lunes, 15 de junio de 2015

La bella durmiente reload

Le he dado muchas vueltas a este último post, no sabía si contarlo de manera realista con un toque de ironía o darle una pequeña vuelta y convertirlo en un cuento de brujas. Después de tener escritas las dos versiones, me he decidido por la versión realista. Aunque la versión cuento tenía su gracia, no captaba del todo la esencia de la situación.

La historia empezó unos días antes del Corpus. Sandra decidió a última hora que se iba de viaje a su país en ese puente. Necesitaba un reajuste en las bolsas de los ojos y todos sabemos que no hay nada mejor que una juerga con mucho alcohol para eso. Compró los billetes el lunes de esa semana así que no pidió el día con el tiempo obligatorio para hacerlo. Aquí ya nos encontramos con el primer privilegio. El segundo, que ni ella ni mi jefa avisan a Recursos humanos, así que da igual la antelación. En la práctica, se coge más días que los demás.

10 hours later - viviandnguyen_
10 hours later, por viviandnguyen_
El lunes no apareció. Pasó toda la mañana del martes y llegó a la una. Al parecer perdió su segundo avión. No sé si la historia es verdad porque, de hecho, siempre arregla su vuelta para llegar con la jornada por la mitad. Cuando dice que tenía que haber llegado el lunes, se refiere a venir a trabajar en la hora de la comida. Según sus cálculos matemáticos, ajustados perfectamente a sus intereses, uno es igual a dos y medio o incluso tres.

Salí a dar una vuelta en mi hora de la comida. Cuando regresé a las tres y media no estaba. Llegó a las cinco menos veinte. Todos los días sale al mediodía a hablar pero nadie la ve salir ni entrar. Ayer averigüé el misterio. Se mete en un despacho vacío. Sus gestos la delataron, indicando con las manos y los ojos el lugar mientras me decía muy nerviosa, sin saber dónde meterse que “fuera” hacía mucho calor. No entiendo ese nerviosismo. En fin, que me da igual, por mí como si se hubiera quedado allí, de hecho se tenía que haber quedado allí.

Después del retraso tan enorme y del palique de más de una hora estaba tan saturada que decidió postergar las tareas de nuevo. Para disimular que no estaba haciendo nada llamó a sus hijos. Como aún no los había visto se puso a jugar con ellos por teléfono. Media hora. Primero al veo veo y luego a mandar dibujitos por whatsapp. La cosa se puso interesante cuando sus hijos discutieron porque le mandaba más animales al niño que a la niña. Siempre lo tuvo más sobreprotegido, hasta con los animales de whatsapp hace diferencias..

Lo del día siguiente es mejor. Noté que empezó a moverse de manera extraña en su sitio, cogió un mantón de lana, lo arrugó, lo puso a un lado, al otro, cruzó los brazos encima, bajó la cabeza como los perros cuando se van quedando dormidos hasta que la apoyó… y ahí se quedó. Tuve que mirar y aun así no lo creía. ¡Estaba durmiendo¡ Sí, se puso a dormir. ¿A que queréis su trabajo? Yo también, pero la muy perra no me lo cambia. A los pocos minutos la llamó nuestra jefa y con su voz de zorrita: “sí, eso es lo que estoy haciendo”. Tras colgar, la misma rutina: mantón por aquí, mantón por allá y cuando la almohada improvisada adquirió la consistencia mullida ideal, a dormir de nuevo.

Quería dar un golpe fuerte que le diera un susto como para mearse, pero estaba bloqueada. Lo más sonoro que se me ocurrió fue imprimir un documento de cien páginas. Al regresar, sin querer, pisé una baldosa suelta. Sonó tan fuerte que botó en la silla. Después de todo lo que había maquinado conseguí molestarla con algo casual e inocente. Tras la siesta de media hora estaba preparada, no para trabajar, no, que con eso envejece. Ella tenía en mente algo más interesante: intercambio de pulseras con Ana y compra de vinos por internet porque ¿cómo va a trabajar si ahora sabe que le pagan por dormir?


PD Sé que en ese viaje hizo travesuras, historias de esas jugosas que molan tanto de vez en cuando. Historias de esas que no deben contarse a nadie, ni siquiera a tus amigas pero que al final escupes para aliviar la conciencia o las emociones. No soy esa amiga con la que desahogarse. ¡Qué pena! Me quedaré con la intriga, que dura mientras escribo este post, y con el asco que me produce la hipocresía de los que critican las actitudes de los demás y ellos lo hacen peor.

4 comentarios:

  1. No es la primera vez que veo a alguien durmiendo en el trabajo pero siempre me sorprenderá. Yo lo quiero. Y luego está el eterno problema de la gente que ve como en igualdad de condiciones unos cobran por trabajar y otros por no hacer nada. Así que igualdad de condiciones nada. También me quedo con la intriga de lo que hizo ese fin de semana, las travesuras inconfesables. Pero esa intriga es culpa tuya y por la forma en que la presentas.

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  2. Me alegro de haber creado intriga en alguien :D La cosa debió de ser gorda porque lo sigue hablando con su amiga, pero en el zulo sólo le recuerda que no le diga nada a su marido (al de la amiga).

    La igualdad de condiciones es muy difícil. Nunca tendré los privilegios que tienen las otras dos personas que están bajo el ala de mi jefa, aunque reconozco que estoy mucho mejor que en otros departamentos de la empresa.

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  3. me gusta tu forma clara y espontanea al escribir
    me dejas sonriendo

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    1. Gracias, es lo más bonito que podías decirme. Me gusta crear intriga, pero me gusta más todavía que la gente termine sonriendo e incluso riendo. Un beso

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