viernes, 2 de diciembre de 2016

Bronca de otoño

Hoy me han echado una bronca del copón. Hacía como cuatro o cinco años que no pasaba y lo más gracioso de todo es que no me la ha echado ninguno de mis jefes sino la directora del registro. Gracias a esta incidencia he descubierto que esta es otra de esas con una personalidad diminuta y que se ha cebado conmigo porque puede. Sin ser mi jefa directa, tiene una posición superior a la mía. No sé si ha dormido mal, si su marido le ha negado un polvo, si sospecha que su mujer la engaña o acaba de descubrir que su hijo fuma porros. El caso es que la excusa para ponerse como un basilisco era muy pequeña. Ni siquiera ha debido molestarse por algo que es su trabajo, pero como en muchas otras empresas, en la mía la ley que lo rige casi todo es la Ley del Escaqueo.

Mujer de tamaño normal, coge con los dedos a mujer diminuta
Day 69/365 - Little Me, de Nicole Hanusek
Trabajo en una empresa (Empresa A) que compró otra empresa (Empresa B). A efectos de marketing somos una, incluso puede que se vea a la Empresa A como parte de la B, cuando en realidad es al revés. El caso es que mucha gente aquí dentro piensa que somos todo uno, que todos trabajamos para todos y para lo mismo. Hasta cierto punto es así porque el dueño de las dos es la misma persona. Esta confusión se produce porque tanto A como B se dedican a lo mismo. Si A se dedicara a hacer cañones y B a fabricar preservativos, os aseguro que no habría lugar para el error, que persiste porque es muy cómodo olvidar esa separación, por ejemplo, para ahorrarse nuevos contratos. Para ciertos puestos, como los de profesor o conferenciante, quizás no tenga importancia esa confusión. Dan charlas en una y otra, sin embargo, las charlas en la otra empresa se las pagan.

Soy documentalista, la única tanto en A como B, y también la única persona que hace mi trabajo, que es dar apoyo a los profesores de A. Muy a menudo pasa que los de B necesitan ayuda para los mismos trámites, ayuda que tendría que prestarles un/a documentalista en B. Para qué, si ya estoy yo. Las de B lo ven como una obligación, mi obligación, cuando en realidad es un favor que les hago. Gratis. Y ellas, ala, a volar aprovechando que hay viento.

Hace unos días me puse en contacto con un profesor para preguntarle si había conseguido la Apostilla de la Haya en unos documentos. Supongo que no hace falta que diga que este tío es de la Empresa B y ellos siempre me dan problemas. Las personas que los tienen que coordinar y vigilar hacen mal su trabajo y lo cargan todo en mí, incluido el seguimiento. Como es un divo y sus papeles deberían ser conocidos hasta por el rey de Marte y yo las discusiones no me las trago, le comenté que podía consultarlo con la directora del registro, quizás ella podría darle una alternativa puesto que es la verdadera entendida en ese trámite.

Muñequita diminuta con vestido rojo sentada en el borde de un zapato blanco
Little Goody Two-Shoes, de JD Hancock
Intuía que la apostilla es obligatoria pero puede haber alternativas, no lo sé todo y, aunque podría averiguarlo, si hay una persona a la que consultarlo, ¿por qué no hacerlo? También hay gente que me consulta a mí de lo que realmente es mi trabajo. Pues esta señora se cabreó, un rebote de los gordos, porque le mandé a este chico sin haberla avisado. ¿Dónde cree que está subida? Si se le presenta cualquier estudiante, ¿qué hace? ¿Cabrearse con sus padres por dejarlo salir a la calle con esa ignorancia en la cabeza? Yo ya me estaba poniendo fina, aguantando las ganas de colgarle, cuando me dice que le envíe el documento de referencia que utilizamos con los profesores para que sepan qué traer. Utilizamos. La gota que colmó el vaso. ¿Es que esta señora no se ha enterado de que yo no utilizo nada porque esos profesores no pertenecen a mi departamento? Y se lo solté. Mi única réplica para que me contestara que se la mandara igualmente. Una ilusión porque tal lista no existe en B.

Durante toda esta conversación oía de fondo cómo su secretaria asentía a todo cuando me ponía verde. Escarnio público, sí señor. No le llegó con echarme la bronca sino que tuvo que activar el altavoz para hacerlo con audiencia. Ese es el nivel de egos y personalidades y así se lo voy a contar a mi jefa cuando nos reunamos para hacer balance del año. Sé que no va a servir de nada, los jefes seguirán siendo jefes y los de abajo tenemos que asentir y tragar muchas cosas (¡ojo! No todas), pero con un poco de suerte mi super jefe (que también lo es de la registradora en la Empresa B) sabrá a quién tiene al lado. Con eso me doy por contenta. Por el momento porque ya estoy tramando mi venganza.



PD Al final no me quedó otra que informar al profesor. Primero porque estas dos me mandaron la información de otro trámite y segundo, que ya que se escaquearon, al menos llevarme el mérito, ¿no?

8 comentarios:

  1. Veo que sigues puteada en tu trabajo... ¿y plantearse un cambio?

    ResponderEliminar
  2. Va por rachas. Llevaba año y medio "tranquilo", pero van dos, tres semanas... Me he planteado cambiar muchas veces, pero en nada de lo que he mirado me pagan tanto (y eso que cobro menos que muchas secretarias) y no tengo tantas vacaciones.
    Gracias por pasarte, Rita. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  3. Bueno, en eso de mirarte con prudencia lo del trabajo te entiendo. La situación puede cambiar a mejor, hay previsiones y ya te montarás en esa ola si puedes y cuando sea el momento. Y si tienes tú un tiempo muerto por ahí, siempre puedes ir buscando algo como dices que ya haces. Si encuentras la oportunidad, desde luego que puedes dar el salto. Aún sabiendo que hay riesgo. Pero que haya un cierto cálculo, eso siempre. Mientras tanto, tu comportamiento es acertado. Te tomas con humor lo que después de todo no es el Apocalipsis. De momento solo veo una bronca cuyo origen primero has detectado perfectamente. Eres perfectamente consciente de que el problema no eres tú. De que el problema reside en ella o en sus problemas o sus deficiencias. Y es una suerte. Hay mucha gente que ante una discusión con un superior se reduce y se autoculpabiliza. Se hacen daño en definitiva. Cuando la actitud inteligente es mirarlo con perspectiva y hasta sacarle punta(tu tienes la ventaja de tus letras para el desfogue). De todas formas este es el típico post con el que nos identificamos todos los que somos asalariados. Más tarde o más temprano cae sobre nosotros el marrón que no nos pertenece. Y lo sabemos. Y lo sabe el que nos lo endilga. Pero igual nos cae. Y el mal rato no te lo quita nadie. Sólo nos queda minimizar las pérdidas no dejando que ese mal rollo se quede mucho tiempo en nuestro ánimo.
    Bueno, me imagino que regresarás después del puente. Espero que lo disfrutes libre de pensamientos laborales.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Intento tomarlo con humor, pero no sé si esta vez lo he conseguido. Esta mañana hablé con ella por otro tema y, como despedida, metió el dedo en la herida y lo retorció. Es más pequeña de lo que pensaba, pero eso no me consuela. Y, como dices, intento también que no se quede mucho tiempo dentro, pero esta vez me ha costado demasiado.
      Feliz semana a ti también, espero que puedas disfrutar de los festivos.

      Eliminar
  4. me encanta tu blog es tu desahogo espiritual
    fenomenal Jamás necesitaras ir a un sicólogo como yo tampoco abrazos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ojalá sea tan efectivo, pero no estoy tan segura de que no lo necesite en el futuro :D Besos

      Eliminar
  5. Me encanta como ves la vida no solo cuando escribes sino también cuando comentas Continua asi
    Me encanta tu blog

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias. Ese poema (aquí: http://recomenzar.blogspot.com.es/2016/12/como-un-poema-olvidado-de-alguna-vieja.html, por si alguien lo quiere leer :) ), me encantó. A veces me tocan algo dentro, pero ese me hizo hablar como una cotorrilla.
      Besos

      Eliminar