014

11.45h:

Termino de comer un poco de fruta y voy al baño a lavarme las manos. Mientras me las seco oigo una voz chillona demasiado conocida. Al abrir la puerta se confirman mis sospechas: la Rotten está en el despacho de mi jefa. Bajo corriendo, cojo el móvil, las gafas de sol y salgo a toda prisa y sin despedirme de Mr. Lolas. En la calle doblo la esquina. Hace un poquito de curva. Avanzo para ponerme en un sitio desde el que la veré atravesar hacia su edificio pero es muy difícil que ella me vea. Puede mirar, pero haré como que hablo por teléfono. Espero.

Aparece de pronto. Cruza la primera calle, en el segundo semáforo se encuentra a una señora paseando a dos perros y no puede evitar atacarles a los tres. Sin más ni más se agacha a acariciar a los perros, ¿por qué no le muerden? A ver si alguna vez se encuentra a unos de esos con mala leche y le lanzan un bocado. Está ansiosa por hablar. Sandra estaba con mi jefa cuando ella estuvo allí, pero no se puede explayar, está lo justo para resolver los trámites. Luego no me encontró aquí. Necesita hablar como el agua. No, prefiere pasar sed pero no se puede callar.

martes, 10 de diciembre de 2013

Quiero un plato de spaghetti

Esta mañana tuve una reunión con un compañero de trabajo que es italiano y que está buenísimo. De momento le llamaré David. Si en el futuro hay otro post sobre él, espero acordarme pensando en el David de Miguel Ángel. O… puede ser una idea fatal si me lo imagino desnudo, como estoy haciendo ahora, y luego cuando lo tenga delante me pase lo mismo… ay, qué terrible, voy al grano que me desconcentro.

David y yo nos conocimos cuando él llegó a la empresa. Es bastante tímido así que pasó de mí y yo de él. Todas las chicas estaban loquitas por él: alto, ojos que te miran y te atraviesan, treinta y pocos, italiano, soltero, hetero. ¿Tengo que repetir soltero y hetero? ¿E italiano? Al poco tiempo, tuve que ayudarle en un pequeño proyecto, pero casi todo el contacto fue por email. Vino a firmar unos papeles y punto. No le vi eso que le veían las demás tan irresistible. Sabía que nos encontraríamos en el futuro, pero no tenía prisa ni ganas.

Hace un poquito más de un año, el super jefe reunió a un grupo de gente para empezar un nuevo proyecto y me presentó como la persona que les iba a dar apoyo. Uno de los miembros del grupo era David. Sentado solo, un poco apartado y mirándome sin cortarse un pelo en vez de hablar con sus colegas. Yo, que normalmente estoy en la parra en estos temas, sobre todo en el curro, pensaba como una idiota por qué me miraría así, hasta que de tanto insistir, caí en la cuenta, se me subieron los colores y me senté en mi sitio dándole la espalda. Pero ya estaba perdida porque al fin le había visto ese no sé qué del que hablaban todas.