Bye bye Steve Jobs, de Luc Legay |
Tarde de viernes. El ambiente en la miniofi era bastante
tranquilo, hasta aburrido. Sara Pestes se había ido al mediodía e incluso
Sandra estaba feliz y disfrutando de su ausencia. De pronto, saltó de la silla
y adiós tranquilidad.
Hace casi dos años escribí una entrada sobre el revuelo que
se formó en la empresa por no aparecer en uno de los rankings más importantes
del sector. En la
entrada comentaba que despidieron a dos personas y pidieron la dimisión del
jefe del departamento responsable, sin embargo, pasado un tiempo supimos que no
habían despedido a nadie. Y puede que el jefe del departamento fuera forzado a
dimitir, pero lo recolocaron en otro puesto de un nivel equivalente, muy
cerquita del presidente. Las consecuencias para algunos de los productos de la
empresa fueron desastrosas, van a tardar años en recuperarse y a ese tío, que
tenía que haber dimitido por voluntad propia, lo premiaron.