viernes, 23 de octubre de 2015

Soy una cotilla: la invasión de los despachos

Prank, de Petrr
Prank, de Petrr
Voy a cotillear por el simple placer de hacerlo. Jekyll no es cotilla por naturaleza. Le gusta comentar cosas cuando vienen al caso, pero no va recorriendo las metas volantes a ver si le dan más puntos que a nadie por llegar primera con la noticia. A mí en cambio, me gusta bastante despotricar en este blog. Todo sea por que la salud mental de Jekyll se mantenga intacta.

Hoy pillaron a Sandra en una travesura. A principios de año murió su padre. Algo pasó en ese viaje porque, desde su regreso, empezó a salir a mediodía para hablar por teléfono. Ha hablado de todo en el zulo, quizás no tanto como la Lolas, tampoco conversaciones subidas de tono como ella, pero sí temas que debería dejar zanjados en su casa, incluido el pago de la luz para no quedarse sin calefacción en invierno. Al principio pensaba que subía al despacho de nuestra jefa, hasta que me fijé en algunos detalles que poco a poco dejó de esconder. El primero, la frecuencia. No era normal que subiera todos los días en la hora de la comida y además estuviera fuera tanto tiempo. No llevaba la libreta de notas, iba con el teléfono en la mano y los auriculares puestos y subía incluso el miércoles, el día que nuestra jefa iba al gimnasio. Cuando tuve claro que se iba a cotorrear me llamó la atención que no saliera con el abrigo puesto. Estábamos en febrero y ella no sale sin chaqueta ni con cuarenta grados. Entonces, ¿dónde se metía?

La llama que llama!, de Álex
La llama que llama!, de Alex
Desde septiembre del año pasado hay un despacho desocupado. Para entrar en él hay que pasar por el que da al pasillo, que es de una asistente que trabaja normalmente desde casa. Un día salí casi detrás de Sandra para lavarme los dientes y oí sus pasos encaminados hacia allí. Me sorprendió el morro que le echaba, sobre todo porque ese despacho seguía teniendo dueña aunque no apareciera a menudo. Mis sospechas se vieron confirmadas en junio, incluso le dediqué unas líneas en mi versión particular de La bella durmiente.

Hace unas semanas, la sustituta de la vieja de la limpieza me preguntó si sabía dónde estaba Sandra. Le había dejado las llaves de los despachos, se tenía que ir y estaba desaparecida. Pasaron dos cosas por mi mente. La primera, la super jeta de esta tía entrando en un despacho cerrado con llave. La segunda, su descaro por hacerle creer a esta chica que iba a dejar algo a un despacho, quedarse horas y horas en él sin devolver las llaves que son de uso común (no, no os preguntéis para qué sirven entonces porque yo tampoco encuentro respuesta).

The bad waiting, de enki 22
The bad waiting, de enki 22
Hoy al fin explotó la bomba, petardo en realidad porque nunca llegará a oídos de nuestra jefa. Una compañera nuestra está organizando un evento en el aula del edificio. Aunque está utilizando la mesa que dejó Juani la Loca, necesitaba hacer una llamada privada. A Grace se le ocurrió que podría hacerla desde el despacho de su jefe, que no estaba en ese momento, pero las llaves comunes no aparecían. Les preguntó a los de mantenimiento, no sabían nada. Fueron a la puerta del despacho y oyeron unos ruidos en el de al lado, el despacho vacío. No sé de dónde sacaron valentía para intentar abrir la puerta. Estaba cerrada con llave, claro.  De pronto se abrió y salió Sandra tan campante con las llaves en la mano, hasta que se dio cuenta de que las otras dos la miraban desafiantes. Grace le preguntó qué hacía en el despacho de Lucía, que no podía estar allí. De la bocaza de Sandra salió un balbuceito. Estaba cortada, puedo imaginármela porque a pesar de tener jeta para hacer lo que hizo, es tan insegura como yo. Eso sí, a pesar del corte que se llevó no bajó las llaves hasta que se marchó una hora después.

Al día siguiente dejó caer sin venir a cuento: “¿Sabéis que Lucía se muda al despacho vacío?”. Yo pasé del tema. Quería sonsacarme información porque me ha visto de palique con Grace más de una vez. Puede que me lleve bien con ella, pero de mí solo va a tener lo que quiera darle. Amistad y complicidad no entran dentro de mis elecciones.

4 comentarios:

  1. Pues bien hecho. Ahora, fuera del cotilleo, deberías averiguar para qué alguien tiene unas llaves de uso común. Si las tiene esta persona ya no son de uso tan común, se van privatizando. Y poco a poco se van convirtiendo en derecho. Pero vamos, que no quiero liarla más. Total... Y otra cosa, a día de hoy me sigue sorprendiendo que alguien duerma en el trabajo aunque yo mismo lo he visto. Precisamente vengo de leer una noticia sobre Grecia dónde dicen que van a poner literas para que mientras un compañero trabaja el otro duerma. Esto último lo digo por lo de La bella durmiente que he releído.

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    1. Lo de esas llaves es una farsa. Se supone que son las que usa el personal de limpieza y mantenimiento para entrar en los despachos. Como están en un sitio accesible las usa todo el mundo cuando se olvidan sus llaves. También es verdad que cuando no tienes dificultades para acceder a tu sitio privado porque hay un "apoyo" detrás, te da igual donde dejas tu llave personal. Al final lo que pasa es que estas llaves van de mano en mano, todo el mundo tiene acceso al despacho de los demás, así que cerrar el despacho con llave pierde todo el sentido. Incluso los "intrusos" podrían usarlas y no sólo porque sepan dónde se guardan, sino porque la gente es una dejada y han estado desaparecidas más de una vez.

      Y sí, a mí también me sigue sorprendiendo lo de las siestas de la gente. Pensándolo bien, poner un cuarto específico para eso sería mejor que el ver a la persona sobando y roncando a tu lado :D

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  2. Gracias por tu esplendido comentario
    Besiños

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    1. No sabes cuánto me llega al alma ese "besiños" :) En cuanto al comentario, si es por el que dejé en tu última entrada, me dejaste sin palabras. Ay, por cierto, voy a tuitearla :) MUAC

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