Dorotea:
Mike es calvo, flaco, tiene los ojos marrones y usa gafas de
metal gris. Nos conocimos cuando vino a su entrevista, supongo que no se
acordará. Diría que se acerca a los cuarenta, aunque probablemente la calvicie
lo haga parecer mayor. Es callado pero simpático, tiene una voz suave y su risa
es contagiosa. Habla inglés con acento americano porque su padre es de Estados
Unidos, su madre española. Tiene su puesto de trabajo en la última planta y las
dos veces que subí desde que llegó, vi un libro sobre su mesa. De vez en cuando
nos encontramos en la cocina y charlamos un rato.
Cuando supimos de su llegada, a mis compañeras les alegró
muchísimo. Creo que eran sinceras porque escondían un pensamiento malévolo: lo
imaginaban como su secretario y no el de nuestra jefa y eso hacía que echaran
las cuentas de la lechera y los números les cuadraran. Sin embargo, mi jefa les
paró los pies, lo acaparó y se les rompió el cántaro. Sandra pudo pegar los
añicos, Sara Pestes, más bruta, no pudo hacer nada con el suyo. Y Mike, aunque
colabora con ellas en algunas cosas, se dedica sobre todo a proyectos de Diana.
Lo que a mí me parece lógico, a la Pestes la enerva y Sandra lo va llevando
porque de vez en cuando le pide ayuda delicadamente con alguna tarea, pero está
a la defensiva y aún no sé por qué (en realidad sí, pero no tengo pruebas).